Vivencias de un Veterinario en el Medio Internacional


 


 


 


VIVENCIAS DE UNVETERINARIO


EN EL MEDIOINTERNACIONAL

 

 

Discurso de aperturadel Curso 2001 ? 2002

Dr. D. José RamónPrieto Herrero

Académico de Número

10 de octubre de 2001

 

Hoy nos cabeel honor de presentar el discurso de apertura de este nuevo curso académicoque, trataré de exponer con todo mi cariño y entusiasmo, pese a lascircunstancias que vengo sufriendo, ya que hace, alrededor, de tres años mesometí a una operación de cataratas llevada a cabo por uno, a decir de lagente, de los mejores especialistas en la materia. No para mí, puesto que elresultado que tuve de la operación es pasar un año ciego, casi por completo yahora, después de tres años sometido a un tratamiento terapéutico, tomandoentre diez y quince comprimidos diarios y poniéndome dos gotas diarias en cadaojo por la mañana y por la noche, he recuperado de visión prácticamente nada,puesto que no se puede graduar en el ojo izquierdo y entre un 20 y 25% en elojo derecho; es decir, estoy incapacitado permanente para leer, escribir, conducir,deambular y, en general, llevar normal mi vida cotidiana.

 

Esto no medesanimó, cuando me lo pidió nuestro Presidente, he tenido que hacer unaexposición que vamos a titularla “Vivencias de un veterinario en el mediointernacional, memorizando totalmente y dictándoselo a un dictáfono para podertranscribir el texto.

 

En cierto modome está ocurriendo a mí como a mi gran amigo y maestro, Carlos Luis de Cuenca yGonzález Ocampo, que estamos terminando nuestra vida, venciendo, de cualquiermanera, la ceguera que Dios nos ha mandado, en estos últimos años de nuestravida.

Mi afición atrabajar en los medios internacionales viene de muy lejos, fue –creo yo– quehacia 1953 me invitaron a hacer un viaje a Argelia, la Sociedad Veterinaria deZootecnia de aquel país al mando de la cual estaba el profesor Jore D’Arces .

 

En Argel tuveque asistir a una reunión en e1 Colegio de Veterinarios, allí llamado Sindicatode Veterinarios, en la que se me invitó a pronunciar una conferencia, la que yoeligiera, pero me pilló tan desprevenido que yo no llevaba ningún medio deinformación y tuve que recurrir también a la memoria para dar una conferenciasobre el merino español, comparado con el merino ramboyé.

 

Salimos delpaso, quedamos bien.

 

Posteriormentefui a diversos congresos y reuniones internacionales, de muchos tipos, entreellas destacó el Congreso Panafricano de Zootécnia celebrado en Argel en 1954.Y allí tuvimos una vivencia, en principio, hasta desagradable.

 

Teníaque pronunciar el discurso de apertura del Congreso el profesor De Wyst, pero aun par de horas, o menos, de la sesión de inauguración, comunicaron al profesorD. Carlos Luis de Cuenca, la imposibilidad de acudir el Prof. Dde Wysta lasesión de apertura y fue el profesor De Cuenca el que en breves minutos, memandó buscar una máquina de escribir.

 

Nos sentamoslos dos en una mesa y él iba haciendo el discurso en español, escribiendo amáquina, y pasándome a mí cada folio para traducirlo al francés y pasárselo asu vez a una de las secretarias para que lo pusiera en limpio.

 

Hizo undiscurso increíblemente bueno porque en el poco tiempo que tuvo, elaboró undiscurso sobre la metrópoli que dejó maravillados a la mayor parte deasistentes, hablando de la historia de Argel y comparándolo con el esfuerzo yel medio internacional en el que habían trabajado allí todos los veterinariosanteriores a nuestra época.

 

Fue undiscurso histórico-profesional que recordaré toda mi vida.

Al profesorDe Cuenca le hice una consideración; que no se podía hacer eso en tan pocotiempo y me dijo:

 


?Yono sé cantar Misa, pero si me veo forzado a cantarla la canto?.

 

Y es lo queestoy aplicando hoy porque estoy tratando de cantar una Misa a base delrecuerdo profesional que tengo de todo lo que me ha acontecido en este mediointernacional.

 

En Enero de1957 me trasladé a Estados Unidos, con una beca del I.C.A. (InternacionalCooperation Administration), para seguir un curso sobre análisis de piensos ymercados ganaderos en la Kansas State University.

 

La duraciónfue de 6 meses con resultados magníficos. A mi regreso se montaron nuevastécnicas de análisis en el Patronato de Biología Animal y se trataron demodificar algunos mercados ganaderos importantes de España.

 

Fuimosdestinados a Toledo como Inspector Provincial de Sanidad Veterinaria; al mismotiempo, estuve colaborando a formar la Cooperativa de Ganaderos de la cual fuiel Director Gerente.

 

Por aquellosprimeros momentos, me trasladé a Dinamarca en un viaje que realizó laAsociación Veterinaria Ritena, liderados por Juan Amich Galí.

 

Fuimos a vertodo lo relacionado con la nutrición animal y más específicamente con lazootecnia.

 

Tengo cosasfantásticas que transmitir porque en las explotaciones de ganado porcino, enaquella época, el líder de todos los países porcinocultores era Dinamarca.

 

Regresamostras visitar fábricas de piensos, explotaciones de porcino, centros deselección, mataderos, etc., a Toledo y nos vino la idea de organizar otravisita a Dinamarca con ganaderos de la Cooperativa y así se hizo.

 

Preparamos,organizamos el viaje y nos trasladamos a Dinamarca, recorrimos íntegramente elpaís viendo explotaciones de ganado porcino, alguna de ganado vacuno einstalaciones de mataderos y de salas de despiece de cerdos.

 

Fue muyfructífero este viaje de los ganaderos a Dinamarca, donde pudieron ver lalimpieza de las explotaciones porcinas por un lado, y algunos artilugios queutilizaban para mejorar la producción, como por ejemplo, que tenían todo elganado porcino de algunas explotaciones los comederos en alto para lo cual,para comer se veían forzados a hacer flexiones sobre los cuartos traseros ymejorar la producción de los jamones puesto que esta gimnasia funcional lesobligaba en las tres veces que comían al día, a levantarse sobre sus, cuartostraseros y de esta manera aprovechar la oportunidad de comer subiendo y bajandopor lo cual se hipertrofiaban los músculos de los cuartos posteriores sobre elresto del desarrollo de la canal.

 

Pero aún fuemás instructivo para ellos que, en una conversación con un ganadero, vieron laformalidad con que trabajaban forzadamente, por supuesto, porque en aquellosmomentos, por ejemplo, tenían que dar para exportación, el 60 ó 70% de suproducción y se lo pagaban a –quiero recordar que eran– a tres coronas el kilomientras que lo destinado al consumo nacional se lo pagaban a cinco coronas elkilo, más o menos.

 

Yo mismo ledije que era bastante fácil hacer una trampa para declarar mayor producción yde ese 60% ó 70% que destinaban a la exportación y mayor cantidad para consumonacional, con lo cual, obtenían un beneficio económico superior. El ganaderorespondió enseguida de una forma muy fácil de entender y explicó que Dinamarcaes un país pequeño y que pronto estaría saturado el mercado nacional y, sinembargo, serían incapacitados para volver a exportar.

De esta formapensaron los ganaderos que la seriedad, en la producción y comercialización, esuno de los factores que hicieron progresar rotundamente a Dinamarca en aquellostiempos.

 

Tan así fueque hemos podido comprobar posteriormente que muchas de las cosas que vimos enDinamarca, se implantaron en Toledo, dada la practicidad y efectividad de lasmismas, esto dio lugar al inicio de un fuerte desarrollo de la porcino-culturaen esta provincia.

 

Poco tiempodespués me llamó a Madrid el entonces Subdirector General de SanidadVeterinaria, D. Alfredo Delgado Calvete, para que me viniera a trabajar a laSubdirección.

 

Para mí eradifícil tomar esta decisión, porque yo había terminado de trabajar en Toledo yestaba trabajando para la firma Protéctor, en el Comité de EstudiosInternacional. Tenía que hacer aproximadamente un viaje de una semana cada mesa Bruselas, para explicar a la central de Protector los logros que se habíanobtenido en España y a su vez recibir instrucciones para trasladarlas a laempresa en España, para la mejora de nuestras actuaciones.

 

Don AlfredoDelgado Calvete me volvió a llamar, tuvimos una conversación, hablé con laempresa y me dijeron que no importaba, que ellos admitían que trabajara en laAdministración, pero que no me desmembrara de la empresa Protector por lo quetuve que continuar con las dos cosas, lo cual se me hacía francamente duro ydifícil pero seguí un tiempo así.

 

En la extintaDirección General de Sanidad, se me nombró Jefe de la sección de Inspección deCarnes y Productos Cárnicos y el Subdirector me incorporó, en aquellos tiemposa los trabajos de redacción del Código Alimentario Español, en las comisionesde carnes y productos cárnicos.

 

Con talmotivo me recorrí, por supuesto, todos los mataderos y todas las industriascárnicas, hasta las chacinerías menores, para ver cómo y en qué condiciones setrabajaba.

Después dehaber valorado la situación, el Subdirector General me ordenó que,independientemente de mi trabajo en Madrid o en España, mejor dicho, tenía queincorporarme a la participación en todos los comités relacionados con laproducción de carne y productos cárnicos del Codex Alimentario Mundi, porque seestaban llevando al mismo tiempo la redacción del Codex Alímentario Mundi y delCódigo Alimentario Español.

 

En esosmomentos, tuve que participar en los comités de Formación de Canales y Piezasen Kuhlembach (Alemania); en Dinamarca donde el Codex Alimentario Mundi, con sucomité, trataba de aditivos aceptables para incorporar a los productoscárnicos; en Londres donde también existía un Comité del Codex AlimentarioMundi que trataba de las salas de despiece y las posibilidades de hacerincorporación de aditivos a los productos cárnicos, en forma de piezas de las canales.

 

Tambiénviajamos, en numerosas ocasiones, a Estados Unidos para seguir el comité demataderos de aves que tenían su sede en Washington, despiece de pollos ytécnicas para incorporar a las cadenas de sacrificio, para optimizar lapresentación de las canales en el mercado, así como el aprovechamiento depiezas de aves.

 

Todo estoconsistía en que yo tenía que estudiar la documentación que se nos enviaba ypreparar la participación e informar posteriormente a nuestras autoridades decuanto acontecía en estos países. Sirvió de mucho para modificar, en ciertomodo, la redacción de lo que estábamos haciendo en los Comités del CodexAlimentario Español y fue, yo creo, nuestra labor bastante fructífera.

 

También enaquella época nos envió la Subdirección General para que visitáramos todos losmataderos posibles de Europa e incluso los de Sudamérica y alguno deNorteamérica porque tenían la intención de redactar un Reglamento General deMataderos para abandonar el Reglamento que se nos imponía entonces y que databade mil novecientos veintitantos.

 

En aquellasfechas, nuestra labor con todo el equipo que me acompañaba de veterinarios,logramos convertir los mataderos en cosas algo más serias de lo que teníamos enesos momentos y, especialmente se dio un vuelco en el concepto de mataderos deaves, porque se dictaron normas concretas y se fue inspeccionando y dandofacilidades para adaptaciones y verdaderamente, los polleros se convirtieron enindustriales de mataderos de aves.

 

Asimismo, secrearon mataderos frigoríficos que ya podían ser comparables con muchos de losmataderos europeos. En aquellos momentos el Subdirector General me mandó aArgentina a un congreso de hidatidosis en el que participaba también nuestrocompañero y amigo Laureano Sáiz Moreno, no por la intención de la hidatidosis,que siempre era para mí muy necesaria, sino que para una que una vez terminadoel congreso, que se celebró en San Martín de los Andes, yo me dedicara avisitar los mataderos frigoríficos de Argentina, Uruguay y algunos de Brasil,para ver cuál era la trayectoria que debíamos montar para hacer latransformación en España. Efectivamente, esto tuvo un eco bien acogido por lospropios industriales de mataderos y se construyeron e inauguraron mataderosfrigoríficas comparables a lo de cualquier otro país europeo, al menos.

 

En Argentina,vimos mataderos magníficos, pero no eran comparables ni eran aprovechabas lasideas para copiarlas en los mataderos españoles pero, sin embargo, sí vimos lassalas de despiece que ya era mucho más asequible montarlas en nuestro país.

 

En Uruguay,vimos mataderos de capacidad de sacrificio semejante a España y muchas de susinstalaciones se utilizaron como modelo para emplearlas aquí y así se hizo.Llegamos, en aquellos tiempos, a tener ya, un plantel de mataderos y salas dedespiece dignos de enseñar a cualquier persona e institución.

 

Después deesto, o al mismo tiempo que esto, se me nombró por parte de la DirecciónGeneral, Asesor de la Unión Nacional de Mataderos Frigoríficos, paraacompañarnos a las reuniones que a nivel europeo, celebraba la AsociaciónEuropea de Mataderos en Bruselas, donde teníamos que ir cada dos o tres meses ydespués se celebraba un Congreso internacional en cada uno de los estadosmiembros.  Asistimos a ellos en Italia,en Bélgica, en Francia y, por último, tuvimos una reunión en Madrid, unCongreso Internacional de Mataderos en Madrid, donde tuve la oportunidad depronunciar una conferencia sobre el matadero ideal, captando el interés y laatención de la mayor parte de los asistentes.

 

Algún tiempodespués se me envió a hacer un curso internacional celebrado en Roskilde(Dinamarca) en el Instituto de la Carne.

 

Fueinteresantísimo, el curso que duró tres meses, aprovechando un verano yorganizado por FAO, sobre “Construcción de Mataderos”, no solamenteconstrucción, sino construcción e instalación de mataderos en el que?resumiendo– se nos dieron las pautas para construir e instalar mataderos,desde el lugar de ubicación hasta se nos marcaron los hitos para decir qué eralo que había que instalar y qué era lo que no se debía de instalar y losporqués de cada cosa.

 

Se llegó ahablar de la destrucción de cadáveres y decomisos, entonces, uno de losasistentes de un país africano dijo que eso en su país no se podría utilizar porqueemborracharían a la población e irían derechitos a las calderas para hacer latransformación en harina de carne.

 

Nos hizo muchagracia a todos pero él insistió que no era por gracia sino que era verídicocuanto él decía.

 

Yo me apliquéal llegar a España en informar a mis autoridades, para dar consejos a losmataderos y salas de despiece en construcción y en instalación, cosa que fuemuy bien acogida por los promotores de construcción de mataderos y salas dedespiece que llegaron a ser francamente buenas.

 

Conocí, enaquel tiempo, también mataderos de Italia, de Alemania y de algún otro paíseuropeo.

Siguiendo estapauta, se produjo el relevo del Subdirector General de Sanidad Veterinaria y enaquellos momentos de reorganización en la Subdirección se hicieron algunaspropuestas de seguir allí, pero tuve una propuesta muy firme del DirectorGeneral de la Producción Agraria del Ministerio de Agricultura, en aquellaépoca Don Fernando Abril, para que me fuera a trabajar al Ministerio deAgricultura.  Pensé muy bien el asunto yla pauta que yo debería seguir, al final acepté cuanto se me ofrecía en elMinisterio de Agricultura como Jefe del Servicio de Inspección.

 

Estuve unoscuantos meses estudiando la posibilidad de crear los lazaretos o las estacionesde cuarentena, porque nosotros, con la cantidad de puntos que tenemos de accesoera muy difícil hacer un control veterinario de todas las importaciones decarne, productos cárnicos, leche en polvo, leche natural, productos lácteos,etc. Y entonces, en uno de mis viajes, me enteré en Estados Unidos que con unpaís tan grande no tienen autorizadas más que en una frontera con Canadá, conservicios veterinarios, una en el Océano Atlántico, otra en el Océano Pacíficoy otra con Méjico.

 

Estuvehaciendo el estudio de poder implantar y obligar a que todos los transportes deimportación-exportación de productos cárnicos, carnes, leches o lechesmanipuladas, pasaran por tres, cuatro o hasta cinco fronteras en España. AFernando Abril, le gustaba, y le apasionaba un poco, el proyecto, pero pocosmeses después también, fue relevado de su puesto y me quedé algo perplejo, enel aire, ante la situación mía.

 

Inmediatamentedespués del relevo de Don Fernando Abril –que en paz descanse– se me nombróSubdirector General de Sanidad Animal. Así se hizo, yo acepté diciéndole alDirector General que si él me creía útil, bien, pero que yo llevaba muy pocotiempo en el Ministerio de Agricultura y que no me podía comprometer a llevarla Subdirección General.  El Director medijo que de todas maneras él quería que fuera así y así fue.

 

Estuvetrabajando como Subdirector General haciendo todo lo que se podía, gracias a ungran equipo que existía en aquella Subdirección, algunos de los compañerosestán presentes hoy aquí como académicos.

 

En la décadade los 70 o finales de los 60, fueron algunos de los países del Este los que seinteresaron en establecer relaciones técnicas y comerciales con España, lo quenos obligó a desplazarnos a algunos de estos países de la Europa Oriental.

 

El primero fueHungría donde nos acompañó mi amigo y colaborador Dr. D. Luis Merchan,visitamos explotaciones de ganado equino, albergados en verdaderospalacetes.  También visitamos un centrode selección porcina con anexos de cría, engorde e incluso matadero. Nuncahabíamos visto una explotación porcina de semejantes dimensiones y tan biencuidada.

 

También, eneste país visitamos mataderos de aves, en donde no encontramos nada queresaltar.

 

Por últimovisitamos Bulgaria donde tuvimos algunos problemas.

 

Nos esperabanlas autoridades del país en el aeropuerto, desde donde nos trasladaron a unhotel en Sofía, para el Dr. Merchan y para mí nos dieron una sola habitación,no demasiado acogedora, reclamé en recepción para que nos diesen 2habitaciones, lo exigí seriamente y nos dieron 2 habitaciones.

 

El Secretariode la Embajada nos explicó, al día siguiente, que en la 1ª habitación, estaríaninstaladas todas las escuchas.

 

Nuestra misiónera discutir un posible acuerdo sobre sanidad animal y métodos de estructuracióny debate del posible acuerdo con una intérprete del Búlgaro al Francés y a lainversa para ellos, terminamos la redacción del acuerdo y me insistieron, deuna forma contundente, para que personalmente yo lo firmara.

Les respondíque no tenía poderes de mi gobierno para firmarlo.  Pedí por teléfono que me pusieran con mi Director General ycasualmente al otro lado del teléfono salió mi esposa repetidamente.

 

Siguieroninsistiendo en que yo firmara, respondí que lo más que podía hacer era rubricarel margen de cada página y ellos lo mismo para que quedase identificado elacuerdo.

 

Por la noche,en el domicilio privado del Secretario de la Embajada llamamos al domicilioparticular del Director General y volvió a salir mi esposa.

 

Al final logrémuy tarde hablar con el Director y le pedí que me llamara él a mí, para evitarlo ocurrido además de explicarle nuestra situación.

 

Al díasiguiente debió llamar el Director, a su homólogo, en Sofía y acordaron entrelos dos aceptar lo propuesto por nosotros. Pese a todo ello, nos otorgaron unagran hospitalidad.

 

Al pocotiempo, el Director General nos comunicó al Subdirector General de Plagas y amí como Subdirector General de Sanidad Animal, que realizáramos un viaje aSudáfrica, porque habida cuenta que las estaciones no se superponen, las deSudáfrica y las de España, se iba a hacer un intento de importar desdeSudáfrica carnes y productos cárnicos, por un lado, y frutas y verduras que, enla época de escasez de estos productos en España, podrían llegar a venir productosprocedentes de la República Sudafricana.

 

Nos recorrimosel país viendo instalaciones de carácter vegetal, informándonos de plagas,tratamientos de plagas, etc. Y luego, por otra parte, estuvimos viendomataderos e industrias cárnicas; al mismo tiempo que ganaderías de ganadovacuno y de ganado porcino.

 

Pudimoscomprobar que ya en aquella época, año 70 más o menos, ya utilizaban los chipspara la localización e identificación de ganado vacuno y en ganado porcino,algo que no hace muchos años se ha instalado en España, pero solamente para laidentificación de caninos.

 

Estuvimostambién, por otra parte, visitando mataderos y quiero recordar uno de ellos queestaba en la República del Sudoeste de la República Sudafricana (Namibia),porque, a parte de ser una construcción magnífica y unas instalacionesestupendas, este matadero contenía lo que yo llamé el tercer grifo, es decir,que tenía suministro de agua caliente, de agua fría y de agua que corría atemperaturas próximas o alrededor de 5º C para lavado de canales, de algunaspiezas, lavado del quinto cuarto, en fin, fue francamente satisfactoria lavisita de Sudáfrica que, al final, yo no sé si fue por razones políticas o porotras razones, no se llegó a ningún acuerdo definitivo.

 

Vimos tambiénmataderos en Rodesia, hoy Zimbawe, vimos cosas en Rodesia muy curiosas, comofue, una instalación de una granja de cocodrilos para suministro de carnes y depieles.  Fue algo difícil de comprender,pero que tenía la instalación completa de crianza, sacrificio y preparación decarnes y pieles en la misma empresa y la misma ubicación.

 

Nos vinimosmuy contentos con lo que habíamos apreciado en Sudáfrica, aunque algunosmataderos también tenían sus carencias y también tenían sus defectos, yo nodiría tanto como importantes, pero que al lado de tanta perfección algunos seveían vetustos y aparte de vetustos con sus instalaciones no demasiadoplausibles. También vivimos una situación estupenda porque se nos invitó aconocer y a visitar el Parque Kruger, en reserva, y nos dimos cuenta que en loslímites con otros países existían alambradas dobles con la parte superior deunos dos y medio a tres metros de altura, la parte alta doblada para quehiciera el techo con el fin de que no saltaran las fieras de un lado a otro paraevitar la posibilidad de transmitir enfermedades y epizootías.  Fue francamente didáctico este viaje, aunqueno se pudieron realizar las metas que nos llevaron a ello.

 

Al hacermecargo de la Subdirección General de Sanidad Animal se intensificó mi trabajointernacional, porque inherente al cargo de Subdirector General de SanidadAnimal, viene la representación permanente ante la OIE (Oficce Internacional deEpizootias, con sede en París), al cual hay que dedicar una atención muyespecial.

 

Después de la Asambleaanual de esas que se celebran regularmente y después de participar en unaanterior yo me di cuenta que con la peste porcina que nos estaba ardiendo ennuestro país, resulta que no teníamos ayuda de nadie, absolutamente de nadie,se realizó un estudio que me indicó la cantidad de millones que llevábamosinvertidos sin resultado alguno, invertidos y contables, nada de estimacionesque se ha perdido un mercado, lo que costará recuperarlo, sino de datoscontables, verificables y gastados.

 

De todo esto,preparamos un estudio en la Subdirección General y fuimos a la Asamblea deParís del año siguiente.  Estuvimosoyendo algunos, poniendo reparos.  Toméla palabra para decir: “Señores, como ustedes bien saben — porque noshabían venido a visitar en varias ocasiones –, tenemos hecha una barrerasanitaria en la zona norte del río Ebro para proteger a Europa de la pesteporcina africana?.  Pues bien, lesanuncié que nuestro gobierno no tenía más dinero destinado a la lucha contra lapeste porcina y que, por lo tanto, esa barrera del Ebro, barrera sanitaria delEbro y otras barreras que se tenían instaladas desaparecían, con lo cual sinosotros habíamos gastado –digamos– 17.000 millones de pesetas en la luchacontra la peste porcina africana de 10 millones de porcinos, aproximadamente,que se fuera preparando Europa donde pasarían de los 150 a 200 millones deporcinos, los censados, y que se fueran preparando a invertir dinero y asufrir, como estábamos sufriendo nosotros.

 

Empezamos apreparar un estudio sobre la situación de la peste porcina africana, con todasu historia y con todas las luchas habidas en España y celebramos una reunióncon la asistencia de todos los países de la Comunidad Económica Europea deentonces, más representantes de FAO y de OMS, en Ávila. Tuvo gran éxito, fuerandías de trabajo intensísimos y posteriormente se empezó a poner en marcha todala trama de ayudas por parte de los estados miembros de la C.E.E. al frente,para tratar de ayudar a España en todo lo posible.

En esteínterin de tiempo, el Director General de la Producción Agraria decidió mirelevo, lo cual no me pilló desprevenido porque no teníamos un despacho cordialpero, no obstante, me quedé un poco perplejo, deambulando algún rato por lospasillos del Ministerio.

 

Me encontrécon el Subdirector General de Asuntos Internacionales y me preguntó qué mepasaba, yo concretamente le respondí que ?estaba en el paro?. Me ofreció, casiinstantáneamente, irme a trabajar con ellos en la Subdirección de RelacionesAgrarias Internacionales y, más concretamente, me ofreció con cierta reservados puestos, uno como Consejero de Agricultura en Ginebra y otro como Consejerode Agricultura en París; me refiero, por supuesto, Consejero de Agricultura enla Misión Permanente de España en Ginebra y como Consejero de Agricultura en laEmbajada de España en París.

 

Todo ello lotendría que hablar con el Ministro y el Ministro me llamaría para decirme enqué consistía mi trabajo.  Y así fue, aldía siguiente fui a visitar al señor Ministro de turno y me ofreció estos dospuestos: Consejero de Agricultura en la Misión Permanente de España en Ginebray Consejero de Agricultura en París.  Yohabía consultado ya con la familia y decidí Consejero de Ginebra.

 

Efectivamentemi cese se produjo en octubre y en octubre estaba yo ya en Ginebra buscandopiso para trasladarnos allí.  El puestoera por cuatro años. Bien, las cosas así y ya encontrando piso, en diciembre,tras los trámites de hacer la propuesta del Ministro de Agricultura al Ministrode Exteriores que aceptó y después de pedir el PLACET que otorgan lasautoridades suizas, se procedió al nombramiento.

 

Tanto elEmbajador como el resto de los diplomáticos y empleados de la Embajada mehicieron una recepción muy afectuosa y el Embajador me llamó a su despacho paradarme consejos y para decirme que había que ser muy discreto, callar cuandohabía que callar y escuchar cuando había que escuchar e informar prácticamente,de todo lo interesante, en el tiempo más breve posible.

 

Mi trabajo enGinebra consistía en recibir la documentación de todas las reuniones a celebrarpara yo ir seleccionándolas y asistir prácticamente a las que trataran de temasagrícolas o ganaderas y posteriormente enviarlas a Madrid con un pequeñoresumen y pidiendo instrucciones de nuestra actuación a los servicios centralesen el Ministerio de Agricultura.

 

Esto se hizoasí, pero jamás recibí instrucciones del Ministerio de Agricultura para ningunade nuestras actuaciones.  Lo comenté conel Embajador y me dijo que normalmente eso era lo mismo que ocurría a ellos,por lo cual usaban una ?coletilla? en sus pequeños informes pidiendoinstrucciones diciendo: ?que de no recibir instrucciones en contrario nuestrapostura en dicha reunión, en tal aspecto o en tal otro, sería tal?, y en el casode que no recibiera ninguna información ya tenía yo campo abierto para actuarcomo fuera, pero siempre con la discreción que me había recomendadoanteriormente.

 

Los organismosinternacionales en los cuales tenía que participar eran Naciones Unidas, perono Naciones Unidas como tal en la Asamblea, yo podía asistir a la Asamblea,pero sin voz ni voto porque asistía concretamente el Embajador. Yo debíaasistir, también, a los diferentes organismos que hay dentro de Naciones Unidascomo son: UNTACD (Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo), siempre quefueran en temas agrícolas o ganaderos.

 

Después deUNTACD también tuve que asistir a la Conferencia del Mar que no fue para mí muyinteresante porque se trataba casi todo de Derecho del Mar. Pero me fue muyútil para percatarme del funcionamiento de todas esas organizaciones. Sinembargo, sí intervine en la Conferencia del Yute, intervine en la Conferenciadel Aceite de Oliva e intervine en otras conferencias como el Acuerdo en Cacaoy el Acuerdo del Café, porque nosotros como productores no tenemos ningunaimportancia pero como importadores sí hay importancia y mucha responsabilidaden ello. Intervine en otra serie de conferencias de Naciones Unidas. Las másimportantes para mí fueron las reuniones de CEPE, Comisión Económica paraEuropa de Naciones Unidas.

 

Porque dentrode ella hay una División de Agricultura donde ahí existen reuniones de distintocarácter y de distinta importancia. Estuvimos yendo a todas ellas ypuntualmente al terminar las sesiones, yo mandaba un informe extenso alMinisterio de Agricultura para que estuvieran informado de todo lo que se habíaacordado en Ginebra y de las gestiones que se habían realizado.

 

Dentro deCEPE, en la división de agricultura, actuamos muy intensamente, pero observamosque alguna de las reuniones, trataban, por ejemplo, de la construcción de lostractores, y su entretenimiento: también algunas de ellas trataban de lanormalización de productos agrícolas y ganaderos. Todo ello me llevó a unaconclusión: que había interferencias entre distintos organismos internacionalesporque si la FAO llevaba la normalización de productos, pues era hacer doble lalabor a desarrollar, no obstante seguíamos en ellas.  En el comité que nos reuníamos se llamaba Comité de ProblemasAgrícolas. Al cabo de los años de asistir a estas reuniones me eligieron porvotación para ser Vicepresidente del Comité y un año o dos más tarde,Presidente del dicho Comité de Problemas Agrícolas.

 

Una vez queocupé la Presidencia, me empecé a preocupar de cambiarle el nombre, razonandoque el Comité de Problemas Agrícolas se creó para ordenar, en lo posible, laagricultura después de la Segunda Guerra Mundial, pero ya habían pasado muchosaños y ya no se debía llamar Comité de Problemas Agrícolas, sino Comité deAgricultura, incluyendo en el Comité de Agricultura todo lo referente aganadería.

 

Primer puntoque se aceptó y que todo el mundo quedó encantado y se hicieron algunosretoques para no interferir con labores de FAO y de otras organizaciones internacionales.Esto a quien no sentó bien fue a algunos funcionarios de la Secretaría delComité, ¿por qué?, pues porque ellos eran los que dominaban todo esto y ademástenían la oportunidad que, como algunas de las sesiones de los comités secelebraban en países distintos, estar viajando. Incluso celebramos un Comité deAgricultura en Madrid, que lo presidió nuestro amigo y compañero José LuisGarcía Ferrero.

 

Estába tomandomucho auge todo ello hasta el punto de que uno de los funcionarios deslealeshizo una convocatoria del Comité de Agricultura sin contar conmigo, que era loque venían haciendo, porque la mayor parte de los presidentes eran y vivían enel extranjero, pero yo estaba en Ginebra permanente, lo vi, di una queja alDirector de la División y desapareció de Ginebra aquel funcionario.

 

A otroorganismo que dedicamos muchísima atención fue GATT (Acuerdo General deComercio y Aduanas). Aquí participamos muy activamente porque, poco tiempodespués de incorporarme a Ginebra ,empezó la Ronda Uruguay y entonces tuve queestar presente en las reuniones preparatorias, no sólo las que se celebraban enGinebra, sino las que se celebraron en Canadá, las que se celebraron en otraspartes del mundo, porque la Ronda Uruguay, que abarcaba todos los aspectos del GATT,tenía como finalidad la agricultura. Al inicio en las reuniones preparatoriaspara organizar la ronda de Uruguay se quería hacer un comité de agricultura ypesca, conjuntas y, sin embargo, el Presidente de nuestra delegación no loaceptó, vino incluso a dialogar con nosotros el director general del GATT señorDunkel y nos dijo que era un error en aceptarlo, sino que pidiéramos lacreación de dos comités. Yo creo que fue un error porque el Comité de Pesca noshubiera podido servir en, muchos momentos, de moneda de cambio para lasnegociaciones.

 

La agriculturatuvo reuniones escabrosas, y ya digo, tanto en Montreal, en Canadá como enGinebra, pero la cosa no iba tan bien hasta tal punto de que yo pensé que elGATT iba a desaparecer y que algo se crearía entonces, algunos de miscompañeros me dijeron que cómo se me ocurría pensar eso y yo lo pensé porque vien un momento un acercamiento inexplicable entre la delegación de EstadosUnidos y la delegación de la Comunidad Económica Europea. Y, efectivamente, hacetres años cambió, se deshizo EL GATT y se creó la Organización Mundial deComercio.

 

Antes de lo dela Organización Internacional del Comercio, en el GATT había un ConsejoInternacional de la Carne de Vacuno que funcionaba perfectamente y se conocían todoslos datos del comercio de la carne, de la producción, etc. Pero yo tenía unaparticipación muy directa y con mucho interés y un día propuse que no erademasiado válido nuestro trabajo porque habría que ocuparse primero de todaslas carnes, incluso de las producciones de alimentos para ganado, cereales,etc., etc. Y entonces pues se aceptó esa propuesta e incluso, en la reuniónsiguiente del Consejo Internacional de la Carne, se me propuso paraVicepresidente y posteriormente, un año después, se me propuso por la ComunidadEconómica Europea Presidente del Consejo Internacional de la Carne. Porunanimidad, pese a que alguien en nuestra propia casa estuvo haciendo muchosintentos para que no me presentara la Comunidad Económica Europea y hubo queresponderle que dijera si era que me había llevado la caja de algún sitio o, delo contrario, que ellos me presentarían porque era una persona útil para elConsejo Internacional. Y fui el primer español que presidió el ConsejoInternacional de la Carne y creo que casi ningún otro Consejo lo habíapresidido, ni lo presidía ningún español en aquella época ni en épocasanteriores.

 

También,asistíamos con mucha frecuencia al Consejo Internacional de Leche y ProductosLácteos. Yo lo tomaba pues como menos especialista para los productos lácteos ya la carne pero creo que era también de un interés sumo, un interés enorme y,sin embargo tengo que decir, para mi desgracia, que en catorce años que estuveen Ginebra, aunque fui para cuatro, muy pocos –los podría contar casi con losdedos de una mano– fueron veterinarios ni para arroparme ni para ayudarme.Esto es una cosa que me causó a mí mucha pena y nunca se puso remedio contraello, porque a Ginebra iban muchos, muchos ingenieros agrónomos a casi todoslos comités y veterinarios, ya digo que en los catorce años los podría contarcon los dedos de una mano, o a lo mejor exagero, desde luego, con los dedos delas dos manos estoy seguro que no.

Después de unpunto y aparte quiero recordarles que en esta disertación yo dije que a lospocos días de tomar posesión en la Misión Permanente de España en Ginebra se medesignó como Consejero de Agricultura en la Embajada Bilateral de España conSuiza con sede en Berna.

 

Mi misión erainformar de todo lo que pasaba en Ginebra, más o menos, al embajador y al mismotiempo prestarle nuestros servicios cuando los necesitara y me llamara paraello.

 

Estuvimosdurante los catorce años al servicio de la Embajada de Berna, yendo una vez almes para cambiar impresiones con el Embajador y me llevé sorpresas yexperiencias muy agradables porque uno de los embajadores, Adolfo MartínGamero, después de que me presenté a él y cambiar unas impresiones, me dijo:?Oye, pero yo te conozco ¿en qué embajada hemos estado juntos?”. Y yo ledije. “Pues no, Embajador, en ninguna, yo no he estado en ninguna”.Me dijo: “Pues qué raro porque tu cara me suena mucho”. Le dije:”Pues, embajador, cierto, y a mí también la tuya pero es por motivosdistintos, porque yo he estado contigo en el equipo de Castilla de esquí quecuando tú empezabas a retirarte yo empezaba entonces a estar en elequipo”. Se levantó súbito, fue al despacho que estaba al lado del salóndonde estábamos conversando, me sacó una fotografía y me dijo: ?¿Quién eseste?? “Miguel Arias”, “¿quién es este?”, “PepeArias”, “¿quién es este? “Celestino Ceballos”, ¿quién eseste? “Toni Castro?.  En fin,estuve recordando todos los que estábamos fotografiados y me dijo: “Y esteeras tú”. Digo: Sí, ese era yo”. Dice: “Pero a mí no me suenanada como José Ramón Prieto?.  Digo:”Claro, efectivamente, no te tiene que sonar porque yo tenía entonces unapodo.

 

Al poco tiempome encontré con otra persona que me cerró el paso con su coche en una estaciónde esquí y me dijo: “Pero ¿tú dónde vas?”. “Yo a esquiar ¿yusted?”. Nos vimos la matrícula los dos que la mía era de Ginebra y la deél era de Berna, matrícula de los coches diplomáticos españoles y resulta queera Pan de Soraluce, otro compañero mío de esquí, que estaba entonces haciendolas oposiciones de diplomático, y bastante mayor que yo, por supuesto, y eraotro embajador que había estado en Berna y que tuve que estar a su servicio.

 

Bien, pues entodo esto tuve unas experiencias estupendas, gratísimas, hasta que un día elEmbajador me llamó cuando el aceite de colza, cuando el aceite adulterado quellaman ellos en otros países, me llamó porque habían muerto tres personas enSuiza y se achacaba a que era al aceite adulterado, al aceite de colza.

 

Me fui y tuveinstrucciones del Ministerio de que le ofreciera cambiarle totalmente lapartida que había recibido de aceite de colza por una partida nueva en losenvases que él quisiera, en fin, darle todas las facilidades. El importador,persona simpática y persona tranquila, no se excitó para nada y me dijo que no,que a él había que haberle devuelto el dinero que había invertido, incluido nosólo lo que él había pagado por el aceite sino todo lo del negocio. Y queademás ese aceite no volvía a España de ninguna manera sino que se quemaría enSuiza, según las noticias que tenía el importador y que tendríamos que pagartambién los gastos de la destrucción de ese aceite.

 

Yo le dijeentonces: “Bueno, está usted muy intolerante y yo creo que nosotrostendremos que hacer una demanda en el Tribunal de La Haya, porque es un paísfrente a un señor y veremos qué es lo que pasa porque usted podrá llegar acobrarlo pero dentro de siete u ocho años”. Y me dijo: “No, no, mireusted, usted no conoce el código de principios, que se llama en Suiza que es elCódigo de Comercio que el artículo 126, no recuerdo exactamente el artículodice que cuando hay algo que se ha comprado y no gusta o no es utilizado hayque parar la cuestión y devolver el dinero total de todo lo que se ha gastado?.Yo llamé a Madrid aquella misma noche para decir que las instrucciones quehabía recibido y de quién las había recibido no eran aceptadas por elimportador.

 

La cuestión,informé al Embajador de ello y, en dos o tres días después, una Comisiónformada por dos altos funcionarios del Ministerio de Comercio se desplazaron aBerna y pagaron el dinero reclamado que fuera y se destruyó el aceite y todopero ya yo no me tuve que ocupar absolutamente de nada porque pienso que sedebió ocupar el Consejero Comercial en Berna, de todo ello porque él estuvojunto a mí, o yo junto a él, en aquellos momentos que discutíamos con elimportador y este asunto se acabó, es uno de los asuntos negros que yo tuve enBerna.

 

El segundoasunto digno de mención es que se hacían exportaciones de España hacia Suiza demelocotones, fundamentalmente, y de ciruelas y se nos devolvían todas o casitodas las importaciones que pensaban realizar los suizos porque nuestramercancía tenía piojo de San José, un parásito bastante frecuente en España yen algunos países de Europa, pero eran indemnes en Suiza.

 

Bueno, yoprimero fui a ver al Jefe de Servicio de Inspección Vegetal de Berna.

 

Como decíaanteriormente, fui a entrevistarme con el Jefe del Servicio de Plagas quien medijo que, efectivamente, nuestra mercancía, que no eran melocotones sino albaricoquesy ciruelas, estaba totalmente contaminada por piojos de San José, de los cualesestaban ellos indemnes y que tenían mucha responsabilidad para dejar pasar esamercancía y que pudiera extenderse la plaga por toda la fruta en Suiza.

 

Yo le preguntéque cuál era el sistema de inspección que tenían y me dijo, con gran sorpresapara mí, que habían dado un curso de tres o cuatro días a los aduaneros que noeran técnicos en plagas, en fitopatología, y que solamente les habían dicho queen cuanto tuvieran motas, motitas en el pedúnculo que lo rechazaran, en cuantohubiera más de un 3% de piezas afectadas.

 

Yo me recorrítodas las aduanas, estuve viendo la inspección y tengo que decir que losaduaneros no querían ni mucho menos aceptar la responsabilidad de ellos, perocon el sistema este que llevaban de los aduaneros, España perdía del orden detrescientos millones de pesetas al año porque esta mercancía se rechazaba porSuiza y había que venderla ya como mercancía deteriorada para manufacturas,concretamente para hacer mermeladas, a precios mucho más inferiores y con losgastos de transporte mucho más elevados, porque no solamente era llevarlos aSuiza, sino después distribuirlos por Francia, Italia, Alemania, Finlandia ypor cualquier país europeo.

 

Yo al ver estono me sentó demasiado bien y fui a ver al Ministro de Agricultura. Meentrevisté con él y le dije: “Bueno, primero le quiero preguntar ¿tienenustedes alguna queja o tienen ustedes la idea de perjudicar a España en algúnmomento?, y me dijo: “No, no, señor, se lo voy a explicar a usted, le voya ser muy franco. Las primeras frutas de albaricoque y de ciruelas que se comenen Suiza son suyas, de España, y son frutas de una mejor calidad que las que secomercializan en Suiza pero cuando llega la comercialización normal de losproductos suizos la gente ya está cansada de tomar albaricoque español, ciruelaespañola, etc. Entonces yo tengo que defender a los suizos porque sino tengoque pagar además después indemnizaciones por dificultades de comercialización”.Y entonces pues el Ministro de Agricultura me dijo: ?De manera que hasta queesto no desaparezca y que coincidan nuestras estaciones y puedan llegar acompetir unas con otras, pues no podrán entrar. Si le gusta a usted me alegro ysi no le gusta lo siento, pero esto seguirá siendo igual?.

 

Yo me quedéperplejo e informé de todo ello a Madrid. Propuse una iniciativa a Madrid, que la admitieron y entonces fui ahablar con el Ministro de Agricultura suizo y le dije: Si usted no quiereperjudicar a España, ¿por qué no buscamos una solución que nos pueda complacera los dos?: Es la siguiente: usted hace la inspección en España, antes de lasalida de las expediciones y usted a sus inspectores que sean técnicos en lamateria, les da instrucciones telefónicas y a mí no me las tiene ni quecomunicar diciéndole tal día que salgan tres camiones, tal otro día que salgandiez camiones, tal otro día ninguno, dos días después que salgan cinco,etcétera, y que certifiquen sus inspectores en nuestras instalaciones deinspección en España, en Gandía, que certifiquen la calidad de la mercancía yel no estar infectadas de piojos de San José y así regulamos toda lacuestión”. Y me dijo: “Me parece bien, en principio, déjemelo ustedque me lo piense un par de días”. Al par de días me llamó y me dijo:”Mire usted, vamos a hacer una cosa, yo voy a destinar cuatro inspectoresdurante la campaña a España para que lleven la inspección de toda la mercancía,certificarán de que eso está bien o ver que está mal, si está mal se rechaza yallá ustedes decidan si hacen consumo nacional o si hacen mermeladas o lo quesea de ello, pero a Suiza viene así”. Digo: “Bueno, pero van con uncertificado de sus inspectores y ya no surgen ninguna inspección en Suiza ni deaduaneros ni de nadie. Y me dijo: “De acuerdo”. Dije: “Bueno,ahora financiación”. Dice: “Yo pago el viaje de ida y vuelta de loscuatro o seis inspectores que vayan y si se tienen que turnar da igual, ustedespagan el alojamiento y manutención”. “Bueno, pues ahora déjeme ustedque lo piense un par de días y que someta a mis autoridades lo que estamosnegociando?.

 

Efectivamente,nuestras autoridades lo aceptaron y durante la campaña de exportación dealbaricoques y de ciruelas, se desplazaron cuatro o cinco inspectores e hicieronla inspección de la mercancía en España y certificaron los suizos,concretamente, de que esa mercancía estaba en buenas condiciones y ya no separaban los camiones o los trenes nada más que para presentar la documentacióny la mercancía era aceptada. De esta forma, aunque había que pagar elalojamiento y la manutención de estos inspectores se pudieron comercializarnuestra frutas en Suiza, bastantes años. Estos inspectores estaban encantadosporque se adaptaron perfectamente a España y se hicieron amigos de nuestrosinspectores de plagas y esa operación se llevó muy bien, francamente bien, y nosé si todavía se sigue manteniendo, lo más fácil es que sí, puesto quebeneficiaba a los dos países sin compromiso ninguno.

 

Se me felicitópor parte de España, por parte de Suiza y llegamos el Ministro de Agriculturasuizo y yo a ser buenos amigos. Esta fue la segunda actuación que tuvimos enSuiza como Consejero de Agricultura en Berna que llegó a un final muy feliz ymuy agradecidos todos a las actuaciones de los inspectores suizos y a lasgestiones llevadas a cabo por nosotros en Berna. También el Inspector dePlagas, Jefe del Servicio de Inspección de Plagas, se hizo y nos hicimos muyamigos y tuvimos muchas ocasiones de estar juntos sin que fueran motivos de trabajo.

 

Señores aunquehabré dejado muchas lagunas, no tengo más remedio que citarla al final.  Se trata de cómo en Agosto de 1978, se menombró miembro de la FAO para tratar de resolver el problema de la PestePorcina Africana en la República Dominicana, como Subdirector General, requirióque me acompañara el Jefe del Servicio de Campo y allí nos desplazamos.

Recorrimostodo el país de parte a parte, haciendo autopsias con linternas.  La duración de nuestro trabajo fue de unmes, que finalizó, informado al Consejo de Ministros de aquel país.

 

Aconsejamostomar medidas drásticas, que se cumpliesen y con buen criterio y segurasnoticias, se erradicó la enfermedad.

 

Así fue mivida profesional en el mundo internacional. 

 

Muchas graciaspor su paciencia.