Patogenia de la infección clamidial crónica

Patogenia de la infección clamidialcrónica

 Dr. Andrés Blanco Loizelier

Académico de Número

12 de abril de 1978

Lasclamidias son los agentes etiológicos específicos de una serie de entidadespatológicas bien definidas: linfogranuloma venéreo, conjuntivitis de cuerpos deinclusión, psittacosis, encefalitis esporádica bovina, etc. Además, seconsidera que intervienen en síndromes diversos y mal definidos, comoneumonitis, enteritis, arteritis, meningitis, conjuntivitis, etc., y que, sinembargo, a medida que vamos conociendo mejor la patogenia de estas infecciones,consideramos como expresión de la diversidad de los cuadros anatomopatológicosa que pueda dar lugar la infección clamidial. De ahí que se tienda a emplear ladenominación común de clamidiosis para definirlos.

Es deseñalar que aunque a veces cursan de forma clínica, la mayoría de lasinfecciones clamidiales son subclínicas. Este hecho, junto con el criterio untanto generalizado de la ubicuidad de estos agentes, quizá explique la falta deinterés de muchos patólogos sobre las clamidias y los procesos por ellasoriginados.

Noobstante, hay que destacar la existencia de dos grandes Escuelas científicas,una americana y otra europea, que merecen mención especial por su dedicación alestudio de estos microorganismos.

La Escuelaamericana, capitaneada por Meyer, de la Universidad de California, hacontribuido de forma destacadísima al conocimiento de estos agentes.Actualmente dos investigadores formados en esta Escuela, el doctor L. A. Page,del National Animal Disease Center de Iowa (USA), y el doctor J. Storz,profesor de Microbiología de la Escuela Veterinaria de la Universidad deColorado (USA), representan dos puntales en los que descansan lasinvestigaciones más avanzadas en este campo y con los que mantenemos unaestrecha colaboración.

En laEscuela europea hay que destacar al doctor Giroud, del Instituto Pasteur deParís, y al doctor Strauss, de la Escuela de Medicina de la Universidad dePraga.

En Españadiagnosticamos por primera vez una infección clamidial en 1968. Durante ladécada de los años setenta han sido numerosos los diagnósticos de abortos porclamidias en ovinos, hasta el punto de que cerca del 50 por 100 de los abortosde tipo infeccioso en esta especie están producidos por estos agentes.Paralelamente, los abortos y otros síndromes de origen clamidial han idoadquiriendo cada día mayor importancia en bovinos, caprinos, equinos y conejos.

Estasituación epizootiológica nos impulsó a profundizar en el estudio de estasinfecciones. Los hallazgos efectuados en ovinos y bovinos concuerdan con losdescritos por otros investigadores. Sin embargo, las investigaciones en cursosobre la clamidosis en equinos, caprinos y conejos, de las que apenas existeinformación en la bibliografía internacional, nos lleva a formular un nuevoconcepto sobre estas infecciones. Hemos conseguido demostrar la existencia deinfecciones clamidiales crónicas en las tres especies citadas y tenemos lasospecha de su existencia en los bovinos y ovinos.

 

El tema, ademásde su interés académico, tiene importancia para el control de estasinfecciones, como veremos más adelante.

 

Recordemosbrevemente las características esenciales de las clamidias. Las clamidias sonmicroorganismos que se clasifican en el orden Chlamydiales. Dentro de lafamilia Rickettsiacea, queremos destacar los géneros Erhlichia, Cowdria yNeorickettsia, por sus posibles relaciones filogénicas con las clamidias.

 

Sonmicroorganismos cocoides de obligada multiplicación intracelular,caracterizados por un ciclo de desarrollo que comprende un cuerpo grande (cuerpo inicial reticular e intermedio) de pared fina no infeccioso; acontinuación un pe- queño microorganismo de pared celular rígida e infeccioso(cuerpo elemental).

 

Lasclamidias se caracterizan por ser parásitos intracelulares obligados, provistosde pared celular similar a la de las bacterias Gram negativas, tienen formacocoide y se tiñen por el Giemsa, Macchiavelo, Jiménez, Castañeda y Stamp.Poseen los dos ácidos nucleicos y un equipo enzimático propio para la síntesisde macromoléculas, aunque no poseen equipos enzimáticos productores de energía;de ahí que sean incapaces de sintetizar sus propios componentes energéticos yse consideren como «parásitos energéticos».

 

Todos losorganismos de este género se multiplican en el saco vitelino del embrión depollo y en cultivos celulares.

 

Lainfección celular se inicia por el llamado corpúsculo elemental, que representala forma madura patógena infectiva. Es una partícula de 0,2 a 0,4 micras con unnúcleo y numerosos ribosomas, provista de una pared bilaminar. Este corpúsculoelemental, una vez ha penetrado en la célula hospedadora, se sitúa en elinterior de una vesícula, cuya pared parece originarse por una invaginación dela membrana citoplasmática. Seguidamente y durante varias horas reorganiza suestructura interna, aumenta de tamaño y se transforma en el llamado cuerpoinicial. Este es un esferoide de 0,8 a 1,6 micras de diámetro, de estructurainterna reticular que contiene fibrillas nucleares.

 

El cuerpoinicial representa la fase vegetativa, aparentemente no es infeccioso y semultiplica, dentro de la vesícula, por simple división. Las células hijas asíformadas continúan dividiéndose, para finalmente reducir de modo gradual sutamaño y transformarse primero en las llamadas formas intermedias de masanuclear densa y pared laminar, que, a su vez, y al reducirse todavía más,forman el cuerpo elemental maduro e infeccioso.

 

Los nuevoscuerpos elementales se liberan por ruptura de la vesícula y de la célulahospedad ora e invaden nuevas células, repitiéndose el ciclo.


 

INFECCION CLAMIDIAL CRONICA EN LOS CAPRINOS

Lainfección clamidial de la cabra fue descrita por Omori y col. en 1955, bajo laforma de neumonitis.

En el año1968 denunciamos la aparición de abortos y «septicemias» (Blanco L., 1968)originados por clamidias. Casi simultáneamente, McCauley en 1969, y más tardeFaye y col. en 1976, confirmaron la existencia del aborto clamidial en estaespecie.

En 1975, ysobre todo en 1976, después de un aparente silencio epizoótico desde 1968, huboun recrudecimiento de la forma septicémica. Confirmamos entonces su etiologíaclamidial y comprobamos que las cabras no morían por clamidemia, sino por unatoxemia consecuencia, probablemente, de reacciones inmunopatológicas. Además,demostramos, por primera vez, la existencia de una infección clamidialsubclínica, crónica, persistente.

Laepizootia se manifestó como infección clínica en 1968 y 1976, y permaneció comosubclínica inaparente los años intermedios. Por los antecedentes que hemosrecogido, sospechamos que la infección debe de estar más difundida de lo que sedeja entrever en los focos declarados.

INFECCION CLINICA

Lamorbilidad y mortalidad registradas en los rebaños afectados varían ampliamente.Los valores de morbilidad oscilan entre un 5 y un 100 por 100, mientras que lamortalidad, en unos casos coincide con la morbilidad, y en otros se reduce avalores medios que fluctúan entre el 3 y el 50 por 100.

La duraciónde la enfermedad clínica es de tres a ocho días, pero a veces dura un mes o máspara luego silenciarse casi por completo.

Las cabrasafectadas son principalmente las de uno a dos años; no enferman los lactantes,incluso los de madres afectadas clínicamente, y lo hacen de forma menos gravelos animales adultos. Además, suele enfermar casi exclusivamente el ganado enpastoreo en monte bajo tras un cambio brusco de las condiciones climatológicas(lluvia, viento o frío).

Como laenfermedad se presenta en los rebaños que pastan en monte bajo, se hainvestigado la posible intervención de otras especies animales silvestres,especialmente los conejos.

Síntomas

En losanimales enfermos se observa erizamiento del pelo, anorexia, incoordinaciónmotora y depresión. Permanecen tumbados, con el cuello vuelto hacia un costado.Presentan destilación nasal, acentuado ptialismo, tos discreta, pérdida casicompleta de la producción láctea ya veces diarrea. No suelen tener fiebre,aunque en las piaras afectadas se registran fluctuaciones termométricas entre36° y 41° C. Son frecuentes los edemas en cabeza y parte inferior del tórax yabdomen, así como la aparición de artritis, conjuntivitis, queratitis ymastitis, que pueden confundirse con los de la agalaxia contagiosa.

Lasmodificaciones más acusadas del hemograma son: una acusada neutrofilia,ausencia total de basófilos, aumento de globulinas y bilirrubina y disminuciónde albúmina.

Es curiosodestacar que en los focos de encefalomielitis clamidial caprina están afectadasnumerosas cabras en gestación y, sin embargo, no se producen abortos. Se hacomprobado en repetidas ocasiones la ausencia total de localización de lainfección clamidial en los cotiledones de las placentas de cabras enfermas.

Concarácter excepcional se han registrado abortos en la fase preclínica de laenfermedad o durante la fase avanzada, pero en este último caso el aborto no seproduce por placentitis, sino a consecuencia de una reacción generalizada.

LESIONES ANATOMOPATOLÓGICAS

En lanecropsia, las lesiones más significativas son: congestión y edemas muyintensos de la pared de la vesícula biliar, edema en los gangliossuprahepáticos y mesentéricos, hemorragias en serosas, siendo muy frecuenteslas pericarditis y pleuritis seroso-hemorrágicas, acentuada congestión de lossenos nasales, meninges, circunvoluciones cerebrales y plexos coroideos.

INFECCION SUBCLINICA

En losanimales con infección clamidial subclínica crónica existe una ligeraleucocitosis, y algunos animales tienen anemia.

LESIONES HISTOPATOLOGICAS

Laslesiones histopatológicas de los animales con infección clínica y con unainfección subclínica crónica son muy similares.

En elhígado, se observan discretos infiltrados linfocitarios en los espacios porta ydegeneración de las células hepáticas, que presentan numerosas granulaciones yvacuolas en el citoplasma.

 

En elpulmón, se observa engrosamiento y edema de los tabiques alveolares einfiltrados linfocitarios, generalmente peribronquiales.

 

El líquidocefalorraquídeo, que presenta en ocasiones tinte hemorrágico, es rico encélulas degeneradas y restos celulares. En el plexo, se comprueba una acusadacongestión, hemorragias y la existencia de trombos que ocluyen la luz de losvasos.

 

En elplexo, se observan, en los fibroblastos, formaciones corpusculares quecorresponden a los cuerpos reticulares o iniciales e intermedios. En lostrombos, se detectan pequeñas vesículas que contienen corpúsculos pleomorfos,ligera- mente distintos de los observados en los fibroblastos, pero quemantienen las características de un agente con ciclo evolutivo (cuerposintermedios, cuerpos elementales). Estas vesículas pueden liberarse porextrusión o lisis de las células colonizadas.

 

El efectocitopatógeno es particularmente llamativo en las células epiteliales del plexo,donde se aprecia la presencia de formaciones densas, amorfas y biendelimitadas, asociadas con vacuolas de degeneración grasa, dilatación y lisisde mitocondrias y ausencia de corpúsculos de inclusión. En las demásestructuras celulares afectadas, se aprecian signos específicos con predominiode degeneraciones multilaminares y formas corpusculares aisladas en vacuolas,que también contienen algunos restos celulares.

 

En el plexocoro ideo de las cabras que padecen infección clamidial crónica subclínica, nose registran las acusadas lesiones vasculares (congestión, hemorragias,trombos) que se observan en los animales enfermos. El cuadro está domina- dopor una infiltración edematosa y una reacción fibrosa que invade todo el tejidointersticial acusando los fibroblastos degeneración vacuolar de su citoplasma.Como en las cabras enfermas, se observa la presencia de colonias constituidaspor elementos corpusculares que corresponden a los cuerpos reticulares ycuerpos intermedios del ciclo evolutivo de las clamidias.

 

En losglomérulos del riñón, se aprecia un engrosamiento de la membrana basal de lacápsula de Bowman, de aspecto esponjoso y con inclusiones densas; una intensamovilización de las células mesangiales, y algunos fibroblastos condegeneración vacuolar de su citoplasma.

 

MICROSCOPIA DE FLUORESCENCIA

En el riñóny en el plexo coroideo de las cabras enfermas y de cabras con infecciónclamidial subclínica, se observan imágenes de fluorescencia granular, en elglomérulo renal, y de fluorescencia difusa y más intensa en el plexo coroideo,frente a conjugados anti SgG.

En elexamen por fluorescencia de las impresiones de los plexos coroideos conconjugado anticlamidia, se detectan escasos corpúsculos fluorescentes, aisladoso formando pequeños agregados.

Asimismo, en las extensiones de sangreperiférica de cabras enfermas, se observan leucocitos polinucleares neutrófilosaumentados de tamaño y con núcleo deshilachado y picnótico. En las fasesprecoces de la infección experimental y natural, se registra la presencia degranulaciones intensamente basófilas en el cito- plasma de los polinuclearesneutrófilos {cuerpos tóxicos). En las fases avanzadas de la infección existeuna intensa degranulación de los neutrófilos.

 

En elestudio parasitológico, se han registrado diversos grados de parasitosis quevarían de discretos a muy fuertes. Es significativo el aumento del número decoccidios en el intestino de las cabras adultas enfermas. Es muy frecuenteseña- lar distintos grados de infestación por sarcosporidios, tanto más acusadacuanto mayor es la edad de los animales.

 

DIAGNOSTICO

Eldiagnóstico se ha establecido por:

1.Aislamiento de Chl. psittaci

Elaislamiento se ha efectuado de numerosos animales con infección clínica o coninfección subclínica, por inoculación de embriones de pollo en saco vite- lino.La comprobación de la clamidia en el saco vitelino se ha realizado pormicroscopía electrónica y por fluorescencia con un conjugado anticlamidial(anti-PL T , psittacosis, linfogranulona, tracoma).

2.Comprobación de anticuerpos

En lossueros de las cabras con infección clamidial crónica subclínica se hancomprobado anticuerpos fijadores del complemento y precipitantes frente a unantígeno clamidial de grupo.

3. Pruebasalérgicas

Las cabrascon infección clamidial crónica subclínica presentan una reacción dehipersensibilidad cutánea frente a un antígeno clamidial inactivado por el.calor e inoculado intradérmicamente.

 

4. Microscopía electrónica

Ya hemosdescrito la observación por el microscopio electrónico de formacionescorpusculares correspondientes al ciclo evolutivo de las clamidias en el plexode cabras con infección clínica o subclínica.

Losanálisis bacteriológicos de las vísceras de los animales enfermos sacrificadosson casi siempre negativos, salvo en ocasiones en que se comprueba la presenciade bacterias (Pasteurella haemolitica, Corynebacterium, Streptococcus) en focosbronconeumónicos localizados en los lóbulos apicales y cardíacos de lospulmones.

Cuando losanálisis bacteriológicos recaen sobre las vísceras de animales muertos esfrecuente aislar distintos tipos de bacterias (Escherichia coli, Clostridium) ,lo que parece indicar la invasión del organismo por bacterias de origenintestinal en los estadios preagónicos.

INFECCION CLAMIDIAL CRONICA EN EL CONEJO

En el año1971 denunciamos la posible intervención de clamidias en diversos síndromesregistrados en los conejos de nuestro país como: muerte de recién nacidos,meningo-encefalitis, parálisis, muerte súbita, aborto, infertilidad y me-tritis. En ese mismo año, Flatt y Dungworth señalaron la participación de lasclamidias en la neumonía enzoótica del conejo. Si se exceptúa la de los autoresindicados, apenas si existen referencias sobre infección clamidial en estaespecie animal.

Losestudios que hemos realizado desde entonces nos han permitido seguir el cursode la infección tanto natural como experimental y demostrar la existencia deinfecciones crónicas subclínicas persistentes.

En lainfección natural y experimental del conejo se distinguen dos fases. La primeracomienza tras un período de incubación de tres a ocho días. Se inicia conhipertermia de 41° C que dura de tres a cuatro días y que coincide conclamidemia y una ligera neutrofilia. En esta fase no suelen presentarse signosclínicos, si se exceptúa una febrícula intermitente y la muerte ocasional dealgunos de los animales infectados.

Durante elperíodo febril inicial es fácil el aislamiento de Chl. psittaci de la sangre yde los órganos de los animales sacrificados.

La duraciónde esta primera fase es de dos a tres semanas. La segunda fase se caracterizapor una acusada leucocitosis, con cifras de 7.000 a 20.000 por mm3, de loscuales el 80 por 100 son linfocitos, y por la formación de anticuerposfijadores del complemento anti-PL T , al tiempo que en el suero aparece poderanticomplementario. El poder anticomplementario se mantiene durante el curso dela infección e imposibilita, la mayoría de las veces, una interpretacióncorrecta de la reacción.

La duraciónde esta segunda fase es de por lo menos ocho a diez meses, según hemoscomprobado en experimentos controlados, pero las observaciones de campo sugiereque puede durar toda la vida del animal.

Duranteesta segunda fase, que corresponde a una infección clamidial crónicasubclínica, sólo hemos conseguido el aislamiento de Chl. psittaci del plexocoroideo.

En losanimales sacrificados durante la segunda fase se registra neumonitis, hepatitisy glomerulonefritis. En el examen histológico del pulmón se confirma laexistencia de neumonitis con engrosamiento de las paredes alveolares,congestión, edema y alveolitis y presencia de infiltrados linfocitarios.

El hígadosuele tener un aspecto normal, pero a veces se muestra friable, de- colorado yligeramente aumentado de tamaño. En el estudio histológico se observa unareacción fibrosa en torno a los espacios porta, tumefacción de las célulasepiteliales de los conductos biliares y de los endotelios vasculares, lisis dehepatocitos y hepatocitos con degeneración vacuolar o grasa y formaciones corpuscularesbasófilas en el citoplasma.

En elexamen por microscopía electrónica del hígado se observa la presencia, en elcitoplasma, de numerosas vacuolas (¿fagosomas?) que contienen diversosmateriales en proceso de lisis, entre los que cabe destacar restos deorganículos celulares y numerosos gránulos de glucógeno. Es notable lareducción del retículo endoplásmico rugoso y la proliferación del retículoliso; las vacuolas corresponden a las granulaciones basófilas que se observanpor microscopía óptica.

En elestudio histológico del riñón se comprueba una glomerulonefritis, con presenciade infiltrados linfoides entre los tubos contorneados de la zona cortical,tumefacción de los endotelios vasculares y vacuolización de las célulasepiteliales. En el examen por inmunofluorescencia con conjugados antiglobulina(IgG) y fracción C3 del complemento se destacan imágenes granulares defluorescencia glomerular con el primero, así como fluorescencia del endoteliode algunas arterias de mediano calibre con ambos conjugados.

El estudiopor microscopía electrónica del riñón confirma las lesiones deglomerulonefritis. La membrana basal de la cápsula de Bowman está lesionada,pre- sentando zonas de gran dilatación y presencia de densas inclusiones.

Elendotelio glomerular se muestra engrosado y en los espacios urinarios hay unasustancia densa. Las células mesangiales están irritadas, invadiendo áreasextensas del glomérulo.

Las célulasde los tubos contorneados muestran gran abundancia de gránulos densos e inclusionesen su citoplasma, que pueden corresponder a lisosomas activados.

Las célulasde los tubos distales muestran mitocondrias vacuolizadas.

Losleucocitos polinucleares neutrófilos y eosinófilos circulantes y de los tejidosmuestran un aumento de tamaño, núcleos deshilachados y granulaciones basófilasen su citoplasma (cuerpos tóxicos). Los leucocitos polinucleares neutrófilostienen tendencia a aglutinarse, muestran gran fragilidad y en muchas ocasionesacusan degranulación. Las alteraciones morfológicas de las plaquetas y suagregación sugieren su participación en las hemorragias que caracterizan estetipo de infecciones.

Pormicroscopía electrónica se observan en los leucocitos circulantes vacuolas queparecen corresponder a lisosomas vacíos, formas multilaminares y gránulos conformaciones cristaloides en su interior .

Enocasiones, y junto a estas alteraciones celulares, se registran imágenes decitoadherencia.

En algunosanimales se han registrado lesiones de degeneración hialina de las fibras muscularesdel miocardio.

Enrepetidas ocasiones se ha aislado la Clamydia psittaci exclusivamente del plexocoroideo de los conejos con infección clamidial crónica subclínica.

En el cursode la infección clamidial crónica algunos animales acusan signos clínicos demeningitis o de parálisis. Consideramos que estos cuadros clínicos pueden serdebidos a la extensión de la infección, a partir del plexo, a las meninges o ala médula a través del canal medular. Los animales afectados no tienen fiebre,ni accesos de excitación, y conservan el apetito.

En elestudio histológico se ha comprobado la presencia de discretos infiltradoslinfocitarios en las meninges, en los tubérculos cuadrigéminos y hemorragias enla pared de los vasos del encéfalo y cerebelo.

Los conejosque padecen infección clamidial crónica subclínica se muestran hipersensibles ala inoculación intradérmica de antígenos clamidiales inactivados por el calor.La reacción cutánea es particularmente visible por inoculación intradérmica enel pabellón de la oreja de los conejos albinos. El estado de hipersensibilidadexplicaría la muerte súbita de los animales infectados por inoculación dematerial patológico conteniendo antígenos PL T .

 

ESTUDIO GENERAL DF LA PATOGENIA DE LAINFECCION CLAMIDIAL CRONICA PERSISTENTE

Hasta ahora se ha venido admitiendo como un rasgo común enla patogenia de esta enfermedad, tanto en las aves como en los mamíferos, elestado de latencia del agente infeccioso en animales clínicamente sanos.

 

Se piensa que los animales jóvenes se infectan al vivir enun ambiente contaminado por los portadores adultos. La infección primaria puedeo no originar daño en el hospedador y pasar inadvertida. Posiblemente en lamayor parte de los rebaños existan algunos animales infectados latentemente quevan a servir como fuente de contagio. Con motivo de situaciones de stress estasinfecciones latentes pueden reactivarse y extenderse a animales susceptiblesque llegarían a enfermar al exaltarse la virulencia de las clamidias en elproceso de reactivación de la infección latente.

 

Este cuadro clásico de la patogenia de las clamidiosisconsideramos debe modificarse en varios puntos a la luz de los hallazgos quehemos descrito.

 

La infección latente se caracteriza porque el agente no esdemostrable más que durante episodios clínicos esporádicos. Los ejemplos másdemostrativos y clásicos de este tipo de infecciones son el herpes simple y elherpes zóster. Se trata de enfermedades de origen endógeno, que se activan trasaños de inactividad en individuos que han padecido una infección clínica precozy aguda en su vida. sin que se haya podido aislar el agente etiológico durantela fase inactiva.

 

Este rasgo distintivo no se da en los casos de clamidiosisque hemos estudiado. La demostración por microscopía electrónica de clamidiasen el plexo coroideo de animales clínicamente sanos de rebaños que padecieron ono un episodio clínico agudo, su aislamiento en embrión de pollo a partir delplexo coroideo y la consiguiente reproducción de la enfermedad experimental enconejo permiten hablar de infección crónica más que de infección latente.

 

Recordemos que por infección crónica se entiende aquella enla que el agente etiológico persiste de forma demostrable durante un largoperíodo de tiempo, tras haber originado o no una infección aguda.

 

Pero es que, además, se trataría de una infección subclínicao inaparente, pues según el concepto tradicional en este tipo de infección elagente se multiplica sin que se produzcan manifestaciones clínicas.

 

La distinción entre una infección clínica y una infecciónsubclínica es cuestión de grado. Muchas infecciones del hombre y de losanimales que se consideran generalmente como subclínicas o inaparentes vanacompañadas de una discreta pirexia, malestar y modificaciones del hemograma,que sólo se registran cuando el sujeto se halla bajo un severo y rigurosoexamen.

 

Son estas razones las que nos han movido a hablar deinfecciones clamidiales crónicas subclínicas persistentes, sin que desechemospor eso de modo absoluto la posibilidad de infecciones latentes.

 

Establecido este primer concepto, pasemos a considerar elsegundo concepto que proponemos:

 

Los datos recogidos a lo largo de nuestras investigacionesnos permiten considerar que la infección clamidial crónica subclínica presentaanalogías con las infecciones por virus lentos.

 

Conviene aclarar que aunque el término infección por viruslentos se empezó a utilizar para caracterizar una serie de enfermedadescrónicas de los animales y del hombre adenomatosis pulmonar de la oveja,tembladera o scrapie, en la terminología anglosajona; neumonía progresiva de laoveja o maedi, kuru, etcé- tera-, hoy no se le da un valor taxonómico paracaracterizar un grupo de agen- tes o establecer un determinado tipo deenfermedad. Así, bajo este título general se incluyen también la enfermedadaleutiana, lupus eritematoso, coriomeningitis linfocitaria, anemia infecciosadel caballo, ehrlichiosis canina, etc.

 

En casi todas ellas es difícil precisar la relación detiempo entre infección y enfermedad. Existen factores que influyen el períodode incubación, como son la cepa y dosis de virus, la edad y constitución genética del hospedador, etc., pero en la mayoría de los casos se carece deinformación objetiva sobre la relación infección-enfermedad. Lo que sí parececlaro es que todas estas enfermedades son consecuencia de la persistencia delagente infeccioso en los tejidos del hospedador y que las lesiones resultan deldesencadenamiento de reacciones inmunopatológicas al coexistir de modo permanenteel agente con los anticuerpos por él inducidos.

 

La persistencia del agente infeccioso en los tejidos permitela liberación de material antigénico, que al unirse a los anticuerpos formaninmunocomplejos circulantes, los cuales al quedar retenidos en los filtrosrenal y coroideo forman depósitos en la membrana basal de los capilares de losglomérulos de Malpighi y en el tejido y vasos del plexo coroideo. Estosdepósitos se ponen de manifiesto al tratar los cortes de estos tejidos con elcorrespondiente conjugado fluorescente antiglobulina IgG.

 

Pues bien: todos estos fenómenos que se han descrito conparticular precisión en la enfermedad aleutiana son también característicos enlos casos de clamidiosis que ya hemos estudiado y descrito más atrás.

 

A la vista de estos antecedentes intentamos interpretar lassecuencias de la infección clamidial crónica.


 

Modo de contagio

Por el momento se desconoce el modo de contagio natural delas infecciones clamidiales en los animales domésticos. Es de sospechar latransmisión intraplacentaria y por vía digestiva. Los insectos intervienenseguramente como vectores ° simplemente como transmisores. En este sentido cabedestacar que hemos aislado Chl. psittaci de garrapatas del género Dermacentorrecogidas en rebaños (caprinos) infectados, y que la distribución actual de lasinfecciones clamidiales animales en España coincide, en gran parte, con lasáreas de presentación de las enfermedades por hematozoarios (piroplasmosis,anaplasmosis y theileriosis).

 

También se ha comprobado la infección clamidial crónica enlos conejos de las zonas en que se presenta la clamidiosis caprina, perodesconocemos por el momento el papel que esta especie pueda desempeñar comoposible reservorio de la infección.

 

Fases del desarrollo de lainfección clamidial crónica

El establecimiento de la infección clamidial crónica puedepasar por tres fases, cuyos plazos de duración pueden variar porque dependen delas interacciones entre el parásito y su huésped. La patogenia de lasinfecciones crónicas subclínicas es complicada y en cierto modo confusa, debidoa que nuestros cono- cimientos sobre sus mecanismos básicos son todavíafragmentarios. La primera fase de la infección clamidial se caracterizaría porun proceso febril y agudo, clínico o subclínico, con clamidemia ymodificaciones del hemograma. Las consecuencias de esta primera fase de lainfección dependerían de la virulencia del agente, de su tropismo y de losmecanismos de defensa. Si los mecanismos defensivos son óptimos se puede producirla recuperación completa del animal o, en su defecto, la localización selectivade la infección clamidial en las vainas sinoviales, placenta, meninges,intestino, conjuntiva o glándula mamaria, originando los correspondientescuadros clínicos.

 

La clamidemia sería la consecuencia de la multiplicación delagente en las células endoteliales, y es curioso señalar que a pesar de que losanimales tienen fiebre (41° C) no acusan signos de enfermedad y conservan elapetito. (Un hecho similar se registra en las infecciones por ehrlichias.) Lalocalización de la infección en las vainas sinoviales, placenta y glándulamamaria, es una propiedad muy común a todas las bacterias que provocanbacterihemias.

 

Las clamidias, por otra parte, son parásitos casi perfectos ysu presencia en el citoplasma de las células del huésped no perjudica, en lamayoría de las ocasiones, el normal fisiologismo celular. Por ello es fácil queen el huésped se produzca un estado de tolerancia perfectamente controlado porlos mecanismos naturales de defensa.

 

La segunda fase de la infección sería la consecuencia de supersistencia al escapar al control de los mecanismos de defensa. La infecciónprovocaría una respuesta humoral que podría ser responsable de las reaccionesinmunopatológicas que se desarrollan durante este período.

 

Uno de los puntos de localización selectiva de la infecciónclamidial es el plexo coroideo. Recordemos que esta estructura está constituidapor pliegues de la piamadre muy vascularizados que se proyectan en el interiorde los ventrículos. Histológicamente está formado por tejido conjuntivo laxorevestido de un epitelio cúbico de células con numerosas microvellosidadesirregulares cuyo citoplasma es muy rico en mitocondrias. Los endotelios de loscapilares sanguíneos de los plexos son de tipo fenestrado. La función principalde los plexos es la secreción del líquido cefalorraquídeo que rellena lascavidades de los ventrículos, el canal me- dular, el espacio subaracnoideo ylos espacios perivasculares. Este líquido tisular tiene que atravesar elepitelio cuboide, y por ello pueden quedar retenidas algunas macromoléculas.

 

Los plexos retienen los inmunocomplejos circulantes de unamanera selectiva, formando depósitos amorfos irregulares que darían lugar a unareacción inflamatoria con un aumento de la permeabilidad vascular, hemorragiasy necrosis.

 

El aislamiento de la Chlamydia psittaci de los plexoscoroideos de cabras afectadas de un síndrome homologado provisionalmente como«encefalomielitis», del plexo de caballos muertos de un síndromehepatoencefálico, del plexo de terneros y bóvidos adultos muertos de procesosagudos o sobreagudos, y del plexo coroideo de cabras y conejos con infecciónclamidial crónica subclínica, son prueba evidente de la localización selectivade la infección sobre esta estructura.

 

La segunda fase de la infección clamidial es generalmentesubclínica y puede tener larga duración (durante la vida del animal afectado).Consideramos que el plazo mínimo necesario para su establecimiento coincide conel de la respuesta inmunitaria (dos-tres semanas).

 

La persistencia de la infección permitiría la liberacióncontinua o discontinua de material antigénico que bien de una forma directa oindirecta (¿formación de inmunocomplejos?) originarían una arteritisespecialmente en las arteriolas y capilares del riñón y del plexo coroideo. Lalesión se iniciaría con edema de la capa media y adventicia, seguida denecrosis, trombosis y reacción fibrosa.

 

Las imágenes de fluorescencia de los glomérulos renales y delplexo coroideo



conconjugados fluorescentes de las respectivas globulinas (IgG) de las diferentesespecies; el poder anticomplementario de los sueros y la criolabilidad de losanti- cuerpos anticlamidiales sugieren la existencia de inmunocomplejos circulantesy la intervención del complemento.

Desdeque iniciamos estos estudios nos había llamado la atención el que estosprocesos afectaran especialmente a los caprinos, equinos y conejos, especiesque, como es sabido, poseen una gran capacidad para la formación de anticuerposhumorales. Sospechamos que esta propiedad favorece el desencadenamiento de lasreacciones inmunopatológicas que estamos investigando.

 

Según Disoné (1975), las lesiones inmunopatológicas sonproducidas por los anticuerpos humorales. El carácter, localización y severidadde las lesiones dependerían del antígeno, de los anticuerpos y de losmediadores que intervienen y condicionan la reacción. Se admite que laseveridad de las lesiones inmunopatológicas está en estrecha conexión con lacantidad de anticuerpos, y que cuanto mayor sea la respuesta inmunitaria mayores el riesgo de que la reacción pueda ser explosiva.

 

Las lesiones histopatológicas registradas en los animalesque padecen infecciones clamidiales crónicas subclínicas son muy similares alas descritas en la enfermedad aleutiana del visón por Henson y col. (1976) yel «lupus eritematoso humano» por Gyorkey (1969).

 

La tercera fase de la infección clamidial se produciría concarácter esporádico, aunque en casos excepcionales podría adquirir carácterepizoótico (como el registrado en los caprinos los años 1968 y 1976), y seríala consecuencia de la activación de la infección clamidial en animaleshipersensibilizados.

 

La activación de la infección clamidial crónica se vería estimuladapor una serie de factores de stress, entre los que destacamos las desfavorablescondiciones meteorológicas, el exceso de ejercicio, la gestación, lasinfecciones intercurrentes, las inhibiciones hormonales, etc.

Esta tercera fase explicaría el desencadenamiento súbito dela enfermedad en los caprinos, equinos y bovinos. Tenemos la impresión de queel desencadena- miento de la enfermedad tiene lugar preferentemente en animalesjóvenes y en los mejor capacitados para una respuesta inmunitaria. Por ello noes de extrañar afecte principalmente a los animales de uno a dos años.

 

Aunque consideremos el plexo coroideo como un «locus» deanidamiento de la infección clamidial, no descartamos la posibilidad de quepuedan existir otros puntos, entre ellos la glándula mamaria. Existe laposibilidad de la infección de la glándula mamaria en la primera fase de lainfección, particularmente durante la gestación, y su persistencia por la menorcapacidad fagocitaria de los macrófagos de la leche calostral. Se ha demostradola presencia de clamidias y de anti- cuerpos anticlamidiales en el calostro devacas que padecían una infección clamidial crónica.

 

La muerte de terneros nacidos de estas vacas a lostres-cuatro días del nacimiento podría deberse a la interacción entre losanticuerpos, las clamidias y el complemento, tanto si el ternero vinieraantigenado desde el claustro materno como si adquiriera la infección activa enel momento de la toma del calostro.

 

Aunque aparentemente pudiera considerarse como un procesoagudo por la brevedad de su curso, en realidad reuniría los condicionamientosde la segunda fa de la infección clamidial. Pero también puede ocurrir, cuandohaya pocos anticuerpos en el calostro, que la infección primaria ocasionada porlas clamidias e él vehiculada desencadene más tarde la enfermedad clínica, enel momento e que la madurez del sistema inmunitario produzca una respuestaactiva en anti cuerpos humorales.

 

Hay dos hechos en la patogenia de la infección clamidialcrónica que precisa comentario; son las modificaciones de los hemogramas y laactivación de los lisosomas.

 

En los estudios hematológicos realizados en animales quepadecían una infección clamidial crónica subclínica se han comprobadomodificaciones del hemograma, variables según las especies. En el ganadocaprino se han observado modificaciones del hemograma durante la segunda fasede la infección, que consisten en anemia (no en todos los animales) y unadiscreta leucocitosis (neutrofilia). En el momento del desencadenamiento clínicode la enfermedad en la tercera fase se produce una acusada leucocitosis(neutrofilia). Esta neutrofilia no va acompañada de fiebre, ni de clamidemia,por lo que sospechamos que su estimulación es consecuencia de reaccionesinmunopatológicas.

 

Coincidiendo con este supuesto, se ha observado que lainoculación intradérmica de un antígeno clamidial inactivado, en los caprinoscon infección clamidial crónica subclínica, provoca una reacción local quealcanza su máximo a las 48- 72 horas de su aplicación, elevación de latemperatura (1° C) y modificación del hemograma con la inducción de una ligeraneutrofilia.

 

En los conejos, y durante la segunda fase de la infecciónclamidial, se registra linfocitosis (neutropenia), modificaciones morfológicasen los polinucleares neutrófilos ( degranulación) y ausencia total debasófilos.

 

Durante la primera fase de la infección clamidial, tantonatural como experimental, en la cabra y en el conejo, se observa en lospolinucleares neutrófilos la aparición de formaciones corpusculares basófilasen su citoplasma. Estas formaciones se asemejan a los cuerpos tóxicos descritosdurante la fagocitosis en procesos infecciosos de diversa naturaleza. Además,la microscopía electrónica permite observar imágenes de vacuolización que parecencorresponder a lisosomas vacíos, formas multilaminares, vacuo las y gránuloscon formaciones corpusculares en su interior.

 

Estas alteraciones morfológicas coinciden con unadisminución de la capacidad fagocitaria que explicaría la frecuente colonizaciónde gérmenes banales en los tejidos de los animales afectados y que podríadeberse a la acción irritativa de alguna sustancia producida por las clamidias(¿leucocidina ?).

 

Las alteraciones morfológicas mencionadas tienen analogíascon las descritas en el síndrome de Chediak-Higasahi, enfermedad que padecen elhombre y algunos animales. Se caracteriza por la presencia de granulacionesanormales en los polinucleares neutrófilos, tanto circulantes como de la médulaósea.

 

Todd y Storz (1975) han comprobado, experimentalmente, encultivos tisulares que las clamidias activan los lisosomas de las célulasinfectadas.

 

Es posible que esta activación lisosomal sea responsable delas inclusiones, basófilas que se observan en diversas células (hepáticas,alveolares y renales) de los animales que padecen clamidiosis.

 

Es curioso señalar que la activación lisosomal se consigueexperimentalmente mediante la inoculación de macerados de órganos de animalesque han muerto a consecuencia de un episodio clamidial (síndromehepatoencefálico en equinos). La inoculación de estos macerados en el embriónde pollo inducen la aparición de inclusiones en el citoplasma de lospolinucleares neutrófilos sin infección clamidial activa, estimulación quealcanza a los promielocitos neutrófilos, según se comprueba por microscopíaelectrónica.

 

La caída de las orejas, observada en conejos con infecciónclamidial crónica, podría deberse a la liberación de enzimas de los lisosomasactivados que actuarían rompiendo los enlaces proteína-polisacárido de loscartílagos, con lo cual éstos perderían su rigidez.

 

En fin, como resumen se puede admitir la existencia deinfecciones crónicas subclínicas persistentes en distintas especies animalesdomésticas.

 

En el establecimiento y las consecuencias de las infeccionesclamidiales se pueden distinguir tres fases:

 

Primerafase

Laprimera fase correspondería a un proceso agudo, febril, clínico o subclínicocon clamidemia. El desarrollo de la infección estaría supeditado a lavirulencia del agente infectante, a su tropismo ya los mecanismos de defensa.Si la virulencia del agente es baja y los mecanismos defensivos óptimos, lainfección podría pasar totalmente desapercibido con la curación total delhuésped. Si las circunstancias son más desfavorables se produciría elanidamiento de la infección en puntos muy selectivos, como las vainassinoviales, la placenta, el plexo coroideo’ y las meninges, el intestino o laglándula mamaria, dando origen al correspondiente cuadro clínico.

 

Segundafase

Lasegunda fase de la infección sería subclínica y de variable duración,dependiente de las interacciones entre el parásito y el huésped, pero que puedeser de larga duración (años). Esta fase sería la consecuencia de la incapacidadde los mecanismos defensivos del huésped para lograr el control absoluto de lainfección. La persistencia de la infección en puntos como el plexo coroideo ylinfomeninges, que escapan a alguno de los mecanismos de defensa que controlanla infección, permitiría la lenta y continua descarga de material antigénico.Esta: fase y sus consecuencias serían el resultado de reaccionesimnunopatológicas de’ predominio humoral, formación de inmunocomplejoscirculantes e intervención del complemento.

 

La incompleta destrucción de los inmunocomplejos por losfagocitos o células ¿el sistema retículo-endotelial permitiría su retención anivel de los endotelios vasculares, provocando, con la colaboración delcomplemento, arteritis, responsables de la glomerulonefritis y coroiditis y,posiblemente, también de los procesos degenerativos del hígado y del pulmón.Durante esta fase se produciría un estado .de hipersensibilidad del huéspedfrente a los antígenos clamidiales.

 

Si las lesiones ocasionadas por las reaccionesinmunopatológicas no son muy graves el huésped puede padecer y soportar estafase de la infección durante toda su vida.

Tercerafase

Latercera fase de la infección clamidial sería aleatoria y ocasional yconsecuencia de la activación de la infección subclínica, debido probablementea factores de stress, entre los que destacamos la gestación. Se manifestaríapor el desencadenamiento de un proceso clínico sobreagudo, agudo o crónicodependiente del estado inmunológico del animal y debido a reaccionesinmunopatológicas dominadas por fenómenos de hipersensibilidad (inmediata otardía).

 

Somos conscientes de la existencia de numerosas lagunas enel conocimiento de los mecanismos íntimos involucrados en las infeccionesclamidiales, pero consideramos que los hechos expuestos pueden servir de puntode partida para futuras investigaciones básicas que aclaren los mecanismos deestos procesos.

 

Contestaciónpor el

Dr.Carlos Luis de Cuenca González-Ocampo

Haceya treinta y siete años que Blanco Loizelier, tras un expediente brillante,terminó su carrera, accediendo inmediatamente a aquellas becas previdentes dela Dirección General de Ganadería. Ya había sido alumno interno deBacteriología en nuestra vieja Escuela y, más tarde, colaborador de la secciónde idéntico nombre del Instituto de Biología Animal, comenzando una carrera quehoy continúa, salvo el accidente del ascenso en los cargos y denominaciones.Toda su vida se ha desarrollado, pues, alrededor de los estudiosmicrobiológicos, serológicos e inmunológicos, y, como corolario, en la resultantede aplicación inmediata beneficiadora de la experiencia, en epizootológicos.Diplomado en estudios superiores de Veterinaria con calificación desobresaliente (1945), fue sucesivamente técnico interino (1945); luego, poroposición (1947), en fin, jefe de sección (1956), todo ello en la deBacteriología del, primero, Instituto; luego, Patronato de Bio- logía Animal,hasta que, años déspués, Blanco Loizelier fue designado jefe del Departamentode Higiene y Sanidad Animal de uno de los nuevos anagramas que en los actualestiempos han saltado a la nomenclatura un tanto colmen aria de laAdministración; ese anagrama es periférico, aunque físicamente central, y setranscribe por CRIDA-6, esto es, el Sexto Centro Regional de Investigación yDesarrollo Agrario, que a su vez se incluye en otro anagrama: INIA (InstitutoNacional de Investigaciones Agrarias). Nótese la denominación de Regional parael 6 de CRIDAS, pero que Blanco Loizelier, en lo que se refiere a sudepartamento, ha podido conservar no como periférico, sino nacional, e inclusointernacional, ya que ha sabido llevar su nombre y su ciencia más allá de dondeEspaña acaba.

 

Durante todos estos años, Blanco había adquirido, al lado dedon Pedro Carda, nuestro inolvidable maestro, y de Carlos Sánchez Botija, unaenorme cantidad de conocimientos, experiencia y maestría, e intervenido congran autoridad en todos los procesos epizootológicos que habían conturbado aEspaña y preocupado al Centro, dándole prestigio también internacional (antesdel prisma, o del cisma, según se quiera). Había viajado a varios países paraampliación de estudios; había sido profesor en numerosos cursos; había asistidoa todas las reuniones internacionales de su incumbencia, y también a losMundiales de Veterinaria, presentando ponencias y comunicaciones; habíaobtenido el grado de doctor en Veterinaria, con premio extraordinario, en 1958;pasado el trámite obligado de la encomienda del Mérito Agrícola en 1963 y de laplaca de la misma Orden en 1977, y, finalmente, había iniciado con brillantez ysobre todo con vocación y apasionamiento su carrera docente.

 

Tras haber sido alumno interno por oposición deBacteriología e Inmunología en la antigua Escuela de Veterinaria, antes determinar su carrera (1940-41), el ya diplomado en Inmunología y Serología en eltambién antiguo Instituto Nacional de Sanidad (lo que aquello sea ya antiguo noquiere decir que lo actual sea nuevo), fue nombrado profesor auxiliar de laEscuela Superior de Veterinaria de Madrid en 1944, desempeñando su cargo hasta1947. Abstraído en sus trabajos de laboratorio y en sus misiones en España y enel extranjero, Blanco Loizelier obtuvo por oposición el cargo de profesoradjunto de la cátedra de Micro- biología de la ya entonces Facultad deVeterinaria de Madrid, en 1952, en el que cesó a petición propia en 1969. Laserie de combinazioni (digámoslo en italiano para que no se nos entienda mucho,aunque la mentalidad sea próxima y la lengua también) presentes en todaprovisión de vacantes universitaria, Una serie de imponderables ponderables, de«coyunturas» (como se dice ahora), por cierto pasajeras e inoperantes, si noregresivas, pero siempre poco responsables y exaltadoras de constantes mínimas,y, por qué no decirlo, su excesivamente modesto retraimiento, su negativa a lamaniobra egocentrista, nos privó de un magnífico maestro. La lucha contra lasepizootias, que hoy exige la formación que tiene Blanco Loizelier, con unprofundo dominio de la patología morfológica; la formidable labor de ayudarealizada día a día, desinteresadamente, con obsesión minuciosa, con la mente ycon las manos, esto es, con horas de laboratorio, con noches ante la mesa detrabajo; la gratitud que le guardan millares de ganaderos españoles; sugenerosa ejecutoria de tantos años al servicio de los demás, hubieransancionado con júbilo su exaltación a la cátedra, que, de hecho, ejerce en sulabora- torio, al que acuden en consulta muchas más gentes que quizá las queconcurren a ciertos centros docentes. Pero toga de maestría y birrete desabiduría, y hasta guante blanco de inocencia y cortesía, como son lossímbolos, con el libro de la Ciencia, de nuestro ritual universitario, lostiene bien ganados Andrés Blanco Loizelier .

Esavocación y esa modestia que hemos tantas veces citado le han hecho es- coger untema que le ha obsesionado y que, de haberlo expuesto otro, hubiera pasadoquizá como un «tema menor». Aunque no lo es; en primer término, por- que no hayningún tema menor entre los científicos; y, en segundo, porque la clamidiosisrealmente no lo es. De apasionado por el tema lo hemos tildado, y apasionantetema nos lo ha expuesto. Tiene en su haber no sólo la importancia del asunto,que ha demostrado, sino su aportación personal a su significación en España, endonde la clamidiosis pasó como una de tantas entidades nosológicas muchas vecesinaparentes, o confusas, o confundibles o enmascarables tras de otrasplenamente aparentes y conocidas. El mérito de Blanco ha sido la sagacidad dedetenerse un día, abrumado sin duda por el intento de explicación de casos enlos que la patogenia convencional no lo aclaraba todo, en estos «agentesetiológicos específicos (nos lo acaba de decir, y copio sus palabras) de unaserie de entidades patológicas bien definidas» muy variadas; que «intervienenen síndro- mes diversos y mal conocidos» y que, sin embargo, «conforme vamosconociendo mejor la patogenia de tales infecciones, consideramos como expresiónde la di- versidad de los cuadros anatomo-patológicos a que pueda dar lugar lainfección clamidial. De ahí que se tienda a emplear la denominación común declamidiasis para definirlos».

 

El problema consiste en que la mayoría de las infeccionesclamidiales son subclínicas. «Este hecho, junto con el criterio un tantogeneralizado -sigue el autor- de la ubicuidad de estos gérmenes, quizá expliquela falta de interés de muchos patólogos sobre las clamidias y los procesos porellas originados.»

 

El mérito de Blanco fue, por tanto, el tratar de explicar loa veces inexplicable y el ponerle a su fe a una interpretación que, como todaslas suposiciones iluminadas, podría calificarse de aventurada si no estuviesesoportada por el hecho experimental. Es aquí en donde el autor, con lailusionada mente en las alturas del pensamiento, pero con los pies bien posadossobre el suelo, incorpora al acervo de los patólogos españoles (en su ampliaacepción, desde el hecho bacteriológico en sí mismo como origen hasta laderivación histiopatológica en su manifestación, y finalmente hasta laconsecuencia económica en su incidencia y reiteración) el diagnóstico obsesivoy persuasivo de un complejo etiológico que ya habían concretado las escuelasamericana y europea. En la documentación que me ha sido posible utilizar paraestas palabras existen notas especiales, de índole personal, dirigidas a BlancoLoizelier por investigadores norteamericanos como Page, reconociendo elcrecimiento en embrión de pollo de aislamientos hechos por Blanco en ovejas,pero no de los cultivos liofilizados procedentes de equinos que este último leenvió; así comienza una correspondencia esmaltada de suge- rencias y opiniones.En una de sus cartas el mismo Page se manifestó encantado al recibir lasconvincentes electromiografías que se le remitieron desde Madrid, procedentesde las cepas clamidiales obtenidas en caballos: se había roto el cerco. Elloocurría hacia 1970 ó 1971. Pero en 1977, Page, tras recibir el informe deBlanco sobre la descripción de nuevos síntomas de la infección clamidial enEspaña, decía que la clamidiosis parece ser tan difundida en la vida animalespañola «que Madrid debería constituir un centro internacional para lainvestigación de las enfermedades clamidiales de los animales» y que «en elfuturo» el investigador norteamericano «habría de seguir muy de cerca eltrabajo» de Blanco Loizelier. McCauley, ya en 1968, y Meyer, en 1970, y máscercanamente Storz, en 1977, todos ellos personalidades internacionales,significaban o su aplauso y estímulo hacia el tema o que McCauley (quien creíasaber que él mismo había sido el primero en aislar el agente clamidial en elaborto de la cabra) reconocía que «usted, Blanco Loizelier, lo había hechoantes, lo que considero como una gran contribución», o que Storz, autoridadmundial, apoyaba la tesis de Blanco de incluir un proyecto de investigaciónsobre clamidiosis animales del próximo Convenio Cooperativo de InvestigaciónUSA/España en Agricultura. «No ha sido realizado, hasta ahora -dice Storz-,demasiado trabajo sobre infecciones por Chlamidia en cabras, conejos ycaballos. Le deseo el mayor éxito en sus investigaciones y en su planeamientoproyectado. Tengo datos de origen veterinario en cuanto que las infeccionesclamidiales constituyen un delicado problema en 1as cabras, en las que causanfrecuentemente conjuntivitis, neumonías y abortos. » Párrafos escritos en lajerga íntima de los investigadores, ajena a toda preocupación pragmática, peroplenos de generosidad incluso deportiva, reconociendo y envidiando noblementelos éxitos ajenos.

 

Desde 1968, en que Blanco diagnosticó por primera vez enEspaña una infección clamidial, hasta la certidumbre actual de su presencia enequinos, caprinos y conejos, y la sospecha de su existencia en los bovinos yovinos, tras comprobar 1a de formas crónicas en las tres primeras especies,media una década de apasionado, ilusionado esfuerzo.

 

Pertenece este género de investigaciones y de extensiones enla práctica de ‘campo al ignoto terreno de lo desconocido que ha de sersojuzgado por la intuición. Afortunadamente, resta aún al hombre vastos lejanosOestes que se ofrecen a su fantasía; enormes fuentes de información, a vecessuprahumanas, caen sobre nosotros como una obsesión quizá cegadora de lospequeños hechos que son real- mente grandes por impares. De vez en cuando,entre el estrépito de las guerras o de las convulsiones sociales, podemosimaginarnos o atisbar la pequeña luz serena de un laboratorio o la paciente yala vez impacientada espera del resultado de un cultivo o de una inoculaciónexperimental. Este es el humilde comentario ante el trabajo de una persona queno es sólo el premonitorio esfuerzo realizado sobre un tema monográfico.Testigo, minúsculo ya veces preocupado testigo de una vida de trabajo, la deBlanco Loizelier, sabemos que siempre tuvo y tiene al día una coleccióninformadísima de temas cuya solución apasiona y preocupa. Porque a lasagrupaciones de gérmenes, enlazadas ahora por una nueva y cada vez más perfectasistemática, les une también la posibilidad de su extensión a 1 especie humanao de su influencia sobre ella, bien directamente a través d hechos nosológicosaún no bien conocidos (como los que intenta y logra explica Blanco en sudiscurso), o a través de la alimentación o de otras vías. Queda abierta esaventana iluminada del hombre o del equipo de hombres que trabaja en sulaboratorio.