07 Mar La Real Escuela de Veterinaria de Madrid ¿Una de las medidas del Gobierno para mejorar la albeitería?
LA REAL ESCUELA DEVETERINARIA DE MADRID.
¿Una de las medidasdel Gobierno para mejorar la
albeitería?
Ilmo. Sr. D. MiguelÁngel Vives Vallés
JUSTIFICACIÓN
Lapresente conferencia que tenemos el honor de impartir en esta docta instituciónse ampara bajo un título que pretende aportar otra opinión acerca de lasverdaderas razones para fundar una Escuela de Veterinaria en Madrid, así comoalgunos aspectos relacionados con el fluir de la veterinaria y la Albeitería alo largo del s. XIX.
Cabedecir que esta aportación que hoy traemos aquí forma parte de un trabajo detesis doctoral, que tengo el honor de dirigir a Dña. Milagros Benito, detemática mucho más amplia y cuyo contenido versa sobre las difíciles relacionesde la albeitería y veterinaria durante el dilatado periodo de coexistencia deambas, que hemos acotado entre 1793 y 1854. Dicha tesis está en la fase deúltimas correcciones y verá la luz, previsiblemente el próximo año, antes delverano.
Por ello, pretendemos dar respuesta a algunascuestiones que nos hemos ido planteando a lo largo del desarrollo de lamencionada tesis doctoral, y que no hemos visto claramente respondidas por losdiferentes autores que han versado sobre el tema.
Deesta forma, si con nuestro trabajo podemos realizar alguna aportación, aunquesea humilde, al estado del conocimiento sobre la historia de la veterinariaespañola, podremos darnos por satisfechos en el convencimiento de que el granohace el granero.
ALGUNASCONTROVERSIAS NO ESCLARECIDAS
A lolargo de la mencionada tesis hemos encontrado demasiados interrogantes, que amenudo han sido contestados muy precariamente y con vagas explicaciones queresisten mal un examen en profundidad. Algunos de nuestros interrogantes iban aser los siguientes:
-Si seinstauran los estudios de veterinaria en 1793 para mejorar la albeitería,dándole un toque moderno, ¿cómo es posible que se obligue a convivir más decincuenta años ambas instituciones?.
-¿Realmente se creala Escuela de Veterinaria de Madrid para mejorar la albeitería?.
-¿Hay razones paracreer que hubo alguna clase de estrategia o de programa para sustituirpaulatinamente la albeitería por la veterinaria?.
-¿Cómo se acabórealmente con la albeitería?.
Todasestas cuestiones son las que nos llevaron a indagar en los diversos hechos ytestimonios, no sólo de la época, sino también de fechas posteriores, ante locual es preciso que, por una parte, consideremos lo que reseñaban los autoresde la época; por otra la postura de nuestros contemporáneos y, finalmentetratemos de establecer lo que, en nuestra opinión, creemos se pudo aproximar ala realidad.
Vayamos por partes:
Lo que al respectodecían los autores coetáneos de
finales del s.XVIII e inicios del XIX.
Esbien conocida la postura de Bernardo Rodríguez, Malats y Estévez, comopensionados, informadores y redactores de planes de estudios en los que, porhaber sido suficientemente tratados porlos diferentes autores consultados, no queremos ahondar. Pero hay algunos otrosautores cuyas opiniones merece la pena considerar, como serían los de aquellosque escribieron antes de 1793, generalmente en forma de opiniones expresadas alo largo del prólogo de sus obras.
Concretamentelos testimonios de Alonso y Francisco de Reus, mariscales, autores de la ?Guíaveterinaria original?, reputado texto típico de la Ilustración, donde seexplayan como sigue:
?Paraestos Señores he formado y unido los varios capítulos que se contienen en estelibro: pues aunque veo la Arte Veterinaria poco adelantada en unos tiempos tanilustrados, en los que todas las ciencias y artes han tomado un aumentoconsiderable¼..quanto el principal movil para esta tan debida revolución habíade ser que todos los Maestros del Reyno fuesen dando anualmente al público losconocimientos y metodos de las enfermedades en que las continuas experienciasles aseguraba a cada uno los mas felices progresos, los quales presentados deórden superior a las Reales Academias, Sociedades o Juntas literarias donde conseriedad justificasen los frutos, entonces se percatarían sensiblemente todoslos nacionales de que estas eran las verdaderas Escuelas Veterinarias.¼?.
Suhermano Francisco escribe, ante una polémica surgida en un diario de la época,lo siguiente al referirse a la inexistencia de una Escuela de Veterinaria: ?Enverdad no tienen ellos la culpa, porque seguramente es desgracia nuestra, notener en el Reyno Escuelas en donde se tome una tintura¼.?.
JoséAntonio Montes era Cirujano Mayor del Rey y escribió, según era la tendencia dela época entre sujetos ilustrados, un tratado sobre las enfermedades endémicas,epidémicas y contagiosas de toda especie de ganados, en cuyo prólogo apunta losiguiente al referirse a la Veterinaria:
¼.?y como en estamateria tan importante no han trabajado nada nuestras prensas en una epoca, enque a imitación del infatigable y piadoso zelo del Gobierno, no hay ideas,reflexión no obra util que descanse, o no se ponga en execución para biencomun¼.?.
Pensamosque, en líneas generales, la tendencia positiva hacia la creación de unaEscuela de Veterinaria es clara. Sin embargo, no encontramos una declaración deintenciones diáfana, que explique bien a las claras por qué y para qué unaEscuela, antes bien, los objetivos de la creación de la Escuela de Veterinariase desdibujan en vagas alusiones a la mejora global del país, como se puso demanifiesto en obras clásicas de esta época, como las destinadas a servir detextos de enseñanza de la Escuela recién creada, elaboradas por Malats, dondeen su prólogo dice:
?Estelamentable estado que desde antiguo tiene la Veterinaria en España, ha llamadola atención de nuestro benéfico Soberano Carlos IV, y bien persuadido delradical remedio que necesita de aprenderla, ha gastado y expende literalmentecuanto se juzga necesario para conseguirlo?. ?Así prepara nuestro gobierno larevolución, no solo de la veterinaria, sino de otros ramos utilisimos alEstado, que reciven de ella su subsistencia?.
O loque el mismo año deja anotado en otra de sus obras, también en el prólogo:
?Entre todas lasartes que merecen la atención y desvelo de un Gobierno enteramente dedicado apromover la pública felicidad es sin duda alguna la Agricultura la que ocupa elprimer lugar?.
ContinúaMalats, refiriéndose a los desvelos de los gobiernos por hacer progresar laagricultura, como sigue:
?Aimpulsos de tan laudables deseos se han erigido, dotado y distinguido concompetentes sueldos y honores varias Escuelas de Veterinaria en muchas cortes ycapitales de Europa, para que reuniéndose el estudio de la teórica por los mássólidos principios elementales con una contínua práctica, se llevasen losconocimientos de un arete tan util como necesario á la mayor perfección?.
Algomás tarde, en 1818, González explica que los argumentos para crear la primeraEscuela de Veterinaria en Francia son los de ?¼.conocer varias enfermedadesepizoóticas que asolaron los campos de Europa?.
Asípues, en líneas generales, los autores de la época elogian la creación de unaescuela de Veterinaria, como reflejo del movimiento ilustrado de su tiempo, ycon la finalidad de mejorar los conocimientos de la albeitería hacia todo tipode ganados. Bien sabemos, por lo que más tarde habría de ocurrir, que esto nosería así.
Las opiniones delos autores actuales, s.XX.
Comoes lógico, estas opiniones también se sustentan en los testimonios recogidos,en las mismas fuentes que nosotros y que, anotadas de forma reducida, puedenser como las que siguen.
Algunasrazones generalmente esgrimidas, se apoyan en unos argumentos un tanto difusos,en cuanto a una cierta inquietud por el cuidado de los animales, actividadespolíticas hacia las ?enseñanzas útiles? preferentemente las relacionadas con laagricultura, la acción de las Sociedades Económicas de Amigos del País y sutoma de partido, y la imitación de lo que se estaba haciendo al respecto enFrancia.
Cuandorecurrimos a Sanz Egaña, a fin de cuentas la principal fuente a la que todosrecurrimos antes o después, al objeto de encontrar su opinión acerca de algunasde las preguntas formuladas, encontramos que en el comienzo del capítulosegundo, que dedica al desarrollo de la enseñanza, hay un párrafo muysignificativo pero poco explícito, buena muestra de lo que hemos hallado en losdistintos autores, que indica, muy a las claras, que las causas genéricas de lacreación de la Escuela fueron dependientes del momento histórico, como si eltiempo por sí mismo pudiera ser una razón. Textualmente:
?Estudiamosaisladamente los hechos que contribuyeron a crear la enseñanza Veterinaria,serían insuficientes para explicar los fracasos cosechados en los primerosmomentos; en cambio, es fácil la explicación en cuanto se encaje dentro delambiente dominante de la época, y mucho más fácil de explicar analizando laconducta de los hombres que intervinieron directamente en la labor cultural?.
Algosimilar hace cuando, en el siguiente capítulo sobre el final de la albeitería,relata los hechos sin aducir razones, ni siquiera a nivel de hipótesis.
Herreroes bien tajante al afirmar que ?la veterinaria en Europa surge con lailustración, cuando en España en el S. XV ya se tenía que realizar un examenpara poder ejercerla?. También se muestra taxativo cuando señala que apuntarque lo que se pretendía era copiar a franceses o alemanes parecía injurioso, porqueambos países, en modo alguno tuvieron que derribar figuras de organizaciónprofesional o restaurar heridas por derechos adquiridos, como en España.
Comoquiera que, a nuestro entender, las razones apuntadas hasta la fecha sesustentan en las opiniones esbozadas por los diferentes autores consultados delos siglos XVIII y XIX, posteriormente, en la obra se San Egaña y últimamenteen obras de síntesis, como el libro conmemorativo del segundo centenario de laFacultad de Veterinaria de Madrid, sintentizando las razones esgrimidas porunos y otros para la creación de los estudios reglados de Veterinaria en uncentro docente, podemos llegar a la conclusión de que las razones tenidas porválidas son las siguientes:
– La imitación delmodelo francés.
-La satisfacción dela demanda de mejores cuidados para los animales.
Idea propia delreformismo ilustrado borbónico.
-El favorecimientoy mejora de la producción de animales, tanto para la mayoría de la poblaciónagrícola como para el ejercito, transportes, alimentación, etc.
Las preguntasiniciales y nuestra respuesta
Sivolvemos a plantearnos las preguntas iniciales, se trataría de ver si estasrazones para crear la Escuela de Veterinaria, que se han sintetizado en laslíneas anteriores, serían capaces de portar las respuestas adecuadas. De estaforma, unas críticas que podemos hacer a dichos razonamientos serían lassiguientes:
1/ No explican lacoexistencia de veterinarios y albéitares por más de cincuenta años, ya que enel caso de que los objetivos reales fuesen los apuntados, parece razonablepensar que el examen por pasantía de albéitares habría cesado en cuanto huboveterinarios, sin embargo sabemos con certeza que no ocurrió así.
2/ Parece evidenteque según los deseos iniciales, la razón de la creación de la Escuela no eraotra que la de mejorar la albeitería. Sin embargo, además de que no fue así, larealidad pone de manifiesto que no habría contacto entre ellas hasta que secreó la denominada Facultad deVeterinaria, como producto de la fusión de la Escuela y el Tribunal delProtoalbeiterato.
3/ No parece haberprograma o estrategia alguna que llevara a incrementar la potencia de laVeterinaria en detrimento de la albeitería para un periodo determinado, demanera preconcebida; mucho menos como intención inicial y expuesta de formaclara.
Portodo ello, en nuestra opinión, los interrogantes seguían sin estar despejados,y no sería hasta que llegó a nuestras manos la obra de Mikel Astrain titulada?Barberos, cirujanos y gente de mar. La sanidad naval y la profesión quirúrgicaen la España Ilustrada?. Tesis doctoral del autor, que recoge la historia delos cirujanos de la armada, cuyo desarrollo paralelo al de los veterinarios nosabrió los ojos desmesuradamente, proporcionándonos una magnífica basecomparativa, que es la que hemos utilizado para esta ponencia.
RAZONES PARA CREARLA ESCUELA DE VETERINARIA DE MADRID: NUESTRO PUNTO DE VISTA
Esobvio que en el s. XVIII, y por tanto durante el Antiguo Régimen, lasdecisiones políticas se tomaban desde la cúspide de la pirámide social haciaabajo, es decir, desde el Gobierno.
Tambiénes evidente que la decisión de fundar las enseñanzas oficiales de veterinariano fue un hecho repentino, inconexo con la realidad o fruto de una revelación,sino que fue efecto de una determinada planificación, con una larga duración,tomada por Carlos III, y ejecutada por el siguiente rey Borbón. Por ello debeser insertada dentro de un esquema general de actuación política de unGobierno, como no podía ser de otra manera.
Si nosretrotraemos al inicio del s. XVIII, cuando a la dinastía Habsburgo lasustituye la Borbónica, llega a España en 1700 un rey, Felipe V, francés,desconocedor absoluto del país que le ha tocado gobernar, forzando un bruscocambio histórico del Barroco a la Ilustración. Por ser extranjero y venir areinar a un lugar que no conoce, se trae una organización administrativapropia, nueva, con unos modos de gobierno diferentes a los existentes aquí hastaentonces, precisando gran cantidad de colaboradores de su absoluta confianza.
Desde1700 en que comienza su reinado hasta el gobierno de Carlos IV, se sucedeFelipe V (1700-1746), Fernando VI (1746-1759), su hermano Carlos III(1759-1788) y Carlos IV (1788-1808), que sería obligado a abdicar en su hijoFernando VII.
Todosellos presentan un patrón común a la hora de gobernar, cuyos parámetrosdefinitorios estarían fijados por la reforma de las estructuras anteriores y elcentralismo, siendo sus principales, y más representativas acciones, lassiguientes:
– Protección de laburguesía.
– Conversión de laaristocracia al servicio del Estado.
– Rehabilitacióndel artesanado.
– Protección delmundo rural como fuente de riqueza.
– Libertad decomercio y eliminación de los monopolios gremiales.
– Colonización yrepoblación demográfica.
– Creación deinstituciones educativas para instruir al pueblo.
– Elprofesionalismo debe estar al servicio del Estado.
– Y como notaprincipal: el fortalecimiento del Estado a costa de todo.
Estaúltima acción sería conseguida, entre otras vías, a través de dos frentes deinterés que nos competen directamente, cuales son: la reorganización delejército y de la armada a través de la creación de academias militares para obtenerla mayor formación técnica posible para los oficiales, y la reorganización delas actividades sanitarias.
Deesta forma, como diría Julian Marías, el s. XVIII consiguió ser un siglo sinsangre ni violencia (relativamente, añadiríamos nosotros), lo que se iba aalterar drásticamente en el siguiente.
Estatendencia política que se iba a desarrollar a lo largo del siglo, tenía suorigen en el concepto de Estado francés borbónico que sería al cabo el que setrajeron los primeros Borbones.
Noscentraremos a continuación en las tareas de reorganización del ejército y laarmada, puesto que la actuación sobre las actividades sanitarias, si bienafectó a la composición personal del Tribunal del Protoalbeiterato, por susimilitud estructural con el Tribunal del Protomedicato, no tuvo importantesefectos sobre nuestra profesión, ya que en aquel entonces el albéitar oveterinario todavía no tenía competencias sanitarias, que habrían de llegar amitad del s. XIX. En todo caso, la acción realizada se concreta en la elevacióna los puestos de control del Tribunal de personas afines al Gobierno, quepaulatinamente serían sustituidos, a su vez, por mariscales.
La reorganización del ejército y suefecto sobre la
Albeitería y laVeterinaria
La necesidad de contar conalbéitares en el ejército para el mantenimiento de la caballería estáreglamentada desde antiguo, como reseña Pérez, en las ?Ordinacions? de Pedro IVel Ceremonioso (1344) donde ya se incluye el mariscal entre los servidores dela casa Real.
Siemprehan prestado su servicio a los reyes sucesivos la mayoría de los más eminentesalbéitares de su tiempo, debido a la remuneración, consideración y privilegiosque el cargo llevaba aparejado. De igual modo muchos de los regimientos,brigadas y compañías incluían albéitares-mariscales entre sus fuerzas.
Entodo caso, a lo largo del reinado de Carlos III (1759-1788), se publicaronvarios reglamentos que afectaron a la inclusión de los mariscales, pero lareglamentación más importante serían las Ordenanzas de Carlos III sobrerégimen, disciplina y servicios de los Ejércitos que, apoyándose en las de1762, se redactaron por una comisión que presidía el Conde de Aranda, quien fueactivo también en el desarrollo de las ?enseñanzas útiles?, junto conCampomanes. Fue también Pedro Pablo de Abarca y Bolea, Conde de Aranda, quientendría una importancia decisiva en cuanto al conocimiento de la Escuela deAlfort, al ser enviado como embajador a París en 1773, y remitirle al reyCarlos III un informe solicitando el envío de un pensionado para que, trascursar los estudios de Veterinaria, se encargara de la organización de losmismos. Tuvo también gran importancia a la hora de conseguir que no fueranveterinarios franceses, sino españoles, quienes organizaran la Escuela deVeterinaria.
Asípues vemos personajes coincidentes en uno de los grandes frentes de renovacióncual era la reestructuración y modernización del ejército; de este modocoincidimos con Lafuente, Puerto y Calleja en cuanto que las necesidades de unaoficialidad militar bien instruida, junto a la de técnicos, abocará rápidamentea la creación de instituciones docentes y científicas que fueran capaces deatender la demanda (ingenieros, cartógrafos, etc.).
Eneste sentido, pensamos que la creación de la Real Escuela de Veterinaria deMadrid tuvo más que ver con la idea inicial de dotar de técnicos veterinariosal ejército, que con la finalidad directa de renovar la Albeitería como tal.
Parasustentar esta teoría es necesario conocer las interioridades de su creación.
Comose ha indicado antes, el Conde de Aranda, a partir de un informe que elabora enParís, solicita que se envíe a un pensionado, que a la postre sería BernardoRodríguez, Mariscal de las Reales Caballerizas, sujeto adicto a la Ilustración,incorporándose a la Escuela de Alfort en enero de 1777, finalizando susestudios el 2 de julio de 1780. A su vuelta, redactó una memoria sobre lanecesidad y conveniencia de crear una Escuela de Veterinaria en Madrid, asícomo su reglamento, pero que no prosperaría por las críticas suscitadas, entreotros por Pedro Pablo Pomar y Alonso de Rus, y la controversia suscitada en sumomento.
Ya en1784 de nuevo se envían a otros dos mariscales del ejército a Alfort paracursar los estudios de Veterinaria, y posteriormente a visitar otros paísescomo Alemania, Dinamarca, Inglaterra e Italia, para ampliar los estudiosiniciales, regresando en 1789.
Cabedecir que la práctica de enviar pensionados militares al extranjero, en tareasde ampliación de estudios, se había realizado antes, en el caso de loscirujanos de la armada, de cara al reforzamiento del Real Colegio de Cirugía de la Armada en Cádiz, ya que losprimeros pensionados procedían de la primera promoción. Esta actuación de enviara profesores y colegiales a centros del extranjero por cuenta de la RealHacienda fue una práctica seguida en otros campos científicos y técnicos,consecuencia de la política borbónica.
Finalmente,Carlos III mandaría que se constituyeran dos comisiones para implantar laEscuela de Veterinaria con los planes aportados, pero que no llegarían aacuerdo alguno antes de la muerte del rey, a pesar de que, por Real Orden de 7de septiembre de 1788, se ordenó el establecimiento en Madrid de una Escuelapara la enseñanza de la Veterinaria. Estamos de acuerdo con la afirmación queindica: ?A juzgar por estos antecedentes y de no haber fallecido en 1788, con toda seguridad hubiera ordenadocrear la Escuela con la amplitud de funciones establecida para el Colegio deCirugía? y lo estamos porque hemos indagado en esta línea de creación detécnicos para el ejército acerca de las vicisitudes que llevaron a la creación de los colegios de Cirugía de laArmada, línea indicada por distintos trabajos.
Acomienzos del s. XVIII se seculariza el hospital de Cádiz, regentado hastaentonces por la Orden de San Juan de Dios. A través de un instrumento jurídicocual fue la Ordenanza y Reglamento para ayudantes primeros y segundos de laarmada, promulgado en 1728, se confiere al Cirujano Mayor de la armada lafacultad de examinar, aprobar y destinar, sin contar con la intervención delTribunal del Protomedicato, a los cirujanos de la armada. De este modo lamarina era capaz de reglamentar automáticamente su estructura sanitaria. Inclusose llegaría a nombrar un Protomédico de la armada, que originaría conflictoscon el Tribunal del Protomedicato.
Comienzaasí el largo camino hacia la consecución de un status académico para loscirujanos, independiente del Protomedicato, gremios, o incluso de laUniversidad.
Esevidente que hubo una auténtica necesidad de aumentar la profesionalidad deaquellos barberos-cirujanos que causaban repetidos estragos entre lastripulaciones de los barcos de la marina, por lo cual era imprescindible aumentarla calidad de los cirujanos, teniendo en cuenta que la Universidad no estabaprecisamente dedicando mucho esfuerzo a su formación, a la par que elProtomedicato habría de mantener los privilegios del médico sobre el cirujano.
Deesta forma la armada abrió la puerta a un modelo propio, y autónomo, deenseñanza de la Cirugía y de preparación de sus cirujanos en el Hospital de laarmada de Cádiz.
Esespecialmente aplicativa la afirmación que hace Atrain cuando dice: ?Lafundación del Colegio gaditano y más tarde del barcelonés no influyerondirectamente en la gran mayoría de cirujanos que ejercían el oficio o losoficios que a esta ocupación le estaban socialmente asignados, aunque es ciertoque su apertura y progresivo funcionamiento movieron los cimientos de unaestructura que ya no volvería ser la misma?.
Ennuestra opinión esto es extrapolable ciento por ciento a lo que ocurrió con laVeterinaria y la Albeitería, por cuanto las acciones emprendidas con laprofesionalización de los cirujanos de la marina proporcionan al Estado elconocimiento exacto de los resultados esperables al poner en marcha una formanovedosa, diferente a la universitaria, de reorganización interna de laprofesión, para superar una deficiencia profesional importante y de acuerdo conlos ideales ilustrados del siglo.
Deigual modo Astrain, en las conclusiones de su trabajo, identifica a la cirugíacon las denominadas ?profesiones de estado?, motivado por la necesidad dedisponer de técnicos cualificados para la armada y el ejército,materializandose en un apoyo monetario e ideológico por parte del Gobierno y delas nuevas instituciones. Lamentablemente su aplicación a la Veterinaria, queconsideramos totalmente extrapolable, tuvo como inconveniente el que serealizase varias décadas más tarde, y que su plasmación definitiva tropezaracon el tránsito de Carlos III a Carlos IV y la propia Guerra de Independenciaque sustantivamente trastocarían su desarrollo.
Porúltimo, pretendemos aportar algunos datos que pongan de manifiesto nuestrahipótesis de trabajo, por la cual la organización de la Veterinaria se realizócon la finalidad de obtener profesionales de la medicina animal mejor formadosque los albéitares y para uso mayoritario del ejército, totalmente de espaldasa la Albeitería civil y, posiblemente, sin pensar en ella, de modo similar acómo se había producido la organización sanitaria de la armada.
Sibien es cierto que, en la mayoría de documentos producidos en la época anteriora la creación de la Escuela de Madrid, siempre se mencionan intenciones como lade mejorar la agricultura y la ganadería, el tráfico, la fuerza, la riqueza yla alimentación del Reino, lo cual, dicho en lenguaje actual, sería ?muypolíticamente correcto?, no es menos cierto que en todos los casos aparecenobjetivos claramente militares. Y así:
?Lamilicia sin caballos y la Patria sin defensa?. ?Sin detenernos más en losbeneficios que la Agricultura percibe de la Veterinaria: damos, aunque depronto, una ojeada a todas las ocupaciones de la Milicia, y veremos que laInfantería, la Caballería y los Artilleros necesitan para las funciones de laguerra de caballos, mulas y todo tipo de animales de carga?.
Deigual modo se pronunciaría Godoy en sus memorias y especialmente encontramostestimonios de su principal objetivo (el militar) en la publicación realizadapor Pérez, con objeto del CL aniversario del cuerpo de Veterinaria Militardonde se encuentran afirmaciones como las siguientes, al referirse a la Escuelade Veterinaria:
?El edificiooriginal tiene un cierto carácter especial por las dos garitas emplazadas a losdos lados de su puerta de entrada. Esta particularidad, probablemente estárelacionada con el carácter semimilitar que se había dado al colegio. Estetenía como misión particular la de mejorar y ampliar los conocimientos de losaspirantes al mariscalato, es decir, los futuros veterinarios militares, loscuales, procedentes de sus regimientos respectivos ingresaban en el Colegio, dedonde salían para ocupar en el ejército cargos oficiales de su especialidad?.
Abundandoen esto, Pérez transcribe un informe fechado en Palacio el 13 de enero de 1793,donde se indica entre otras cosas: ?Los alumnos, su manutención asignada, serácomo el haber de los soldados en prest, masita y Gran masa¼?, además, indica laestructuración militar dentro de la Escuela.
SiguePérez aportando más datos referidos a la edad de los alumnos: ?Serían loselegidos de dieciséis a veintiún años propios en edad para la guerra?, y másadelante indica preferencias hacia el cuerpo de caballería e hijos de soldados.
Asípues en su organización, gobierno personal, disciplina, indumentaria y demás,fue un centro militar, con una gradual transformación, hasta 1841, en que pasaa depender de la Dirección General de estudios. Cuatro años más tarde secrearía el Cuerpo de Veterinaria Militar. El propio Sanz admite que lafundación de la Escuela de Veterinaria mejoró, en primer término, laVeterinaria Militar. Aunque en realidad lo que mejoró fue el ejército, ennuestra opinión.
Estollevaría a escribir a Sanz Egaña lo siguiente:
?No hubosuperposición ni yuxtaposición, ni siquiera conjunción. La enseñanza de laVeterinaria siguió su desarrollo atemperado a los recursos y disposiciones queconcedía el Gobierno, al igual que en los demás países. La Albeitería, a suvez, siempre supo mantener sus privilegios, sin ceder en nada ante la nuevaorganización de la enseñanza profesional?.
LAS CONCLUSIONES
Enefecto pensamos que es demostrable, por todo lo anterior, que el nacimiento dela Veterinaria a raíz de la creación de una Escuela para la enseñanza de lamisma, no tuvo, en contra de lo mantenido hasta la fecha, como razón inmediatay directa la mejora de la existente Albeitería, sino otro tipo de razones comofueron, entre otras:
– La satisfacciónde los objetivos sociales y políticos de los Reyes Borbones del momento.
– La aplicación delas tendencias europeas en vigor referidas a la Ilustración, en cuanto aexponente del modelo de Estado de la época.
– La dotación detécnicos expertos para el ejército, en línea con otras necesidades de personaladiestrado (médicos, cirujanos, cartógrafos, etc.).
Ennuestra opinión, se trata de una serie de causas de tipo general que no tocanmás que tangencialmente a la Albeitería, formando parte de una estrategia deorden superior.
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