07 Mar El Veterinario en el mundo del toro
D. José Manuel Durán Jiménez
7 de marzo de 2001
En primer lugar me gustaría dar lasgracias a la Real Academia de Ciencias Veterinarias por haberme llamado para asistir como ponente a este foro de máximo prestigio para nuestra profesión. Y en particular a D.Mariano Illera, catedrático de fisiología y gran aficionado.
Es para mí un honor ser uno de losconferenciantes en un tema tan denostado hoy entre la sociedad como es lafiesta nacional. En mi opinión es de vital importancia la organización dejornadas técnicas sobre esta materia dirigidas a veterinarios y estudiantes.
Hablar hoy aquí, con una audiencia quees la elite científica de nuestra profesión me llena de orgullo, y,sinceramente creo, sirve para aportar rigor y seriedad en nuestra labor en el mundo del toro. De ante manopediré disculpas porque soy una persona eminentemente práctica y,probablemente, mi lenguaje no sea tan académico como debiera.
La conferencia tratará de lasdistintas misiones del veterinario en las plazas de toros.
Normalmente cuando estudiaba la carrera ennuestra facultad las enseñanzas sobre toro de lidia eran escasas, cuando nonulas, solamente con una gran afición y un estudio individual o, como en micaso, gracias a un padre veterinario detoros de lidia, podías introducirte en él. De esta manera lamayoría de los compañeros adquirían unaformación escasa en este tema.
No puedopasar sin recordar a mi maestro, el gran catedrático Rafael Sarazá, persona muy aficionada, y que hace ya treinta años comprendía laimportancia de que los estudiantes tuviéramos una formación taurina. Conociendomis inquietudes me consiguió una beca en el campo salmantino, en Aldehuela dela Bobeda, cuando estudiaba segundo de carrera y allí aprendí a ver el toro enel campo, conocer sus costumbres, la manera de tratarlos etc.
Quiso eldestino que el hijo de los guardas de la finca en la que residí, fuera matadorde toros, y con él conocí otra serie de entresijos del mundo del toro. Porejemplo en una ocasión, como yo parecía un torerillo y no un estudiante deveterinaria, vi en directo el afeitado de una corrida que no era, precisamente,para rejones.
Actualmente,gracias a conferencias como ésta, jornadas y cursos, se forman, ya desde lafacultad, los jóvenes estudiantes y veterinarios que tienen inquietudes en esteaspecto. Así pues me considerohonrado de aportar al menos mi granito de arena en esta formación de losfuturos veterinarios de plazas de toros. Agradezco una vez más a la RealAcademia de Veterinaria este esfuerzo para dar un mayor prestigio a nuestraprofesión dentro del de la fiesta nacional.
Latarea del veterinario no se debe limitar a unos reconocimientos previos, unasesoramiento en el palco y la posterior inspección sanitaria de las carnes.Creo que, por el bien de la Fiesta y dado que todos somos grandes aficionados ala misma, es necesaria una labor de estudio de los animales y, fundamentalmentedel mayor problema que tienen, la caída durante la lidia.
Pocoa poco se va incorporando la labor del veterinario en la cría y la selección delas reses en el campo, pero todavía su asesoramiento en este terreno es escaso.Normalmente suelen ser los ganaderos quienes imponen su criterio, sin acudir enningún caso a consultar con el especialista en la materia, es decir elveterinario de toros de lidia.
La consecuencia de ello es que tanto de lapresencia como del comportamiento del toro en la plaza, y sobre todo de lascaídas, el único responsable es el ganadero. Poco podemos hacer losveterinarios en este terreno, solamente desechar en el reconocimiento previo ala corrida aquellos animales que no tengan el trapío suficiente para la plazaen la que se van a lidiar.
La otra labor que podemos desempeñar sonestos trabajos de análisis de las principales causas que determinan las caídas de los toros en la plaza para, deesta forma, asesorar a los ganaderos.
En la sociedad actual es impensable que unapersona no se deje asesorar por el especialista del tema que se trate, si vamosa hacer una declaración de la renta, o compramos un piso acudimos a nuestroabogado, si tenemos a un hijo enfermo vamos al médico, por más que todostengamos nociones de como solucionar estos asuntos.
Nuestros conocimientos serán empíricos, es deciradquiridos a través de la simple observación de casos similares, pero nopodremos, a la mínima alteración del hecho en sí, solucionar los problemas quese nos presenten. Sólo con un conocimiento científico, adquirido por el estudioprofundo de la materia, estaremos en condiciones de solventar las distintasvariantes que el caso requiera.
Un hombre de campo sabe quesi el viento sopla del sur lloverá, pero evidentemente no podremos comparar susconocimientos con los de un meteorólogo, ya que éste contará con una información mucho mayor debido a suformación en la materia. En el tema del veterinario de toro de lidia y elganadero ocurre lo mismo, el ganadero tiene un conocimiento empírico de susreses, y tiene un criterio de lo que quiere hacer con su ganadería, pero lefalta el conocimiento científico que da el estudio de una carrera.
El asesoramiento delveterinario en el campo es fundamental, el ganadero tiene que marcar la líneaque quiere para su ganadería pero para llegar a ella, así como para resolverlos problemas tanto de caídas como sanitarios debería acudir al especialista.
Actualmente hay dosganaderías que están siendo llevadas por veterinarios, la de Victorino Martín yla de Partido de Resina, antiguo Pablo Romero, y los resultados en ambas sonmuy positivos, sobre todo en esta última, en la que con un tratamiento adecuadose ha logrado disminuir el número de caídas.
Centrándonos en el tema delas caídas debo decir que para mí es un tema esencialmente de una incorrectaselección del ganado, estamos tendiendoa un animal con muy poca casta, y la falta de casta es lo que determina no yala caída, sino el derrumbamiento de los toros. Un toro encastado que tenga unalesión seguirá embistiendo aún en el caso de que no pueda moverse.
Todos aplaudimosentusiasmados cuando un toro, con el estoque hasta la bola embisteresistiéndose a morir. Sin embargo un toro falto de casta, sin ninguna lesiónpatológica, puede echarse al principio de la faena de muleta por estarsimplemente acobardado. Si al ganado bravo le quitamos la casta lo convertimosen ganado vacuno, por tanto de imposible lidia. No es que se caigan, es que seechan, lo cual es muy diferente.
Partiendode la premisa anterior, es cierto que, tratándose de un toro encastado, hay unaserie de factores que inciden en la producción de las caídas. Son de muyvariada índole, la alimentación, los cuidados higiénico sanitarios, lasposibles enfermedades etc. Dentro de ellos el estrés es uno de losfundamentales, y para que no se produzca la estancia previa a la corridaen corrales, bien de la plaza o comoson los del Batán, es primordial.
En elestudio realizado el año pasado por los veterinarios de Las Ventas me ocupé deeste tema. En el mismo, al cual me remito, explicaba la disposición de loscorrales del Batán y la costumbre de que durante la feria de San Isidro seexpongan durante unos días al público las corridas que se van a lidiar.
Elaño pasado salieron al ruedo ciento veinte toros durante la feria de SanIsidro, de ellos ochenta venían del Batán y cuarenta directamente del campo, sedevolvieron quince a los corrales por falta de fuerza, es decir se cayeron.Nueve de los devueltos venían del campo y sólo seis del Batán.
Esteaño de 72 toros que han pasado por el Batan se han devuelto en la plaza 6, loque representa un 8,3%, sin embargo los que vinieron directamente del campo hansido 27 y se han devuelto 6 los querepresenta un 22,2%, los resultados son similares a los de la temporada pasada.
Cadavez está mas demostrado que el estrés es una de las causas que inciden demanera determinante en la producción de muchas enfermedades. Hace años era untérmino prácticamente desconocido, sin embargo con el ritmo de vida actual, atodos nos afecta de una u otra manera. El estrés causa una tensión tremenda queexige al organismo un rendimiento muy superior al normal haciéndolo, en unporcentaje muy alto, enfermar.
Los medios de transporte han avanzado en estesiglo de manera vertiginosa, a todos nos supone un ligero desconcierto el viajarde forma tan rápida. Por ejemplo, si estamos en Madrid en invierno con frío, elir a una costa templada nos supone tener que aclimatarnos, nos baja la tensión,dormimos más etc. En resumen nos provoca un ligero estrés.
Podemosintuir el desconcierto que supone para un toro bravo un viaje en camión demuchos kilómetros y en unas condiciones deplorables, encerrado en un cajón, sinbeber, pasando la mayoría de las veces mucho calor, y sobre todo viviendo unaexperiencia totalmente nueva para él. Con la fiereza, llamémosla casta, quetiene, es una situación que le crea un estrés tremendo. Sus músculos estarán entensión, dará cornadas al cajón sinconseguir nada, es decir se verá sin posibilidad de defensa y descargará dosisimportantes de adrenalina.
Posteriormentepasa a los corrales de la plaza, también desconocidos para él, y se le hará elprimer reconocimiento, al día siguiente pasará el segundo, volverá a loscorrales y por la tarde se le lidiará. Para el toro todo este proceso es totalmente estresante, en él llegan a perdermucho peso sufriendo un desgaste muy importante. Después del segundoreconocimiento el paso nuevamente a los corrales le supone un cierto relajo,pero cuando finalmente sale al ruedo está poco menos que extenuado.
Conla estancia en el Batán el toro sufre igualmente el estrés del viaje y el deconocer nuevos espacios, pero al estar ocho días parte del desgaste sufrido lorecupera. En el Batán el toro se tranquiliza y aprende a vivir con una rutinadiferente que la del campo, pero que a los dos días se convierte en rutinaigualmente. Cuando de nuevo es enchiquerado para llevarlo a la plaza el viajeen camión es algo ya conocido, además es mucho más corto que el del campo, porlo que no sufren deshidratación. En una palabra, la dosis de estrés que lesgenera es muy inferior, por tanto el desgaste es menor y sus condicionesfísicas a la hora de la lidia son mucho mejores.
Losdatos estadísticos de estos dos años demuestran que mi creencia es cierta, secaen mucho menos los toros que han estado en el Batán.
Ciertoes, que hay algunos encastes con una gran combatividad entre ellos mismos quese causan muchas lesiones al estar en un corral todos juntos ocho días, perocomo son casos puntuales y de sobra conocidos es solamente para éstos para losque no es recomendable la estancia en el Batán.
En laplaza de Las Ventas durante el resto de la temporada, es decir fuera de laferia de San Isidro, ya se está poniendo en práctica el llevar a las resescinco ó seis días antes de la corrida para que descansen del viaje, conozcanlos corrales, en fin, se hagan a un nuevo hábitat y se recuperen de los efectos dañinos que elestrés les ha producido. La experiencia es buena, y los toros, salvo casos defalta total de casta o de que se les haya detectado post-morten algunapatología concreta, podemos decir que se están cayendo menos.
Otra de las funciones fundamentalesdel veterinario actuante en una plaza de toros es la de determinar si un toroes apto o no para su lidia, es decir el reconocimientoprevio a la corrida. Para valorar su aptitud lo más importante es ver el trapío.
En elmundo del toro entendemos por trapío, el conjunto armónico del individuo que secorresponde con el biotipo constitucional del encaste de donde procede. Condiciones importantes a la hora de valorar eltrapío de un toro son la edad, el estado sanitario y la buena constituciónmorfológica.
Antiguamente,es decir, en los siglos XVIII y XIX, había una variedad mayor de encastesproduciéndose como consecuencia diferentes trapíos. En esta época los medios de transporte eran muy rudimentarios por lo que en cada zona se lidiaban lostoros de la misma, diferenciándose por tanto los encastes por zonas.
Sedistinguían tres tipos de toros muy característicos, los toros de la tierra,los toros de Navarra y los toros andaluces.
Los torosde la tierra eran los castellanos, desarrollaban mucho sentido,eran muy violentos y ásperos, solían ser grandes, hermosos y resistentes. Sulidia era muy complicada, como podemos entender por las características queantes hemos descrito, y además eranreservones, de ahí que prácticamente hayan desaparecido.
Los toros de la ganadería de Jijón eran suprototipo, en el siglo XVIII fueron muy conocidos, se criaban en Ciudad Real,concretamente en Villarubia de los Ojos del Guadiana. Dieron lugar a la castaJijona hoy prácticamente desaparecida. Su característica más diferenciadora era su capa colorada encendida.
Los toros navarrostenían las capas coloradas, retintas y castañas. Más bien pequeños, con pocotrapío y con una lidia muy compadaya que eran cosos, nersos y áes, ndo además coreletos. Lostoreros no los querían al ser capole luse con ellos. Rafael GuerraBejarano ” Guera” decía de ellos. ?Le temo más a los picotazos de losmosquitos de Navarra que a los zarpazos de los tigres de Veragua?. En ellacreo que se resume claramente el carácter de estos toros.
Actualmentequedan pocas vacadas en Navarra con esta sangre, se suelen usar para capeasen los pueblos más que para corridaspropiamente dichas.
Los toros andaluces sonlos que han llegado mayoritariamente a la actualidad. De ellos han surgido lacasta Vistahermosa, La Cabrera, la Gallarda y la Vazqueña. La casta Vistahermosaha predominado sobre las demás de manera que actualmente casi todas las ganaderías proceden de ella.
La casta andaluza, como se puede imaginar, esla que más gustaba a los toreros al permitirles el lucimiento, y por ello se haperpetuado. Sus características principales eran la bravura, la nobleza, lavivacidad, el poder y su capacidad para aguantar los tres tercios de la lidia.
Comovemos desde antiguo ha ocurrido lo mismo, es decir, los toros que han permanecido son los que gustan a lostoreros. Los toros navarros y loscastellanos desaparecieron por qué no permitían el lucimiento de los matadores.
Hay sinembargo quien opina lo contrario, que el toreo se acopla a las característicasde los toros del momento, mi opinión es que lo que perdura es aquello que gustaal público, aquello que es capaz de crear arte y transmitir emoción. Laemoción, el sentido de peligro es lo que diferencia al toreo de las demásartes.
El toreoempezó como arte a finales del sigloXIX primero con Guerrita y luego conFuentes, también con Espartero y Antonio Montes. Ello fue posible gracias a queel toro tenía más bravura y era menos grande que a principios del siglo XIX, yapodemos imaginar que predominaban los toros andaluces.
Aprincipios de siglo XX
los toros adquirieron otra vez un gran tamaño conlo cual hubo un retroceso en el arte del toreo.
De 1910 a 1920 tenemos la llamada ?Edadde oro? del toreo con Joselito y Juan Belmonte. El toro era más chico que en eldecenio anterior y con más bravura, los encastes que predominaban eranVistahermosa, Ibarra y Murube.
Belmonte introdujo la lentitud en el toreo,el templar y la colocación cruzada, era más irregular que Joselito pero muyimpactante. Toreaba siempre con los brazos muy pegados al cuerpo, aumentando elriesgo de las suertes, rompió las normas del toreo defensivo logrando así unagran belleza plástica. Su temple era prodigioso, pero se necesitaba la noblezadel toro, de ahí que el encaste Vistahermosa fuera predominante.
Erapreciso que el toro humillara parapoder templar la embestida y tambiénque se parase para poder colocarse adecuadamente y torear en redondo. El público se entusiasmó con esta forma detorear y de esta manera se comenzó a crear un toro apto para el lucimiento deltorero es decir bajo de agujas, enmorrillado, musculado, en resumen, contrapío.
El únicoproblema que surgió fue el monopolio del encaste Vistahermosa, ya que los otrosno eran aptos para el toreo que se impuso a partir de entonces.
El toreo de Belmonte fue posible gracias a labravura de los toros, a ese repetir, a ese pararse, también claro está a que el toro era de menor tamaño que en elsiglo anterior con lo cual posibilitaba un mayor lucimiento. Por ellos o comoconsecuencia de ellos, se produjo esa revolución en la manera de torear.
En elsiglo XIX la mayoría de los toros eranmansos, con poca nobleza, de ahí que se luchase con ellos, pero era imposibletorearlos a la manera actual, había que lidiar y dominar, para así podercuadrarse y entrar a matar.
De1920 a 1936
se desarrolla la ?Edadde plata? del toreo, también llamada por algunos ?años broncos?. La casta delos toros está más consolidada, es decir, siguen siendo bravos pero son muybroncos, los toreros intentan superar a los de la edad anterior y hubo muchascogidas, bastantes de ellas mortales.
La guerra civil supuso un parón en lafiesta, en la posguerra la figuradominante fue Manuel Rodríguez ?Manolete?.
Se produce como consecuencia de que el toroes más pequeño, tiene menos trapío por la guerra civil, la malnutrición y lamasacre de muchas ganaderías en la época del hambre. De todas formas en esaépoca los toros fueron muy irregulares, dependiendo de la mayor o menorinfluencia que la guerra tuvo en las zonas en las que se encontraban lasdistintas ganaderías.
En la década de los 50
el toro tenía mucha movilidad, era chico.
Los 60 fue una etapa transitoria, hayuna gran revolución de estilos, por un lado se vuelve al clasicismo y hay unagran técnica. El toro era algo mayor que en la década anterior pero seguíapermitiendo que se le toreara cómodamente.
Por otrolado El Cordobés gracias a unatécnica prodigiosa, consiguió una innovación total teñida de polémica y nadaestética.
Comosiempre que hay alguien que manda en el toreo el toro se hizo muy pequeño, sintrapío, sin edad y sin peso. Proliferaron las plazas turísticas y los festejosaumentaron considerablemente en número, en muchas plazas se lidiaban utrerospor toros y era escandaloso el ver la manipulación de los pitones.
Los años 70 fueron unos años muy duros,hay quien llama a los toreros de esa época la “generaciónmaltratada”. El toro es muy grande, y tiene que tener cuatro añosigatoriamente. Se introduce un elemento muy importante y de mucha ayuda paralos veterinarios, que es el guarismo.
El guarismo significa que cuando eltoro nace se le tiene que poner marcado a fuego de forma visible el últimodígito del número del año en el que nace, con lo cual se quitan posibilidadesde engaño con la edad de los toros. En esta etapa la crítica taurina es muyexigente y tiene mucho poder, cada vez pide un toro más grande.
En los últimos veinte años se vatendiendo a que el toro tenga el trapío adecuado para el espectáculo que se vaa celebrar, no ya que el toro sea grande, sino que tenga trapío.
La tendencia actual
de proteger a los animales que impera en todoel mundo occidental y, como no, en Europa choca frontalmente con la fiesta delos toros.
Para que sea un espectáculo igualitariode lucha entre un hombre y una fiera, en la cual el hombre sale vencedorgracias a su técnica y logra crear arte, es totalmente necesario que el toronos dé miedo. Tiene que imponer respeto, la sensación de peligro tiene quetransmitirse a los tendidos para que el público se emocione. Incluso diría mástiene que notarse que el torero que se está jugando la vida y eso tiene quepercibirlo incluso el espectador de televisión.
Cuando se ve un toro pequeño, manso, huyendoa tablas tenemos la sensación, incluso los propios taurinos, de estarasistiendo a una masacre. Por eso creo que es tan importante que el toro tengaun trapío adecuado para el festejo que se va a desarrollar porque sólo asípodremos perpetuar nuestra fiesta nacional en el tiempo.
DonGregorio Corrochano, el gran precursor de la cría taua, tam