07 Mar Género biográfico y Veterinaria Española. Su proyección en Historia de la Ciencia
GÉNERO BIOGRÁFICO Y VETERINARIA ESPAÑOLA, SU PROYECCIÓN EN LA HISTORIA DE LA CIENCIA
DR. D. JOAQUÍN SÁNCHEZ DE LOLLANO PRIETO
Académico Correspondiente
29 de marzo de 2006
Y discurso de presentación a cargo
del Académico Numerario,
EXCMO. SR. DR. D. JOSÉ MANUEL
PÉREZ GARCÍA
Excmo. Señor Presidente,
Excmos. Señores Académicos,
Señoras y Señores:
Mis primeras palabras han de ser para manifestar mi agradecimiento a la presidencia de esta Corporación por el encargo que me ha hecho de presentar a un nuevo académico: Don Joaquín Sánchez de Lollano Prieto. Siempre resulta agradable intervenir cuando se reconoce y premia la labor profesional, científica, investigadora y cultural de un colega y además amigo.
Con el nuevo académico electo, tenemos antigua relación afectiva e intelectual, y desde el nacimiento de la misma, apreciamos en él al universitario culto e inteligente, extremadamente educado y que destaca por su buen porte y prestancia. No practica el grito, que sabemos forma parte de la cultura española, la cual no debe confundirse con la ordinariez y la mala educación.
Nace en Madrid, el 12 de novre de 1957. Está en posesión de los títulos de Doctor en Veterinaria y Licenciado en Historia, ambos obtenidos en la citada Universidad y con las máximas calificaciones. Está casado con Eva y tiene dos hijos, Renata de quince años, y Gonzalo de catorce. De su brillante currículum, que por respeto al tiempo asignado renuncio a leer y que figura en el discurso impreso, sí quiero destacar sus actividades actuales de docencia e investigación en Historia de la Veterinaria y de la Ciencia, en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, institución de bicentenaria historia.
En el discurso de ingreso que escucharemos, que es brillante, preciso y precioso, cuyo texto amplio tendremos todos la oportunidad de repasar más de una vez, une dos cualidades:la del conocimiento profundo de la Historia y la del largo camino recorrido por la profesión veterinaria. Ello se evidencia señalando nombres sobresalientes, efemérides, obras legadas, trabajos históricos, desenvolvimiento político y social de la profesión y otros muchos referentes, que conocemos por legado de quienes han trabajado por conocer su historia.
A la cabeza de una brillante nómina de cultivadores, el nombre del Profesor Don Cesáreo Sanz Egaña (1885-1959), a quien tuvimos el privilegio de conocer y tratar por la amistad de mi padre con él. Hoy en esta nómina el nombre del nuevo académico tiene un lugar destacado.
El Profesor Joaquín Sánchez de Lollano Prieto, en relación con el cultivo de la Historia de la Veterinaria, se hace notar por dos cualidades, la capacidad de trabajo, visible en la larga lista de sus publicaciones, que sería imposible enumerar aquí, y en la aguda visión de investigador que descubre aquellos mensajes que, entre líneas, llevan siempre velados los documentos. Su paso por las aulas de la Facultad de Historia para obtener el título de la misma, sin duda han potenciado lo que acabo de mencionar.
El nuevo miembro de nuestra Corporación enseña Historia de la Veterinaria y de la Ciencia, considera a la misma con un enfoque social, cuyo estudio constituye una tarea compleja y sugerente. Está dirigiendo tesis doctorales, elaborando trabajos propios, serios y rigurosos, fruto de su labor de investigación. Está consiguiendo que en el conocimiento histórico de nuestra profesión haya un «antes» y un «después» de él.
En el nuevo académico se contemplan las preocupaciones del historiador, que tiene plena conciencia de lo que el magisterio histórico representa como magisterio vital; de quien por añadidura vuelca su energía en una actividad pública incansable en defensa de esa causa. Por lo expuesto no dudo en proclamar aquí y ahora, estamos ante el «historiador de talla».
Antes de concluir mi intervención, quiero señalar que los cultivadores de la historia, aunque investigamos sobre tiempos pasados, hacemos nuestro trabajo con los ojos puestos en preocupaciones presentes. Por ello debemos ser capaces de transmitir con claridad, que desconocer la historia es devastador para el ser humano.
En nombre de esta Real Academia de Ciencias Veterinarias, que acumula prestigio pretérito y presente, y en el propio, os doy la bienvenida, con nuestro afecto y admiración, deseándoos muchos años de vida activa entre nosotros.
Y este es el punto donde terminan mis palabras.
DISCURSO
DEL
Doctor D. Joaquín Sánchez de Lollano Prieto
«Nada más hermoso para el que empieza a vivir que acordarse de los que ya vivieron, porque la vida es eso: continuidad, y desgraciados de las profesiones y de los pueblos que trunquen su historia, porque al truncar su historia parten su vida»
Félix Gordón Ordás (1934)
A mis compañeros mayores
Emilio Ballesteros Moreno
Enrique Castellá Bertrán
Miguel Cordero del Campillo
Vicente Dualde Pérez
José Gómez Piquer
Guillermo González de Canales
José Manuel Pérez García
Jaume Roca i Torras
Vicente Serrano Tomé
Excmo. Señor Presidente,
Excmas. y Excmos. Señores Académicos,
Señoras y Señores, compañeros y amigos:
Con profunda y sentida emoción quiero expresar el honor que supone mi recepción en esta Real Academia de Ciencias Veterinarias y manifestar por ello mi mayor gratitud. Especialmente quiero dirigir mi agradecimiento a los académicos que avalaron mi candidatura: Excma. Señora Doña Josefina María Illera del Portal, con quien compartí docencia e investigación en el Departamento de Fisiología; Excmo. Señor Don José Manuel Pérez García, permanente y entusiasta guía en aspectos de Historia Veterinaria, y Excmo. Señor Don José María Tarazona Vilas, cuya común escuela tengo el honor de compartir. Hago extensivo mi agradecimiento a cuantos académicos me otorgaron su voto, debo a todos ellos la distinción que supone pertenecer a esta Corporación.
El presente acto es respuesta a una honrosa invitación, mi vocación por la historia me traiciona y me permito hacer explícita dicha invitación. De la oscuridad de los legajos extraigo un peculiar documento, la invitación a los académicos de 1855:
«Sentida por todos los veterinarios la necesidad de una corporación que velase por sus intereses y procurase sus adelantos, sólo faltaba la realización del pensamiento. Hecho esto de manera que no satisfizo en un principio, surjieron (sic) dificultades que al fin se vencieron…
y añade:
…para que pueda esperarse algo de una asociación de esta especie, es preciso que sea numerosa: por lo cual, la Academia ha acordado dirijirse (sic) á varios profesores cuya cooperación puede ser de la mayor utilidad. Y siendo usted uno de los comprendidos en este número, le participamos que la Academia tendría una satisfacción en contarle entre sus individuos.
El Vicepresidente, el Secretario General 1››
En el eco de estas palabras queda la difícil trayectoria seguida desde 1855 por conseguir y afianzar una Institución como la que hoy me recibe. Por ello, deseo y espero compensar con mi mayor entrega la responsabilidad que se contrae en un acto como el presente.
Quiero presentarme ante los componentes de la Sección de Historia, a los que ofrezco más voluntad que experiencia, así como a los aacute;s mros de la Corporación. Para ello recupero la antigua usanza en las palabras de Simón Sánchez González (1835-1909), presidente de la denominada «última academia veterinaria» de Madrid, la de 1897 2:
«…permitidme, ilustres consocios, que evoque un respetuoso recuerdo y dirija un fraternal saludo á los honorables socios de honor, de número y correspondientes de esta Academia, por el servicio inmenso que desde tan respetable asociación, con su elevada jerarquía unos, con sus escritos y palabras otros, y con ciencia todos, prestan á la Veterinaria patria» 3.
Concluyo mi presentación, pero no el capítulo de agradecimientos, parafraseando a Fernández de la Mora: «la gratitud es la justicia del corazón», y queda pendiente la mención de personas y compañeros que han sido fundamentales en mi trayectoria.
Dada mi adscripción a la sección 5.ª de esta Real Academia, por mi vinculación con la docencia e investigación de la Historia de la Veterinaria, es obligado hacer una consideración previa sobre la necesidad y utilidad de la misma.
Johan Paul Fr. Richter afirmaba que «el recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados», lamentabnte y siguiendo al dictado estas palabras la materia ha sido concebida hasta hace poco como ornato, paraíso para diletantes o último reducto de los que finalizan su trayectoria vital.
La Veterinaria española, en el estudio de su propia historia, lleva un evidente retraso respecto a otras carreras, especialmente las de Ciencias de la Salud. En su devenir ha habido ocasiones perdidas, trabas, inercias, pero tuvo una especial repercusión el dramático foso puesto a su avance en la inmediata posguerra. Se disponía entonces de una figura como Sanz Egaña, que podía haber sentado las bases de la materia y consolidado su futuro. Este paréntesis, que ha supuesto cincuenta años sin docencia de la materia, refleja el descuido de la profesión hacia su pasado. En tan dilatado ínterin los dignísimos esfuerzos de Castejón y Martínez de Arizala, Cid Díaz, Cordero del Campillo, Espeso del Pozo 4, Gómez Piquer, Gratacós i Masanella, Herrero Rojo, Infante Luengo, Lleonart Roca, Madariaga de la Campa, Medina Blanco, Pérez García, Sáiz Moreno, Serrano Tomé y Suárez Fernández, entre otros veterinarios sensibles a su pasado, no fueron correspondidos con la consolidación de la asignatura.
A pesar de ello, la postergación de la Historia de la Veterinaria era reiteradamente puesta de manifiesto por sus voces. Empleando términos musicales, unos en modo mayor y con un amargo cariz como Herrero Rojo 5 y otros en modo menor, pero con no menos firmeza, como Madariaga de la Campa 6 y Cordero del Campillo. De este último traigo aquí sus palabras pronunciadas hace escasamente tres años: «El principal mea culpa corresponde en conjunto a nuestra profesión, en la que ha imperado la desidia, y gran parte de la responsabilidad recae sobre el profesorado de nuestras Facultades, entre el cual no son pocos los que consideran un adorno superfluo el conocimiento de nuestro pasado. Es lamentable la ausencia de una disciplina de Historia de la Veterinaria en nuestros planes de estudio» 7.
Afortunadamente, los esfuerzos de los historiadores veterinarios no han sido en balde y desde hace una década, con el impulso recibido desde las Asociaciones de Historia de la Veterinaria, la situación ha cambiando radicalmente. Los responsables docentes han considerado su valor formativo. Como disciplina, la Historia de la Veterinaria permite dar una visión general y unitaria de las Ciencias Veterinarias y compensar así los conocimientos que se imparten: más especializados, fragmentarios y con una obsolescencia cada vez más rápida. Por otro lado nos hallamos ante una de las pocas asignaturas que modula, con la lección del pasado, el componente de actitud en el futuro veterinario. Esta materia le inculca orgullo profesional por los logros veterinarios, conseguidos en una difícil y persistente lucha, y humildad científica por la superación de teorías y métodos a lo largo de la historia.
Prueba de este cambio hacia la materia es su actual implantación en muchas de nuestras facultades. Claro exponente de esta consolidación ha sido la convocatoria de una plaza de Profesor Contratado Doctor con perfil Historia de la Veterinaria en la Universidad Complutense de Madrid, plaza que actualmente ocupo. Se trata, en la universidad española, de la primera plaza destinada a la materia con dedicación exclusiva y de carácter indefinido.
En una ocasión como la presente me es grato exponer, como una prueba más de este afianzamiento académico, esperemos ya sin retroceso, el patente interés que ratifica esta Academia con mi recepción. Se integra así la docencia y estudio de la materia en el seno de esta corporación científico-consultiva. En mi persona da paso, no a los méritos personales, siempre discutibles, sino a una materia que exige se salde una deuda histórica.
Fuera del ámbito académico, la Veterinaria vuelve también su mirada hacia el pasado: ¿Por qué concede importancia a «su Historia»? La respuesta está en las incertidumbres ante el futuro. Como han argumentado tantos historiadores, la historia no es el mero cúmulo de datos sobre el pasado. Su sentido se halla en permitir comprender el presente y ser a su vez espacio de reflexión ante el futuro. Actualmente los roles profesionales se ven sometidos a continua revisión por el declive de los corporativismos, a ello se suman los complejos problemas que la sociedad plantea. Estos no demandan una licenciatura concreta sino un profesional que desde un equipo multidisciplinar los aborde y solucione.
Por otro lado se cuestionan las identidades profesionales. En momentos en los que coinciden masificación, especialización creciente y la dilución de unas carreras en otras los estudios sobre Historia Veterinaria son más necesarios. Surgen con mayor intensidad las preguntas: ¿Qué es ser veterinaria o veterinario? ¿Qué es sentirse veterinario?
La identidad se halla en una compleja encrucijada en la que memoria, recuerdo e historia se entrelazan. En Medicina la identidad profesional ha sido definida como un proceso de autorrepresentación consciente con componentes de apropiación simbólica y de interpretación. Se concibe como algo dinámico, que se construye con el tiempo, sobre la interacción de trayectorias individuales, colectivas y la propia organización institucional 8.
La veterinaria contempla expectante cómo se produce un radical cambio de género en todos sus ámbitos y cómo se especializa y segrega la profesión por una práctica cada vez más compleja y diferenciada. El estudio de su historia, a través de los diversos métodos y géneros, es una vía indiscutible de identidad y cohesión profesional. La memoria colectiva veterinaria adquiere un nuevo valor, el pasado común, algo que nos une ante un futuro de segregación por causas profesionales y políticas.
Pero a su vez este pasado profesional lo constituyen no sólo los acontecimientos y las instituciones, sino sus protagonistas, y se significa en los nombres de todos aquellos, que con mayor o menor acierto, han sumado sus aportaciones a la veterinaria, la ciencia y la sociedad. Por todo lo expuesto, el tema escogido «Biografías y Veterinaria Española» obedece a una imperiosa necesidad de la historia de la profesión y las ciencias veterinarias.
GÉNERO BIOGRÁFICO
Entramos en un obligado debate epistemológico sobre biografías. Abordar las biografías es iniciar un camino de interrogantes, un viaje intelectual jalonado de elecciones. ¿Es útil, conveniente, el género biográfico en la historiografía veterinaria? O lo que es lo mismo, ¿es válido reflejar este pasado a través de sus protagonistas? ¿Debe estudiarse un individuo, o un conjunto con características significativas? ¿Qué extensión y qué planteamiento se debe dar a una biografía?
Como se afirma en la reciente revisión sobre biografías médicas publicada en la revista Asclepio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el género biográfico en ciencias, y Veterinaria no es una excepción, permite explicar las relaciones entre ciencia, actividad profesional y sociedad. A su vez el género ha mostrado una triple utilidad: historiográfica, docente y divulgativa. En nuestro caso, el conocimiento de las figuras veterinarias permitirá dar a conocer al futuro profesional, y a la sociedad, la actividad y conocimientos fruto de una noble vocación, ser veterinario.
La biografía ha sido definida como «poner orden en una vida para hacerla comprensible», algo tan conciso presenta, como ves más adelante, una serie de dificultades que requieren por parte del biógrafo no sólo conocimientos y técnica, sino un cierto instinto o intuición para saber captar del personaje aquello de verdad relevante, aquello que le define. La etimología ilumina el significado, el sufijo nos indica connotaciones visuales, γραφοζ describir; γραφω (“grabar”, “escribir”), γραμα: yo describo, yo dibujo. Más aún, el sufijo grama, grama, como el aplicado al electrocardiograma, encefalograma implica un registro, un trazado.
Adentrarnos en la etimología nos conduce a conocer el último significado de las palabras. El mo βιος por su significado nos plantea interrogantes imponderables. ¿Qué es una vida… las aportaciones del individuo, las experiencias? ¿Qué hechos o aspectos de esa vida seleccionar?
La vida es elección permanente entre posibilidades. La cultura popular ana encierra en una frase toda la filosofía de la cuestión «Wer die Whal hat, hat die Qual» (el que tiene la duda tiene la batalla). Duda, elección y vida. El catedrático Don Pedro Puig Adam planteaba esta capacidad de elección desde la adolescencia de sus alumnos: «habéis cruzado el jardín de vuestra infancia y llegáis a un lugar donde la anchurosa vía se fracciona en múltiples senderos. A la entrada de cada uno de ellos estáis viendo ya luminosos senderos que os prometen bien sea la gloria, bien sea el dinero; en unos la sabiduría, en otros el poder, ya sea el goce estético, ya el amor de los semejantes…, senderos cuyo horizonte se cierran pronto a vuestra inquietud y curiosidad» 9. Una de las razones del estudio de las «vidas» radica aquí, precisamente en la historicidad del individuo como partícipe en la acción eligiendo o influyendo en la realidad que les rodea.
La dicotomía biología-biografía el λογο-λογια frente al γραφοζ, se sustancia en conceptos distintos. El estudio, tratado, discurso, doctrina o ciencia frente a la descripción, narración, manifestaciones del arte. En las biografías ambas se entrelazan. No es casual el maridaje entre arte y ciencia, como nos recuerda Peset: «el científico, pariente del artista y del filósofo» 10 comparten un algo común: el esfuerzo creador que lleva a cada uno al despliegue de sus fuerzas, su genialidad, en la búsqueda de la belleza, del conocimiento o la verdad. Se podría aplicar la antigua denominación «arte y ciencia de la biografía», de modo análogo a las aplicadas hace siglos a la Medicina y la Veterinaria denominadas como «arte y ciencia» o «arte liberal y científica» 11.
Las biografías son tan antiguas como la propia historia si bien el estudio de vidas de hombres de ciencias, como afirma Peset, es más tardío que las de políticos, santos o artistas. La revitalización del género biográfico desde las dos últimas décadas es un hecho, su afianzamiento se ha producido a todos los niveles llegando al interés del gran público. La situación actual ha sido fruto de una tortuosa evolución. Tuvo sus horas bajas en el antiguo modelo biográfico de incuestionable tono hagiográfico y destinado a la denominada imitatio herois. El biógrafo panegirista y sus biografías han dado paso a un punto de vista más crítico y real.
Geográfica y culturalmente el género biográfico está ligado a países de habla inglesa donde impera la cultura liberal con una acendrada fe en la capacidad de los individuos para modificar la historia 12. En definitiva y llevado al plano social la iniciativa privada entendida como supremo motor. Este medio cultural de base individualista ha generado un aprecio por el pasado, los relatos, diarios, memorias autobiográficas. Este mayor interés respecto al género queda reflejado en la existencia de revistas específicas sobre los problemas metodológicos de la biografía 13.
Desde otros planteamientos el género biográfico ha sido objeto de críticas por potenciar la creación cultural del Yo frente al concepto colectivo, lo social. Esta crítica arreció desde el materialismo histórico. En dicha tendencia historiográfica la actividad individual queda relegada a un segundo plano. Las masas son las que hacen la historia, el subjetivismo, el voluntarismo estaban mal vistos. Otro tanto habría que decir de la escuela de Annales, llena de suspicacias ante el género biográfico más vinculado a la «histoire évenèmentielle».
Sinargo la biografía sigue siendo válida como método para reconstruir el pasado. Su valor viene dado por recrear una Historia Total, contextualizada. Hay una serie de razones que justifican su permanencia entre las que se ha destacado que «trae a escena la subjetividad», la «cultura de lo personal» logrando recuperar, como dice Peset, lo «humano, único e irrepetible, por tanto inefable». Otros autores citan entre las causas del retorno de las biografías la rehabilitación del sujeto como respuesta a la masificación, el retorno de lo irracional en la explicación de los acontecimientos 14 y la elevación a primer plano de lo cotidiano y común.
En la Historia de las ciencias el enorme peso que ha tenido el estudio de las ideas científicas ha hecho desaparecer al individuo y al contexto en el que desarrollaban dichas ideas. Por el contrario, la biografía del científico aporta el elemento humanizador. Esta visión más humana del avance científico ha cautivado a la sociedad. Kragh afirma que las biografías en ciencias son la única forma de edición para el gran público 15.
A pesar de todo, se siguen planteando dudas acerca de la utilidad del contenido vital en historia de las ciencias ya que el interés por sus actores, los científicos, se cierne en la denominada historia externa, sus logros, aportaciones y teorías. En Historia de la Medicina las críticas al género biográfico han venido sustentadas por el riesgo de ensalzar patológicamente lo individual 16. Según esta idea, el progreso científico se debería exclusivamente a la existencia de grandes figuras a las que reverenciar. A su vez, esta visión encerraba un segundo mensaje: la glorificación de unos médicos supone la salvaguarda y ennoblecimiento del resto de la profesión. Por tanto la biografía médica era empleada como refuerzo social, discurso que se ha dado hasta hace poco.
En la docencia de la medicina la biografía se ha revelado útil, siempre y cuando no cayera en el riesgo descrito, evitando la mitificación de la figura, pues en la historia hay toda una serie de factores que no pueden ser reducidos a la escala individual. Este es uno de los riesgos de la biografía en docencia, ya que los avances en ciencia no son consecuencia de la acción de un individuo, son hijos del clima de opinión, de los conocimientos de la época. Aún así, la biografía en general vive hoy momentos felices pues las ciencias sociales han retomado este discurso de lo individual, lo cualitativo frente a lo cuantitativo.
Las biografías en la Veterinaria española muestran, como ves, una evolución peculiar. La Veterinaria hispana ha seguido unas fases de influencia, primero francesa en planteamientos y en fuentes, después ana, anglosajona y posteriormente estadounidense. Paradójicamente, la realización de estudios de las personalidades veterinarias, a los que son tan proclives los países citados, con un exponente en obras como las Biografías Veterinarias de Neumann de 1896, no fue secundada por la veterinaria hispana. Sin embargo, se dedicó un mayor interés al estudio bibliográfico con obras que no obstante contenían ciertas anotaciones biográficas 17.
TIPOLOGÍA BIOGRÁFICA
Las cuestiones epistemológicas entorno al género biográfico se complican desde el inicio. El sujeto y objeto de la reconstrucción biográfica en ciencias se hacen explícitos en las palabras de Sanz Hernández 18, quien define la biografía como «un juego de intersubjetividades que emerge esencialmente de una persona y de su testimonio, ya sea oral o escrito, y de su interacción con quien lo retoma, interpreta y rehace (sea otra persona o el mismo protagonista de los hechos como en el caso de las autobiografías)». Shortland y Yeo comparan el planteamiento biográfico al del artista antes de realizar su obra. Debe tomar decisiones, por ejmplo si aparece en la biografía el biógrafo, cómo ofrecer el exterior del personaje y más complicado aún su interior, ¿de un modo psicológico?, ¿literario?
El mayor esfuerzo en el proceso de plasmar una vida en una narración, como afirman Shortland y Yeo, es la organización. Citan la expresiva reflexión de un biógrafo «cómo sacar una vida a partir de seis cajas llenas de facturas de sastre, cartas de amor y postales anticuadas» 19. La elección de una u otra forma de biografía depende del planteamiento epistemológico previo, según el aspecto de la Veterinaria a estudiar. No es lo mismo abordar un movimiento profesional que un determinado colectivo o la difusión de unos conocimientos en la profesión. Por descontado, condicionan la extensión y objetivo de la publicación. En tercer lugar depende de las características del biografiado, las fuentes disponibles, su contexto y los potenciales públicos a los que va dirigida la biografía.
Con fines más académicos que efectivos proponemos para el biógrafo en veterinaria una clasificación centrada en aspectos historiográficos. Hablamos de autobiografías si no existe un agente externo responsable de la realización de la biografía. En el otro caso, con intervención de agente externo, se distingue entre la biografía de un sujeto y el enfoque plural, la biografía colectiva o prosopografía. A su vez, en el estudio de un solo sujeto, se observa una amplia gradación, según extensión y complejidad, abarcando desde la voz, la nota biográfica a formas intermedias, biografía amplia y biografía divulgativa.
Por otro lado, el género biográfico ha sido abordado desde las distintas ciencias sociales: Antropología, Sociología, Historia o Psicología, aplicando enfoques propios o combinados. Se ha llegado así a clasificar las biografías como psicobiografías, biografías existenciales, biografía social, etc.
Para estudiar la biografía en la Veterinaria Española lo has a través de cada una de las manifestaciones del género. El mo βιος nos anticipa algo consustancial con la vida, complejidad y una variedad inconmensurable, tantas biografías como vidas. Hay una gama realmente amplia. Su complejidad abarca desde escasas líneas a tratados de la mayor densidad y amplitud. Discurrir por las biografías y sus protagonistas es recorrer la Veterinaria Española en su diversidad. Los tipos de biografía serán como las indicaciones de los caminos mostrando todos los rincones del campo veterinario español. Comenzamos el itinerario.
AUTOBIOGRAFÍA
No es fácil la narración de una vida ajena, menos la propia. Cualquiera que haya hecho el intento de narrar su vidaezará ordenadamente, pero pronto los recuerdos, lasciones se agolpan y el discurso se complica o se deforma, discurriendo por un camino sin rumbo. Como afirma el veterinario y poeta Manuel Álvarez Ortega (Córdoba, 1923) con inspiradas palabras: «Vivir es descender a lo largo de los días por una sima de relámpagos y recuerdos».
La autobiografía definida como «producto de la propia voluntad de su autor, que incluye las valoraciones de su propia existencia» puede ser realizada en su totalidad por el personaje o bien ayudado por mediador, quien ordena la información de las sesiones con el personaje. En ningún caso llega a constituirse en agente externo que construya el relato.
Esta forma biográfica tiene innegables ventajas, muestra la experiencia vital, restaura la ria integrando plenamente lo subjetivo y el carácter retrospectivo. El recuerdo, ese complicado proceso de selección donde locional filtra y decanta antes de «ser estampado indeleblemente en la memoria».
En la biografía opuesta, la realizada por agente externo, éste puede dar una imagen elaborada en exceso, con una forzada coherencia del sujeto y del contexto, y la realidad no es así. Por el contrario, la espontaneidad del testimonio personal permite restablecer las contradicciones y ambigüedades de la persona y de las situaciones sociohistóricas. Las personas, la sociedad en sus individuos y en sus actos, no son simples, la realidad está llena de claroscuros, de incoherencias. La biografía ha de ser reflejo de esa complejidad de lo contrario no es real.
En el testimonio personal de modo indirecto, la memoria y el recuerdo nos aportan una información tan importante como el testimonio, sus silencios. En música se conoce bien que éstos son tan importantes como el sonido, su sabia combinación crea el ritmo. Cuando el actor de la historia silencia, evita una cuestión, o la trata pasando de puntillas sobre contenidos, épocas y vivencias, revela el impacto o el dolor por la carga negativa que han supuesto en su trayectoria.
En el debe de la autobiografía hay que anotar el difícil análisis que requiere su lectura para distinguir los límites entre ria, identidad y deseos. No en vano es una ocasión única para el sujeto para dar sentido a su existencia. Como afirma Peset, incluso el genio «nos presenta su autodefensa, que considera su último recurso, su última posibilidad… quiere dar sentido y coherencia a la vida». Llevado a su máximo nivel, puede sustanciarse en la deformación por el propio sujeto dando un «tipo recreado», también puede darse la creación de un «tipo ficticio o sesgado» por la pérdida de memoria.
La historiografía ha establecido una clasificación de las autobiografías basada en el uso de fuentes orales. Distingue tres formas: los relatos de vida (life story) o historia de una vida tal y como la cuenta el protagonista, las historias de vida (life history), como historia oral construida entre narrador y personaje. Ésta incluso añade sobre la anterior otro tipo de documentación e información y persigue una reconstrucción lo más exhaustiva y objetiva posible. En tercer lugar se consideran los biogramas con registros autobiográficos más sucintos pero recopilando una muestra amplia con fines comparativos 20. A su vez todas las formas descritas pueden ser de relato único, o bien de relatos cruzados y paralelos según analicen una trayectoria independiente, o varias vinculadas, o con determinadas características comunes.
La Veterinaria hispana no ha sido proclive a la autobiografía. Las obras del tipo diario de una vida, recuerdos, rias, etc. son escasas y de difícil recopilación por su difusión local. Añoramos obras análogas a «Recuerdos de mi vida: historia de mi labor científica», de Santiago Ramón y Cajal 21. Es difícil dilucidar las causas, quizá no sea una menor inclinación a las humanidades en la profesión sino una excesiva reticencia a contar la vida propia. Parece haber calado en exceso el mensaje de la conocida frase: «si queréis averiguar el grado de estupidez de una persona dejadle hablar, con soltura, de sí mismo». Por motivos contrarios encontramos la calidad intelectual de dos notables veterinarios en el caso del veterinario, arabista y arqueólogo- Rafael Castejón y Martínez de Arizala (1893- 1986) con sus notas autobiográficas publicadas en Semblanzas Veterinarias 22 y el no menos brillante humanista e historiador Miguel Cordero del Campillo (Vegamián, 1925) 23.
Por la misma razón, el testimonio personal de tantos veterinarios significados habría sido de gran valía. Ni siquiera figuras como Félix Gordón Ordás (1885-1973), con una vida veterinaria y política tan intensa, o Rafael González Álvarez (1895-1980), con su calidad intelectual, se han visto tentados a plasmar su vida como autobiografía, aunque sí han sido recogidos su ideario, opiniones y recuerdos en obras recopilatorias como «Mi evangelio profesional» y «Mi política fuera de España» en el primer caso, o «La Veterinaria, crítica de una profesión» en el segundo.
Me permito sugerir y pedir desde aquí a los veterinarios en edad avanzada, sea el político ocupando alto cargo, el docente con toda una vida académica detrás, o el práctico en un alejado pueblo, que se reconcilien con las letras. Como expresaba Voltaire: «la vejez es una extraña enfermedad a la que se cuida para hacerla durar». Adopten un sano hábito, escribir. Puede que les asalte una duda, ¿será de interés mi vida? Me anticipo, alguien hallará algo útil, disponer del testimonio de sus predecesores siempre será enriquecedor para futuras generaciones.
BIOGRAFÍAS REALIZADAS POR AGENTE EXTERNO.
BIOGRAFÍAS INDIVIDUALES
Surge, como es lógico, una primera elección, el individuo objeto de la biografía, ello nos sitúa ante un ejercicio de responsabilidad. Con independencia de si se trata de una biografía amplia o la inclusión de una forma resumida en una enciclopedia. ¿Es representativo el personaje de un período de la Historia Veterinaria, de una faceta profesional? ¿Debe constar en una obra de referencia? Y la principal cuestión: ¿Qué se pretende contar a partir de la vida de este veterinario?
Se ha de considerar la significatividad y representatividad del individuo. Y esto nos lleva a una complicada cuestión, los nombres de la Veterinaria Española o, lo que es lo mismo, quién debe constar en nuestra Historia. Como afirma Madariaga 24, en las obras veterinarias existentes no están todos los que debieran y añado, ni se dedica la atención debida a muchos.
Hay aquí dos posibles discursos a seguir. Las figuras a considerar para una Historia Veterinaria stricto sensu, nómina que incluiría los nombres clásicos de la veterinaria española, ampliados sensiblemente al tener en cuenta otros criterios, como luego veremos. Por otro lado proponemos otra nómina orientada a una proyección a la Historia de la Ciencia. En ésta, en la que primaría el criterio científico habría que reconsiderar sustancialmente nuestros nombres de siempre cuyas aportaciones son de un enorme interés pero intraprofesional. Viceversa hay figuras, entre las que es ejemplo demostrativo el albéitar del siglo xviii Fernando de Sande y Lago, con interesantes aportaciones a la historia natural, que han sido objeto de un mayor reconocimiento fuera de la Veterinaria.
BIOGRAFÍA BREVE (voz)
Estas biografías “de forma breve”, si se las puede llamar así, se caracterizan por su mínima extensión. Hay una escasa gradación entre sus formas: la nota breve, las colecciones acríticas de hechos, también denominadas, vida y escritos, donde constan escasamente fechas de nacimiento y muerte, las obras producidas o principales cargos y puestos desempeñados.
En este apartado citamos de pasada las notas necrológicas, en prensa profesional y publicaciones diversas. En el caso de personajes de menor relevancia, estas formas breves proporcionan los escasos datos de que se dispone, a partir de los cuales se puede iniciar la búsqueda de fuentes. Dada su reducida información no plantean graves problemas salvo la escasez de fuentes y datos en determinados casos.
DICCIONARIOS BIOGRÁFICOS,
REPERTORIOS BIO-BIBLIOGRÁFICOS
Un nivel superior a la simple nota breve, o voz, lo constituyen las biografías reducidas. Pueden ser de una extensión variable de medio folio a cuatro, según la importancia del personaje. No se destina a obras exentas sino como parte de obras de conjunto, o con carácter introductorio o complementario a otro escrito. Lo habitual es que figuren integradas en obras de referencia, enciclopedias, índices, repertorios y diccionarios biográficos o biobibliográficos. Por su carácter resumido se centran en la denominada «historia externa» del individuo, sus obras, cargos, cometidos, relaciones, evitando la exposición o análisis de características y aspectos psicológicos o más personales.
Dada su inclusión en obras de conjunto, las de referencia, se deben considerar tres ámbitos o posibles escenarios de difusión de la profesión y ciencias veterinarias: las obras de carácter general, las específicas de Historia de la Ciencia y las de Historia de la Veterinaria.
Como reconocen los historiadores generales, España lleva cierto retraso en la elaboración de grandes enciclopedias y diccionarios biográficos. Esta carencia en repertorios biográficos se ha visto por fin paliada por la reciente iniciativa de la Real Acaa de la Historia con la publicación del Diccionario Biográfico Español. El ambicioso proyecto, que tiene prevista su finalización en el 2007, plasmará con carácter nacional y sectorial, los nombres y vidas de personajes de España y sus dominios históricos. Entre sus 40.000 voces se hallan políticos, artistas, pensadores, científicos, profesionales, etc. La gran historia de España reflejada en sus nombres. La magna compilación biográfica ha brindado una oportunidad única a la Veterinaria, integrándola plenamente en una obra histórica de repercusión mundial.
Debo hacer patente desde estas líneas que la institución que hoy me recibe, consciente de la importancia que supone para la historia veterinaria el éxito del proyecto, respondió con diligencia y entrega constituyendo en novre de 2004 una comisión ad hoc impulsada por el Presidente de esta Academia. Sin embargo, también era consciente de la complejidad de la empresa: elaborar en un corto plazo una exhaustiva nómina veterinaria con toda su diversidad profesional, científica y territorial y lo que es más delicado, participar y hacer participar en un proyecto tan amplio y complejo, coordinado desde instituciones ubicadas en Madrid.
Por parte de la citada comisión, con la que he tendido la satisfacción de colaborar, no se escatimaron esfuerzos para que la Veterinaria en su amplia diversidad estuviera representada. He sido testigo de primera fila de los esfuerzos realizados para que la Veterinaria se pudiera mostrar en todos sus ámbitos: científicos, profesionales y territoriales. Habrá olvidos, más que omisiones, muchos de ellos por falta de fuentes. La carencia de cátedras y equipos dedicados a Historia de la Veterinaria que atesoraran estos nombres de la Veterinaria hispana, se han suplido con la colaboración de todos los estamentos profesionales y académicos posibles.
Se han realizado auténticos esfuerzos para buscar biógrafos veterinarios de todos los rincones de la piel de toro, de modo que las figuras fueran estudiadas por expertos, conocedores del personaje, o por veterinarios de su contexto profesional o geográfico. De esta manera se intentaba superar dos requisitos metodológicos en biografías: la «identificación con el personaje», factor fundamental, y el acceso a las fuentes facilitado por la proximidad.
Para plasmar la representación veterinaria española en la obra se partía de un listado inicial de cien nombres, número escaso si consideramos que las bases de datos de carácter universal como el World Biographical Index aportan diecisiete voces con las palabras albéitar y España y 161 con las palabras Veterinario y España, descontando duplicidades y errores. Las búsquedas realizadas más las propuestas recibidas, finalizaron en una nómina veterinaria española de 300 personajes con la participación de 82 biógrafos, éstos en su inmensa mayoría veterinarios.
El conflicto se plantea cuando hay que dirimir la inclusión de un veterinario cuya repercusión ha sido fundamentalmente local. Deben primar criterios historiográficos de significatividad del sujeto, alcanzando unos mínimos como: obra publicada, cargos, participación en reformas institucionales, trascendencia de su aportación para toda la Veterinaria y la Ciencia en general, su repercusión en la sociedad del momento y otro tipo de aportaciones posibles como las artísticas y culturales.
La veterinaria ha tenido avances y evoluciones distintas en cada parte de España, pero todas han influido en el presente. Ha sido decisión unánime, y constante tarea de la comisión, que la nómina propuesta recogiera esa diversidad, todas deben tener cabida. La Historia de la Veterinaria no puede prescindir de ninguna de sus partes. Todas han formado parte del pasado común. El futuro de la organización política de España plantea interrogantes. Hay una realidad incontestable, España políticamente ha evolucionado hacia un estado compuesto. No es una cuestión fácil de resolver el actual debate político, inmerso en una complicada encrucijada de intereses y sentimientos de identidad. Como veterinarios cuidemos, respetando la diversidad, aquello que nos une como profesión y como ciencia. Traigo aquí los versos, tantas veces citados, del poeta catalán Salvador Espriu:
Diversos són els homes i diverses les parles,
I han convingut molts noms a un sol amor.
La terra, amb paranys de mil fines orelles,
Ha captivat els ocells de les cançons de l’aire.
Si, comprèn-la i fes-la teva, també,
des de les oliveres,
l’alta i senzilla veritat de la presa veu del vent:
«Diverses son les parles i diversos els homes,
i convindran molts noms a un sol amor.»
En efecto «son diversas las lenguas y diversos los hombres, y convendrán muchos nombres a un solo amor». La Veterinaria española en lo geográfico es diversa y al amor de la profesión ha acudido un componente humano más diverso aún. Esta característica de la Veterinaria hispana ha sorprendido al abordar la elección de veterinarios a incluir en el citado Diccionario Biográfico. El abanico abarcaba desde los albéitares revolucionarios, citados en obras históricas y literarias, como Rafael Pérez del Álamo (1827-1911) o el veterinario héroe de la defensa de Zaragoza Martín Abanto, a la figura del Albéitar y familiar del Santo Oficio, Baltasar Francisco Ramírez (fl. 1629) o el valenciano Salvador Enguix Garés (1862-1936), veterinario beatificado en marzo de 2001 25.
Muchos de los actuales veterinarios desconocen que la vocación veterinaria ha dado talentos notabilísimos en facetas artísticas y culturales. No puedo, a través de estas líneas, evocar la paleta cromática de los óleos de Jorge Latorre Tello, Elidia López Pallarés (Castellón, 1935), Carlos Marín Bonacasa (Muel, 1955), ni los expresivos trazos de los dibujos de José María Romero Escacena, o las rotundas formas de las esculturas de Emilio Satué Blanco. Más difícil aun sería recoger el delicioso Allegro giocoso del concierto en re mayor de Brahms, o las increíbles escalas de las obras de Sarasate, pruebas de fuego para virtuosos con las que lograría impresionar el Veterinario y gran violinista zaragozano Andrés Maíllo al auditorio de las principales salas de Europa.
Sin embargo, la literatura, en especial la poesía, sí se deja atrapar en los evocadores versos del veterinario y poeta gallego Xavier Prado Rodríguez «Lameiro» (1878-1915):
Como éra os seus versos,
asi éra a sua y-alma:
santidade, ternura y a-agarimo.
Los laureles de la lírica han sido compartidos con otros colegas, Salvador Vicente de la Torre González (1897-1974), Aurelio Cuadrado Gutiérrez, Eladio Casares Marco, Federico Muñoz Fillol, Emilio Sánchez Laguía, Rafael Muñoz Cañizares y por encima de todos el veterinario militar Manuel Álvarez Ortega (Córdoba, 1923) poeta con una trayectoria cuajada de galardones y cuya obra ha sido presentada a la candidatura del Premio Nobel en los años 2001 y 2003.
Si como veterinario se siente un inmenso orgullo por las figuras anteriores, éste se acrecienta al comprobar la nómina de veterinarios humanistas y literatos. Al realizar búsquedas surgen los casos conocidos como el de Juan Téllez López (1878-1915), Catedrático de Fisiología en Santiago y Veterinario militar autor de novelas, cuentos, una enciclopedia de cultura general y numerosas conferencias 26. Sin embargo, pronto se acumulan las sorpresas, de modo que el nombre citado no es más que el inicio de un largo listado que incluye veterinarios de todos los rincones. Manuel Prieto y Prieto, Simón Sánchez González, Pedro Martínez Baselga, Ramón Turró Darder, Saturio Álvarez Montequín, Agustín Sardá Llaberia, Manuel Sobrino Serrano, Rafael González Alvarez, Teofilo Pérez Urtubia, Rigoberto García Donderis, Antonio López Martín, José Pablo Ulibarri Galíndez, Rafael Castejón y Martínez de Arizala, Juan Bravo Carbonell, Arturo López Arruebo, Fernando Soteras Gimeno, Jaime Esaín Escobar, Antonio Molinero Pérez, Benito Madariaga de la Campa, José Gómez Piquer, Miguel Cordero del Campillo, entre otros y con el perdón de tantos omitidos 27, son una muestra de la lista de veterinarios escritores, periodistas, filósofos… Como pondrá de manifiesto el citado diccionario biográfico, la relación humanismo y Veterinaria ha sido más intensa de lo que piensa la profesión.
Otra faceta no despreciable en el componente humano de la Veterinaria más reciente ha sido el deporte, aunque sus exponentes sean de difícil recopilación. Citemos a Leandro Carbonero Bravo, campeón olímpico de sable en Turín en 1933, también olímpico el veterinario militar Luis Revuelta González, o la destacada presencia de Jesús Cuartero Boldova (Zaragoza, 1933) 28, que llegó a deeñar el cargo de entrenador nacional de atletismo, o María Victoria González Laguillo, mro del equipo de Hockey ganador del oro olímpico en Barcelona 1992. Si se completaran las indagaciones con héroes de guerra, diplomáticos, académicos, políticos, benefactores, etc., llegaríamos a la conclusión de uno de nuestros veteranos historiadores: «hemos descubierto en esta búsqueda tantos nombres venerables y tantos hechos brillantes que nos sentimos cada día más sinceramente orgullosos de haber abrazado una profesión a la que muchos hombres, con frecuencia injustamente olvidados, hicieron grande por caminos diversos» 29.
El conocimiento biográfico de los protagonistas en Historia de la Medicina y Farmacia está mucho mejor estudiado. La Historia de la Veterinaria carece de una obra de cierta magnitud que conle el amplio panorama histórico profesional. El diccionario biográfico citado ha puesto de manifiesto, entre otras cuestiones, el desconocimiento aún existente sobre nuestros nombres y la urgente necesidad de paliarlo. La publicación del diccionario debe considerarse por los veterinarios como final de etapa, lo que no significa final de obra sino apertura de una nueva. Debería acometerse, con la implicación de todas las instituciones posibles, una obra amplia, un Diccionario Biográfico Veterinario. En ella sí que tendrán cabida esas figuras veterinarias de importancia más local con una indiscutible aportación en aspectos como la génesis de la organización profesional, la ganadería y sanidad locales, etc. Una obra de estas características podría integrar el paulatino avance producido en el estudio biográfico veterinario desde el interés por lo local.
En este sentido, en la Veterinaria Española se da, como en otros ámbitos, la denominada «recuperación del pasado a partir de lo propio e identitario». Cataluña ha recogido sus más destacadas figuras en la Gran Enciclopedia Catalana. Asimismo se debe al veterinario Jaume Roca Torras una de las escasas obras de neto contenido biográfico dentro de la Historia de la Veterinaria, con una amplia recopilación contenida en su tesis doctoral «Historia de la Veterinaria en Cataluña (1400-1980)». Se han producido otras aportaciones como biografía resumida en la recuperación de personajes locales. Recogemos aquí las contenidas en la Gran Enciclopedia Aragonesa que contó con la participación de Isaías Zarazaga Burillo y José Manuel Pérez García (32 voces) o la de Castilla-La Mancha, en la que colaboró también este último (15 voces). Otras enciclopedias, como la de Cantabria, contaron con la colaboracion de historiadores de la veterinaria como Madariaga de la Campa. En Guipúzcoa los esfuerzos del prolífico historiador José Manuel Exanitz Makazaga y en Vizcaya los de Francisco Luis Dehesa Santisteban 30 han logrado recuperar biografías y datos personales de una buena cantidad de veterinarios ejercientes en todos los ámbitos.
El apartado de estudios locales se ha completado desde las asociaciones regionales de Historia de la Veterinaria, como es el caso de Extremadura, en las se organizan grupos que recogen en diversas publicaciones datos y estudios biográficos 31. Se suman a este movimiento de recuperación desde lo local las recientes publicaciones conmemorativas de centenarios de creación de los respectivos colegios veterinarios provinciales que contienen dentro de su heterogeneidad un interesante material biográfico veterinario 32.
Quedan dos aspectos biográficos dentro de la Veterinaria que han sido objeto de un tratamiento más cuidadoso. Nos referimos en primer lugar a la docencia. Además del interesante material contenido en las memorias de cátedra, con abundantes datos sobre los responsables académicos y docentes, se han editado publicaciones de contenido histórico en las facultades más antiguas. Madrid, Córdoba, Zaragoza, León y Galicia 32. A pesar de ello se echan en falta estudios en profundidad sobre figuras que han renovado centros y docencia como Victoriano Colomo y Amarillas (1867-1951) o Pedro Martínez Baselga (1862-1925) citados sólo a título de ejemplo.
El segundo aspecto es la veterinaria militar. Se dispone de una obra fundamental, la tesis doctoral del historiador y polígrafo veterinario Vicenté Serrano Tomé 32bis. Obra que ha hallado la merecida continuidad en las publicaciones de historiadores como Pérez Garcia y Moreno Fernández-Caparrós.
BIOGRAFÍAS INTERMEDIAS
A medida que aumenta la extensión y profundidad en el género biográfico surge con más intensidad la cuestión del criterio de elección para dedicar un trabajo a una figura determinada. Escogido el sujeto se aplican diversos tratamientos a este tipo de biografía. Es usual la presentación de extensión discreta superior a la de voz en la que se incluyen apartados convencionales: formación, trayectoria profesional, docente o investigadora, obras, otras contribuciones, distinciones y reconocimientos y bibliografía sobre el personaje. En otros casos se enumeran los datos básicos de la vida y se exponen los perfiles del biografiado como apartados diferenciados: el hombre, el profesional, el profesor, el maestro, el conferenciante, el político, etc. Como exponente de rigor y exhaustividad destacamos la reciente biografía de Morcillo y Olalla realizada por Rodríguez de la Torre 33.
Una de las mayores deudas de la historia veterinaria española se halla en este tipo biógráfico. En ella debemos analizar primero la deuda hacia la veterinaria mundial. De acuerdo con Cordero del Campillo 34 está pendiente de la difusión internacional que merece un apartado tan singular en la veterinaria española como la albeitería. Se deben dar a conocer todos sus aspectos científicos, profesionales y de organización aportados por sus protagonistas. Como dato para la reflexión consideremos que en las biografías del francés Neumann de 1896 constaban entre sus 767 voces treinta y cinco figuras españolas. De ellas, veinte corresponden al periodo de la albeitería y del total español concede la mayor extensi&o