Utilización de antimicrobianos en producción animal y otras alternativas


 


 


 


UTILIZACIÓN DEANTIMICROBIANOS EN PRODUCCIÓN ANIMAL Y OTRAS ALTERNATIVAS

 

 

Dr.D. Lucas Domínguez Rodríguez y M. A. Moreno

Departamento de Patología Animal I – Facultad deVeterinaria

Universidad Complutense de Madrid

5 de diciembre de 2001

 

Los antibióticos son substancias producidas pormicroorganismos que inhiben o destruyen a otros microorganismos cuando seencuentran en bajas concentraciones. Dado que además existen substanciassintéticas o semisintéticas que ejercen el mismo efecto pero que no son producidas por microorganismos, estambién habitual utilizar el término más genérico de antimicrobianos paraobviar el origen.

 

Los antimicrobianos se pueden usar para el tratamiento de infeccionescuando no poseen efecto tóxico sobre el hospedador infectado en lasconcentraciones que sí son tóxicas para las bacterias, diciéndose entonces quetienen efecto terapéutico.

 

En producción animal los antimicrobianos se pueden utilizar con dosfinalidades distintas: finalidad terapéutica en el sentido mencionado anteriormentey como agentes promotores del crecimiento, actividad conocida desde los añoscincuenta que se debe a una compleja y no totalmente descrita conjunción dehechos que tienen lugar en el intestino cuando se administran por vía oralpequeñas cantidades de antimicrobianos.

 

El uso de antimicrobianos con esta segundafinalidad se basa en una serie de características perfectamente delimitadasentre las que tienen especial relevancia la ausencia de moléculas equivalentede uso en terapéutica humana (lo que garantiza que con su uso no se seleccionenmecanismos de resistencia de efectos deletéreos sobre la salud pública) y lafalta de absorción intestinal (lo que limita sus efectos a dicho tracto).Además, su uso ha estado siempre regulado a través de una lista positiva en laque figuran junto al nombre del producto las especies animales de destino,cantidades máximas y mínimas admitidas y periodos de uso.

           

Por razones fundamentalmente políticas y sociales,muy especialmente relacionadas con la incorporación a la Comunidad Europea delos países nórdicos, a partir de 1995 se empezaron a poner fuertes trabas aesta forma de uso de los antimicrobianos, de suerte que de dicha lista positivase fueron eliminado primero avoparcina y ardacina (junio de 1997) y despuésvirginiamicina, tilosina, bacitracina y espiramicina (diciembre de 1998),quedando en la actualidad una exigüa relación de cuatro moléculas (avilamicina,salinomicina, flavofosfolipol y monensina) cuya muerte está anunciada para2006.

 

            Desde el punto de vista de lasanidad animal el uso terapéutico de antimicrobianos sigue siendo unaherramienta irremplazable para combatir distintas infecciones, tanto en losanimales de abasto como en los de compañía, pero, lamentablemente no existeinformación cuantitativa fidedigna, ni de la Administración ni de la Industria,sobre las cantidades empleadas, no ya por especies animales sino incluso anivel general.

 

            Puesto que los antimicrobianosautorizados para uso terapéutico en animales pertenecen a las mismas familiasque los autorizados para uso humano, aunque bien es verdad que por razonesfundamentalmente relacionadas con su coste son en su mayoría los miembros másantiguos de cada una de ellas, su empleo conlleva un riesgo de selección deresistencias que eventualmente pudieran pasar al ámbito humano, por lo que lascifras demandadas anteriormente cobran aún mayor importancia. Ante la ausenciade cifras propias hay que utilizar las presentadas por otras fuentes como laFederación Europea de Sanidad Animal (FEDESA) que recogemos en el cuadro 1.

 

            El principio de precaución, queconduce a tomar medidas para proteger la Salud Pública aún cuando no existandatos científicos que las avalen, fue la herramienta utilizada para lasprohibiciones ya comentadas, apoyándose igualmente en que la ausencia dedatos  que relacionaran directamente losproblemas de resistencia a los antimicrobianos en la esfera humana con el usode antimicrobianos en animales, no era prueba suficiente de que no pudieraestar ocurriendo. En la actualidad, la postura de algunos grupos deinvestigación de países nórdicos está empezando a cambiar, y buena prueba deello es que en el informe final del proyecto FAIR PL97-3709, financiado por laUnión Europea, se reconoce que:

 ?las cepas hospitalarias de enterococos resistentes a vancomicina y aampicilina simultáneamente pertenecen a clones que están confinados y sólo dediseminan entre personas? lo que a que ?el peligro dediseminar enterococos multirresistentes en la actualidad está más asociado conel uso de antimicrobianos entre personas que en los animales?.



 

Cuadro 1. Consumo de AT y APC en los diferentes países de la UE respecto al volumen de producción de carne procedente de animales de abasto. FUENTE: EMEA 1999, FEDESA 1998.

 

 

País

Peso vivo del porcino

sacrificado en 1996

 en miles de Tm.

(% total UE)

Peso vivo del total de especies

sacrificadas en 1996

 en miles de Tm.

(% total UE)

 

Antibióticos vendidos durante 1997

(x 1000 Kg)

APC

(% total UE)

Terapéuticos

(% total UE)

TOTAL

Austria

601 (3)

1285 (2,5)

23 (1)

8 (<1)

31

Bélgica   y Luxemburgo

1337 (6,5)

25  48 (4,9)

110 (7)

125   (4)

135

Dinamarca

1821 (8,9)

2487(4,8)

75 (5)

60 (2)

135

Finlandia

214 (1)

497 (0,9)

< 1 (<1)

12 (<1)

12

Francia

2729 (13,3)

9893 (19,2)

339 (21)

492 (14)

831

Alemania

4545 (22,2)

8860 (17,2)

25  5 (16)

488 (14)

743

Grecia

178 (0,8)

819 (1,5)

15 (1)

110 (3)

125 

Irlanda

263 (1,2)

1799 (3,5)

34 (2)

22 (<1)

56

Italia

1763 (8,6)

6027 (11,7)

100 (6)

389 (11)

489

Holanda

2030 (9,9)

4186 (8,1)

226 (14)

300 (9)

526

Portugal

374 (1,8)

940 (1,8)

24 (2)

44 (1)

68

España

2895 (14,1)

5995 (11,6)

198 (12)

616 (18)

814

Suecia

400 (1,9)

825   (1,6)

0 (0)

20 (<1)

20

Inglaterra

1248 (6,1)

5335 (10,3)

191 (12)

788 (23)

979

TOTAL

20398 (100)

51496 (100)

1590 (100)

3470 (100)

5064 (100)

 

            En cualquier caso es evidente queexiste un responsabilidad social cuando se usan antimicrobianos ya que junto asu efecto benéfico (curación de individuos enfermos) hemos de considerar lospotenciales efectos deletéreos, entre los que se incluyen no sólo los que hemosmencionado, sino también los debidos a toxicidad, hipersensibilidad y efectogeneral de inhibición de las bacterias comensales del tracto intestinal.

 

            Volviendo al tema específico que nosocupa hemos de recordar, aunque sea muy brevemente, algunos aspectos básicosrelacionados con los fenómenos de resistencia bacteriana a los antimicrobianos.Esta propiedad puede ser debida a muy diversos mecanismos entre los que cabecitar la ausencia de la diana sobre la que actúa (como ocurre en losmicoplasmas con el peptidoglucano de la pared celular bacteriana sobre el queactúan los antimicrobianos betalactámicos), la disminución de la permeabilidadcelular, la presencia de bombas de flujo (que expulsan al antimicrobianocaptado por la bacteria y que se han descrito en tetraciclinas, quinolonas yotros antimicrobianos), los cambios en la molécula diana (ya sean en la paredcelular o en los ribosomas como ejemplos más frecuentes) o la presencia deenzimas bacterianas que degradan e inactivan al antimicrobiano (betalactamasasque degradan betalactámicos, enzimas que modifican aminoglucósidos,cloranfenicol acetil transferasas, etc),

 

            Estos mecanismos nos indican que enalgunos casos la resistencia es ?natural? (ausencia de la diana por ejemplo),pero que en otros debe estar codificada genéticamente (moléculas modificadas,enzimas que cumplen una función fisiológica), lo que plantea la pregunta de suorigen. No está claro cual es el origen de los genes de resistencia, pero muchosde ellos provienen de los propios microoganismos productores, como forma deprotegerse frente al efecto de las substancias que ellos mismos elaboran; enotros casos, los mecanismos de mutación son los que han permitido variacionesen moléculas vitales que permiten defenderse del ataque de algunosantimicrobianos (como por ejemplo en el caso de las quinolonas).

 

            Una vez que existen, estos genespueden quedar confinados en las propias bacterias originarias, que lostransmiten a su descendencia (transmisión vertical), o bien diseminarse deforma horizontal. Los mecanismos que permiten a las bacterias captar materialgenético exógeno son bien conocidos y también han y están debiendo colaborar enla diseminación de estos genes, especialmente el denominado mecanismo deconjugación. Además, también se sabe que estos genes no sólo residen en elcromosoma bacteriano, sino que igualmente se encuentran en plásmidos (unidadesgenéticas de replicación autónoma), integrones y transposones, elementosgenéticos que amplifican las posibilidades de transmisión interespecífica.

            Aunque hay que dejar bien claro quelos antimicrobianos no son agentes mutágenos, es decir no producenmutaciones,  y que su papel es el de?facilitadores? de la supervivencia de las bacterias resistentes al eliminar alas sensibles, existen teorías que relacionan la presencia de pequeñascantidades de antimicrobianos en los ambientes habitados por las bacterias conla puesta en marcha de mecanismos bacterianos de defensa frente a agresionesque consisten en la disminución de la eficiencia de los mecanismos dereparación de ácidos nucleicos, lo que aumenta la frecuencia de mutación de lasbacterias.    

 

            Este hecho se ha postulado comoexplicación del efecto perjudicial en el intestino de los antimicrobianosusados a bajas concentraciones (promotores del crecimiento), en el medioambiente o incluso en los compartimentos orgánicos donde no se alcancenconcentraciones terapéuticas.

 

            La ruta que enlaza, a través de unalarga cadena, el uso de antimicrobianos en animales (ya sea terapéutico o depromoción del crecimiento) con el desenlace fatal (la muerte de una personadebido a una infección por una bacteria que no responde a ningún tratamientoantibiótico) es posible, pero nunca ha sido cuantificada su  cuota de responsabilidad, ya que no es ni laúnica ni la más directa forma de llegar a dicho desenlace. La presión selectivaejercida con el tratamiento antibiótico en personas, especialmente en loshospitales, es considerablemente mayor y más directa, por lo que cabeatribuirle la mayor parte de la responsabilidad.

 

            ¿Cómo se puede pasar de lassuposiciones a los hechos?. La

cuestión hasido ampliamente debatida en numerosos foros internacionales (Ginebra,Copenhague, Berlín, Paris) auspiciados por organizaciones supranacionales (OMS,OIE), en los que siempre se ha llegado a las mismas conclusiones: conocer yvigilar los niveles de resistencia y de consumo en ambos lados (humano yanimal), potenciar la aplicación de los principios de uso prudente (en susentido de uso responsable) y realizar estudios de análisis de riesgo.

 

            La vigilancia global de los nivelesde resistencia de las bacterias presentes en los animales la inició Dinamarcaen 1995 (programa DANMAP), seguida de España en 1997 (Red VAV) y recientementepor Suecia (SVARM 2000). Además también existe una iniciativa en Estados Unidospromovida conjuntamente por FDA/USDA/CDC, aunque el sistema más antiguo esseguramente el promovido en Francia a través de las redes RESABO.

 

            El sistema español (Red VAV) seplanteó desde sus comienzos objetivos tanto de Salud Animal como de SaludPública con el fin de dar servicio a ambos sectores y así se sigue manteniendo.Se implantación se ha ido haciendo de forma secuencial, tanto en lo que serefiere a la puesta en marcha de los tres programas que lo integran (programade animales enfermos, programa de animales sanos y programa de alimentos deorigen animal) como a la estructura de los propios programas (incorporaciónsecuencial de bacterias en la vigilancia). Dado que estos datos ya han sidopresentados recientemente en esta Academia de Ciencias Veterinarias con ocasiónde las Jornadas Conmemorativas de su XXV Aniversario (Anales de la RealAcademia de Ciencias Veterinarias, año 2000, vol. VII, nº 8, pp. 264-268) nosremitimos a lo ya señalado en aquella ocasión.

 

            El resumen de los hallazgos quehemos obtenido, tanto a través de esta red de vigilancia como de estudios condiversas especies animales, es que si bien el uso de antimicrobianos en losanimales parece que por el momento no tiene demasiada repercusión en la SaludPública, la eficacia clínica de algunos antibacterianos en los animales sípuede estar comprometida, razón por la cual es necesario plantearsealternativas a su uso.

 

            Entre estas alternaas nuestrogrupo devesa