La Real Academia de Ciencias Veterinarias de España permanecerá cerrada por vacaciones desde el día 24 de diciembre de 2020 hasta el día 6 de enero de 2021, ambos inclusive.

La Real Academia de Ciencias Veterinarias de España permanecerá cerrada por vacaciones desde el día 24 de diciembre de 2020 hasta el día 6 de enero de 2021, ambos inclusive.
El pasado lunes, día 21 de diciembre de 2020, intervino en la sede de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de España, el Excmo. Sr. General Veterinario Alberto Pérez Romero para tratar un tema de actualidad.
Abrió la sesión el Dr. Arturo Anadón Navarro, Presidente de la RACVE, para dar la bienvenida a los asistentes. Acto seguido concedió el uso de la palabra al Dr. Moreno Fernández-Caparrós, académico de número y secretario de la Sección 5ª Historia de la Veterinaria, para que realizase la presentación del conferenciante. Al finalizar la presentación el presidente concedió la palabra al General Pérez Romero. La conferencia la pueden seguir en el adjunto documento PDF.
Al finalizar se estableció el tradicional turno de preguntas de los asistentes. El General respondió a todas ellas.
Antes de levantar la sesión el Dr. Anadón recordó a los asistentes que esta conferencia clausuraba el curso académico 2020. Deseó a los asistentes una Feliz Navidad y un año nuevo pleno de aciertos profesionales. Emplazó a los asistentes a la sesión de entrega de premios de la RACVE correspondientes al año 2020 y a la inauguración del nuevo curso académico 2021.
Por cortesía del conferenciante se adjuntan los documentos correspondientes al CV, texto de la conferencia y palabras de presentación PDF.
Listado premiados Premios Racve 2020 descargar aquí
El pasado lunes, día 26 de octubre de 2020, intervino por vía telemática y en la Sede de la Real Academia de Ciencias Veterinarias el Excmo. Sr. Dr. D. José Manuel Etxaniz Makazaga. El Dr. Etxaniz es Académico de Número y pertenece a la Sección 5ª Historia de la Veterinaria.
Su disertación giró en torno a un asunto histórico, todavía poco explorado y explotado a lo largo del siglo XX. Nos referimos a la realización de estudios bibliométricos de las revistas profesionales del ámbito veterinario. El interviniente, para el fin que se propuso, eligió la realización de un estudio bibliométrico del Boletín de divulgación ganadera de la Junta de Fomento Pecuario de Valladolid durante el tracto 1944-1964.
Presentó al orador el Dr. Anadón Navarro, presidente de la RACVE. Hizo especial referencia a los numerosos libros, artículos, opúsculos y colaboraciones periodísticas y televisivas de características históricas y divulgativas de las Ciencias Veterinarias.
El finalizar se estableció el tradicional turno de preguntas entre los asistentes nacionales y de los países Iberoamericanos que siguieron la conferencia.
Por amabilidad del Dr. Etxaniz incluimos sendos documentos PDF donde pueden conocer su conferencia. CONFERENCIA, ICONOGRAFÏA
Por cortesía de los autores se ha recibido en la Biblioteca un ejemplar de la obra titulada «Historia de la Veterinaria Islámica en la Edad Media». Este volumen ha sido editado por Ediciones Imanguxara, y es el cuarto tomo de la colección «Serie Historia de la Veterinaria».
Los autores.
La Dra. María Cinta Mañe Seró es Académica de Número y ostenta en la actualidad la presidencia de la Sección 5ª «Historia de la Veterinaria». El Dr. Miguel Ángel Vives Vallés es Académico de Número de la Real Academia y presta sus trabajos en la Sección 5ª.
El núcleo de la obra.
A lo largo de 176 páginas los autores realizan una importante recopilación y estudio de los personajes que dedicaron su tiempo a escribir sobre sobre la medicina animal realizada en el mundo musulmán. A través de la síntesis han creado una obra global que será de utilidad para los investigadores de la historia de las Ciencias Veterinarias. Nos previenen los autores en el siguiente sentido:
Bien es cierto que el conocimiento de aquellos estudiosos de la ciencia médica
y veterinaria no ha sido ni bien estudiado, por lo que respecta a la veterinaria,
ni tampoco se ha dado a conocer con la importancia que tuvo, que fue mucha.
Esto es lo que, en definitiva, los autores destacan a lo largo del texto. A partir de ahora los investigadores que deseen conocer a los protagonistas y sus obras deberán consultar este libro que les será de utilidad para profundizar en algunos aspectos de las costumbres de la civilización islámica y, además, apreciar el nivel de conocimientos que nos legó el mundo musulmán, en el contexto de la medicina de los animales útiles al hombre de la Edad Media.
Recensión realizada por el Dr. Caparrós. Bibliotecario de la RACVE
Pueden acceder a conocer más datos en: https://historiadelaveterinaria.es/
El lector que, por casualidad, se acerque a leer este articulito en clave de humor no debe esperar nada más que eso, arrancarle una sonrisa y sembrarle, de paso, una duda sobre la forma en que utilizamos el lenguaje en el ámbito de las Ciencias Veterinarias.
Principiaré diciendo que el pasado 7 de octubre interveníamos, junto con el profesor Rojo Vázquez, en la sede de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de España (RACVE) para tratar un asunto de constante actualidad. Me refiero a la correcta terminología y pronunciación de los vocablos que utilizamos en nuestra profesión.
No olvidemos que nuestra lengua profesional es el archivo adonde han ido a parar las experiencias, saberes y creencias de una comunidad que sirve a las ciencias veterinarias y a la sociedad desde hace varios siglos, como así lo venimos recogiendo en nuestro «Corpus lexicográfico de la albeitería española1». Pero este archivo de términos profesionales no permanece inerte ni inmutable, sino que está en permanente actividad. Una parte sustancial de nuestro acervo permanece tal cual se creó pero el desarrollo conceptual de sus términos se ha ido llenando de contenido, enriqueciéndose con el paso del tiempo gracias al avance de la ciencia. Esto nos indica que una parte de nuestra actividad es revisionista pues los hablantes (los veterinarios) mudan el valor o la vigencia de las palabras y de las expresiones. El cambio más frecuente se produce porque algunas se hacen obsolescentes, y otras pasan a vía muerta para terminar extinguiéndose. Sin embargo, otras se incorporan al uso habitual, en no pocas ocasiones con connotaciones precisas, y en otros casos no tan precisas pues son préstamos de otras lenguas, generalmente del francés e inglés, como sucedió en el pasado siglo XIX con el término ‘aviario’ que terminó consolidándose en ‘aviar’, o la más reciente ‘zoonótico’ que terminará desplazando al muy correcto y tradicional ‘zoonósico’. Al fin y al cabo no son mas que modas que se introducen, suavemente, en el lenguaje hablado y escrito fruto, a veces, de traducciones no muy correctas.
A este respecto, el lector comprensivo e indulgente, no debe sacar la conclusión que nos oponemos al desarrollo novedoso de nuestros términos; no pretendemos ser un freno al cuerpo idiomático de la lengua viva. Nada más lejos de la realidad. No somos puristas, ni casticistas, ni tribales ni localistas, pero conviene precisar que deseamos evitar a nuestro lenguaje técnico cambios arbitrarios o disgregadores, con el fin de que pueda seguir sirviendo para el entendimiento del mayor número de personas durante el mayor tiempo posible. Estos toques de atención deberían proceder, en primer lugar, del núcleo familiar y más tarde de la escuela y, por último, de la universidad, cuidando amorosamente la lengua escrita literaria y la científica, hablando con propiedad, sin desdeñar la oratoria en todas sus manifestaciones. También nuestras Academias deben ser corresponsables del correcto uso de nuestra lengua, hablando, pronunciando y escribiendo con propiedad, incluso un sector del profesorado debe extremar también su fineza en la correcta pronunciación.
Frente a estas fuerzas que intentan conservar una cierta identidad lingüística, operan los empeños centrífugos, actuantes en sentido contrario. Los primeros, sólo en muy escasa medida, se consideran responsables de la estabilidad del sistema heredado, entendiendo que la lengua en que han nacido les obliga a su conservación. Otros, los que militan en la mediocridad, cuya causa primordial hay que buscarla en su instrucción deficiente durante su paso por los estudios del bachillerato y las aulas de la universidad (a los que hay que unir un sector del profesorado universitario poco cuidadoso con la utilización del lenguaje y de su correcta pronunciación) son muy responsables. El estudiantado (por cierto, ‘estudiantazgo’ no lo recoge el diccionario) tiende a emularlos y a imitarlos. Ellos, junto con algunos líderes de nuestra profesión, son el origen de trasmitir varios errores al alumnado sin que estos (por su inmadurez) puedan tener la capacidad de discernir entre unos y otros. A los universitarios se les hurtan los instrumentos apropiados para corregir a ciertos profesores que militan en el error (quizá para ellos debería decir ‘herror’, y ‘horror’). Muchas veces, los desvíos obedecen al deseo de mostrar con el habla la pertenencia a determinado grupo (juvenil, de clase, político, guay, ‘friki’, etc.). Con mucha frecuencia acontece eso en los profesionales de la comunicación, incluyendo la comunicación veterinaria, que tampoco se escapa a estos deslices hasta el punto de haberse creado una jerga que muchos juzgan imprescindible usar como seña de identidad y que, actuando centrífugamente, acaba influyendo, por imitación, en el uso general de los jóvenes veterinarios ¡y no tan jóvenes! Si un docente dice ‘crocoreo’ (en vez de ‘crotoreo’) para referirse al ruido peculiar que una cigüeña hace con su pico ¿Qué puede hacer el alumno frente a esta deriva? ¿Qué concepto se formará de su profesor?, o profesora, pues ellas tampoco son inmunes.
Hay circunstancias históricas en que las fuerzas disolventes, incultura esencialmente, han sido irresistibles, y han hecho perder su identidad a la lengua afectada, el latín por ejemplo, aunque el griego tampoco se salva. En otras, sometidas a grave riesgo de fractura, se ha producido la supervivencia y la continuidad bastante coherente; tal es el caso del español en todo su ámbito americano, por la victoria de fuerzas consolidadoras por acuerdo de políticos y educadores de primera división, y sobre todo por la acertada política panhispánica de la Real Academia Española que ha actuado como eje cohesionador y aglutinador de nuestro acervo común.
Aunque ya lo hemos adelantado, entre los grupos de hablantes que ejercen un influjo más enérgico en el estado y en el curso de la lengua, destaca, principalmente, el profesorado universitario, los líderes profesionales y el formado por los periodistas. Son muchos más los oyentes que los lectores, si bien suele concederse más autoridad en materia de lenguaje a lo que se ve escrito, de ahí la responsabilidad de los editores al no dar instrucciones precisas y claras sobre las recomendaciones emanadas de los congresos donde se dilucida la nomenclatura científica a usar (por ejemplo: leishmaniosis, término preferible, frente al de ‘leishmaniasis’, tan utilizado por la clase médica y que algunos veterinarios suelen aceptar por error, cuando no por un complejo atávico de inferioridad. No olvidemos que muchos profesionales actúan indistintamente en ambos medios. Es recomendable que los periódicos digitales del ámbito veterinario cuiden la terminología, utilizando la correcta.
Y es que el periodismo del papel, incluyendo, por su importancia, el digital es un fenómeno muy complejo, que no permite decidir entre una u otra opción sin matices. En muchos casos se aprende, ya lo hemos dicho, por imitación y si el modelo a seguir no tiene consolidada su formación no tiene nada de extraño que oigamos lo que oímos de la boca de nuestros representantes (¿quizá también ‘representantas’?) y que leamos lo que leemos en nuestros periódicos y revistas profesionales. Las patadas (en algunos casos coces) al idioma se trasmiten y terminan consolidándose en el habla del día a día, y en nuestros escritos, incluyendo algunas tesis doctorales cuyos directores tienen una importante responsabilidad. Seleccionar ‘árbitros’ (referees, ahí queda eso) con formación apropiada en su especialidad, y en el dominio de la lengua, es muy importante para juzgar los textos científicos.
El asentamiento de ciertos solecismos (referido a algún sector del profesorado universitario, cuando no ponen atención al utilizar la terminología científica y la correcta pronunciación de ciertas palabras) provoca en el alumnado una confusión y desorientación, sobre todo cuando comparan lo dicho por unos y otros profesores.
Basten un par de ejemplos por la frecuencia con que aparecen mal pronunciados algunos vocablos. A modo de dardo ahí van un par de ellos:
El primero es ‘Epizootia’. La palabra epizootia se pronuncia como una palabra llana haciendo recaer el acento en la segunda o: [e.pi.zo.ó.tia]. Nos dice la ortografía que se escribe sin tilde porque es llana terminada en vocal. Es harto frecuente que una parte del profesorado de nuestras facultades trasmita boca-oreja ‘epizootía’ (¡incluso con tilde aparecen ya en algunos textos poco cuidadosos!) y de este modo se perpetua en el tiempo el error entre los profesionales de las ciencias veterinarias. Este error de pronunciación intentó atajarlo en 1913 Eusebio Molina Serrano (1853-1924) indicando, en su revista Gaceta de Medicina Zoológica», la correcta pronunciación. A la luz del resultado obtenido, tuvo poco éxito. Colocar bien el acento prosódico, e incluso la tilde correctamente, en las palabras que la lleven, es importante; si no lo hiciésemos pronunciaremos ‘cónsola’ por ‘consola’; ‘pandemía’ por ‘pandemia’; ‘grágea’ por ‘gragea’; ‘gráfia’ por ‘grafía’; capsula’ por ‘cápsula’, y así innumerables palabras2 como epizootia que la hemos terminado emparentándola con mi tía ‘Epizoo’ a la que cariñosamente la llamamos Epizootía, sin rubor alguno.
El segundo es ‘libido’ Pronúnciese, [libido/li-bí-do] y no ‘líbido’ (que es como la mayoría de los mortales la pronunciamos, sin lograr corregir este defecto). No confundir con lívido.
Durante mi periodo de colegial, en uno de los Colegios Mayores de la Universidad Complutente, solo los estudiantes de las ‘Ciencias Blandas’ la pronunciaban correctamente y nosotros, los de las ‘Ciencias Duras’, creíamos que estábamos en posesión de la verdad. ¡Qué ilusos! Allí aprendí a pronunciar una y otra, y a callar ante el profesor de turno para no herir su ego.
No me resisto a añadir una tercera palabra que, por su errático uso, se terminará asentando en los textos científicos, si no lo remediamos; ya la adelanté hace un momento. Me refiero a ‘zoonósico’ (expresión correcta ortográfica y tradicional) por ‘zoonótico’ (por influencia y préstamo del inglés)4 ¡Si D. Laureano Sáiz Moreno levantase la cabeza!
El étimo de ‘zoonósico’ es ‘zoonosis’, y el de ‘zoonótico’ es ‘zoonotic’; término inglés que utilizado en la literatura científica se tradujo por ‘zoonótico’; verdaderamente se trata de un préstamo de la literatura científica inglesa trasladado al español. Ambos términos convivirán en nuestros escritos, pero mucho me temo que el segundo se afianzará desplazando al muy correcto ‘zoonósico’. No tengamos vergüenza, ni resquemor alguno, en utilizar ‘zoonósico’ por ‘zoonótico’. El primero es el recomendable en nuestra lengua y así debe recogerse en alguno de nuestros periódicos digitales que en su labor amorosa de informar, formar y entretener lograrán corregir estas desviaciones. Bien es cierto que en los adjetivos indica relación con la base derivativa, tomando, a veces, la forma [ tico] como ‘humorístico’ (objeto de nuestro articulito), o sifilítico y por supuesto ‘zoonótico’. Como verán la elección se encuentra al gusto del autor. Considero que ambas palabras son correctas y que convivirán una u otra siendo el paso del tiempo, juez inexorable de la lengua viva, la que pondrá a cada una en su sitio.
En definitiva, podemos hacer lo que nos salga de la glándula pineal, e incluso de la amígdala y del colículo6, pero es conveniente conocer las reglas ortográficas, junto con las de la prosodia y la etimología, para terminar incumpliéndolas a sabiendas pero no por falta de formación, instrucción y educación, que es lo que sucede en la mayoría de los casos.
En otra ocasión lanzaremos el dardo al término ‘bianual’ frente a ‘bienal’. Hay colegas que pretenden que ciertos congresos nacionales anuales tengan carácter ‘bianual’ con el ánimo de elevar el nivel científico de sus trabajos al disponer de mayor tiempo para realizar sus investigaciones.
Recuerden que si tienen dudas (solo en el caso de que sean criaturas imperfectas que duden metódicamente) les recomiendo que consulten el «Español al día» o el «Libro de estilo de la lengua española», o «Cocodrilos en el diccionario», o «Las 500 dudas más frecuentes del español» no solo les divertirá sino que se llevarán numerosas sorpresas gracias a sus dudas. Los que no las tengan seguirán escribiendo y pronunciando mal ‘*Epizootía’ y ‘*Líbido’; y ‘Zoonótico’ en lucha a brazo partido con ‘zoonósico’.
Debido a la situación sanitaria causada por el brote del coronavirus COVID-19 (2019-nCoV) y siguiendo las recomendaciones del Ministerio de Sanidad y de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, la Real Academia de Ciencias Veterinarias de España ha tomado la decisión de suprimir sus sesiones públicas hasta nueva comunicación.
Atentamente
Secretaria Administrativa y de Comunicación
REAL ACADEMIA DE CIENCIAS VETERINARIAS DE ESPAÑA
Instituto de España
C/ Maestro Ripoll, 8
28006 Madrid
Tel.: 91 561 17 99 – 639 293 431
E-mail: racve@racve.es
El pasado lunes, día 17 de febrero de 2020, el Dr. D. Francisco Gil Cano fue nombrado Académico de Número Electo, tras la preceptiva votación efectuada en la Junta Plenaria Extraordinaria celebrada en la sede de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de España.
El Dr. Gil Cano concurría a ocupar una plaza vacante en la Sección 5ª Historia de la Veterinaria.
Antes de iniciarse la votación, y con las formalidades prescritas en el actual Estatuto y Normas de Régimen Interior, el Excmo. Sr. Dr. D. Miguel Ángel Vives Vallés, Académico de Número, presentó brevemente el currículum vítae y, en nombre de los componentes de la Sección 5ª, solicitó, desde el ambón, el voto para el concurrente.
Tras el escrutinio el señor Secretario general comunicó al Sr. Presidente de la RACVE el número de votos obtenidos. El Sr. Presidente comprobó que reunía el número suficiente de votos que prescriben las Normas de Régimen Interior y puesto en pie declaró al concurrente “Académico de Número Electo” de la Sección 5ª Historia de la Veterinaria. Los académicos presentes aplaudieron la elección.
El Dr. D. Francisco Gil Cano dispondrá de 18 meses, desde que se le comunique oficialmente, para leer el preceptivo discurso de ingreso ante el Cuerpo Académico.
La Real Academia de Ciencias Veterinarias de España permanecerá cerrada por vacaciones de navidad desde el día 23 de diciembre de 2019 hasta el día 6 de enero de 2020, ambos inclusive.