07 Mar Historia y crítica de los planes de estudio en la escuela y facultad de veterinaria de Madrid, desde su fundación hasta hoy
LA VETERINARIA EN EL SIGLO XX
Dr.D. Vicente Serrano Tomé
Académicode Número
8de Junio de 2000
Cuando fue inaugurada la primera Escuela deVeterinaria en España, la de Madrid, en 1793, por el Rey Carlos IV, fueronnombrados un Director y un Subdirector que eran dos perfectas calamidades, envez de elegir, como se hizo en otros países, a figuras sobresalientes de lamedicina, la química, la farmacia o la biología, profesiones ya con másraigambre.
Peroal elegir a dos mariscales militares, es decir, dos albéitares del Ejército,mal podrían conformar una profesión que apenas conocían. Y la mediocridad deambas personas, las hizo rodearse de un profesorado aún más mediocre, lo quehizo declarar a varios veterinarios franceses que en el siglo XIX visitaron España,que ?en las Escuelas de Veterinaria españolas aún no había entrado la ciencia?.Mal podría entrar la ciencia en un ambiente en que seguía predominando elespíritu de Schwart, herrador suizo, que llegó a ser catedrático de Cirugía dela Escuela principal ?valedor del nombramiento de Malats como Director.
Efectivamente,el ambiente se complicaría con el hecho de que la formación de veterinarios ennuestra primera Escuela de Madrid, hasta mediados del siglo XIX y aúnposteriormente, estuvo mezclada y entreverada con la formación de losalbéitares, dando lugar durante años auna suerte de albéitares y veterinarios de hasta siete categorías, que iban,durante años, a inundar España de una multitud de profesionales variados que noiban más que a rivalizar en la ejecución de un cometido similar. Todo elloabonado por la especial forma de cubrir plazas, en la mayoría de las ocasionespredominando el juicio de los Alcaldes, lo que no hacía sino marcar más la vidaa los nuevos veterinarios, situación que siguió prácticamente hasta finales delsiglo XIX y aún adentrándose en el siglo XX, ya que el primer cuarto de estesiglo, existían abundante albéitares en España, que figuraban como colegiadosen las publicaciones de los Colegios provinciales y ocupando plazas deVeterinarios en los pueblos, ya que así lo querían, generalmente, losveterinarios para aminorar los gastos de sostenimiento de los Colegiosvoluntarios que se fundaron a principios del citado siglo XX. De ahí que todoslos escritores de este siglo dibujan al veterinario con tintes más o menosjocosos o despectivos ya que, tratándose de profesionales de carrera, ni elmedio en el que vivían, ni los honorarios que percibían, les permitían salir dela mediocridad. De ahí que figuraran, en muchas ocasiones, como abanderados delas clases populares, tal como sucedió en la llamada por algunos ?primerarevolución andaluza de tipo socialista? de 1861, liderada por variosveterinarios, siendo el más destacado, Rafael Pérez de Alamo, lo que no obstapara que, en dicho siglo, emergieran varios veterinarios muy prestigiosos, comoNicolás Casas, Carlos Risueño ó Eusebio Molina, que tanto lucharon pordignificar la profesión. Por el contrario, la situación en otros países era muydistinta al haber madurado la profesión y haber logrado la dignificación de suscomponentes, en más breve plazo.
Así,en Gran Bretaña, a principios del siglo XIX, Willian Moorcroft recorrió yexploró diversas zonas del Himalaya, aún no pisadas por ningún europeo,realizando, al mismo tiempo, numerosas operaciones quirúrgicas a hombres yanimales y demostrando un alto espíritu comercial. Lástima que enviara suscrónicas a una sociedad geográfica que nunca las publicó, hasta que fueronreencontradas y fueron dadas a conocer en el siglo XX. A finales del siglo,Dunlop inventa el neumático y Sewel describe el canal medular, a finales dedicho siglo, cuando empezaban a disputarse las primeras carreras ciclistas enEuropa, cuando un joven alumno británico de la Escuela de Veterinaria deAlfort, París, James Moore, era el número uno del ciclismo hasta que aparecióel gran Terront. Hay que recordar lo que eran entonces las carreras ciclistas,en las que no existían como ahora ?jefes? y ?domésticos?, ni las autopistasasfaltadas de hoy; sino que se corría por carreteras terrosas y sembradas depiedras y no con las bicicletas actuales, sino con draisinas o artefactos variados, que hacían del ciclismo undeporte rudísimo, y al final los mejores ganaban generalmente una condecoraciónde latón. También a primeros del siglo XX, los hermanos italianos Lanfranchi,uno de ellos futuro veterinario, brillaban en las estradas italianas, siendoéste, más tarde, afectado por una rara enfermedad, la ?surra?, tripanosomiasisque hasta entonces no había afectado a ningún hombre y que había sidodescubierta por otro veterinario, el inglés Evans, motivo por el que fuehospitalizado en París, donde fue visitado por las eminencias médicas deEuropa.
EnRusia, hacia 1886, Novinsky logra, por primera vez, la transmisión experimentalde un tumor en el perro, lo que le valió el ingreso en la Academia de Medicinade San Petersburgo.
Porotro lado, en Ita, durante la construc